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Desde Apple y Google a Samsung y Amazon: cuáles fueron los mayores fracasos tecnológicos de los últimos 10 años

Desde el caso de la antena del iPhone 4, las baterías incendiarias del Note 7 pasando por el cierre de Google Plus o la debacle del primer móvil de Amazon
15/01/2020 - 07:49hs
Desde Apple y Google a Samsung y Amazon: cuáles fueron los mayores fracasos tecnológicos de los últimos 10 años

Desde el caso de la antena del iPhone 4, las baterías incendiarias del Note 7 de Samsung, pasando por el cierre de Google Plus o las pésimas ventas del primer móvil de Amazon, estos fueron los mayores fracasos de los últimos diez años.

Crisis de la antena del iPhone 4

El año 2010 fue duro para Apple. Presentó su flamante iPhone 4, uno de los más vendidos de su historia, sufrió un problema técnico que se bautizó como "antennagate". El diseño de la antena alrededor del dispositivo ocasionaba problemas de recepción y, además, un error en el cálculo no informaba al usuario correctamente de si tiene o no cobertura. Un escándalo sin precedentes. Al año siguiente, con el iPhone 4S en el mercado, también se registraron algunos fallos que afectaban a la duración de la batería.

Cierre de Megaupload

La piratería era una lacra. En los últimos diez años se vio el cierre de decenas de páginas web de intercambio de archivos y "torrents" al tiempo que la oferta de contenidos digitales irrumpía con Netflix al frente de esta guerra por el control de la atención.

Fundado en 2005, la gran plataforma de alojamiento de archivos arrancaba. Como hiciera Napster unos años antes, este servicio creado por el empresario informático alemán Kim Dotcom fue desmantelado en 2012 por el FBI en una macrooperación policial alegando una supuesta infracción de derechos de autor.

Los vehículos autónomos no estaban preparados

Empresas como Tesla o Google -a través de su filial Waymo- han invertido en los últimos años una gran cantidad de dinero en experimentar y avanzar en el coche autónomo. Una tecnología todavía en pañales a la que le falta todavía mucho camino por recorrer para lograr esa autonomía total.

Aún así, en los últimos diez años se han logrado superar muchos obstáculos, implicar a otras empresas del sector de la automoción y asentar el concepto de coche conectado como parte del futuro de la industria.

Pese a todo, en este tiempo se han registrado pocos accidentes - en torno a una docena- pero que han demostrado que aún las máquinas no son perfectas para superar al ser humano en la conducción.

La mala recepción del Fire Phone, de Amazon

El gigante estadounidense del comercio electrónico está presente en infinidad de negocios y ha explorado las oportunidades en diferentes campos tecnológicos como la aviación, la inteligencia artificial o la robotización.

Desde la cabeza de su fundador, Jeff Bezos, surgen grandes ideas, pero su desembarco en el negocio de la telefonía móvil fracasó estrepitosamente. Ha sido durante años líder de ventas en lectores electrónicos y su apuesta era complicada.

Su primer teléfono móvil, el Fire Phone, tuvo una fría recepción en el mercado. Uno de los aspectos más destacable era su pantalla, que daba la ilusión de ver imágenes en 3D. También tenía funciones que integran servicios de Amazon. Pero el teléfono ha sido una carga para la empresa. No logró establecer bien el precio del dispositivo, lo cual podría haber sido una de las causas.

La muerte de la televisión en 3D

Fue la crónica de una muerte anunciada. Algo esperado en el mercado porque se volvió a demostrar que sin servicios ni contenidos una tecnología de entretenimiento está condenada a morir.

Con la llegada en 2009 de la película Avatar, parecía existir un deseo entre los consumidores de vivir esa misma experiencia tridimensional en sus hogares. Los fabricantes, con Samsung y LG en cabeza, no duraron ni un segundo en adaptar sus modelos a esta tecnología que requiere de un accesorio adicional -unas gafas especiales- para vivir la sensación de inmersión.

Muchas marcas lo implementaron, pero con el tiempo se demostró que no había un interés real. La falta de contenido jugó, además, una mala pasada en su fracaso. Sirvió en su momento como argumento para "vender" televisores. Hoy en día esta tecnología o está desaparecida o se ofrece de manera nativa en los nuevos modelos.

Robo a Celebgate, Ashley Madison y Yahoo

Ha sido la década de los grandes hitos de la ciberdelincuencia, un negocio que en la actualidad mueve más dinero que el narcotráfico a nivel mundial. La seguridad informática es uno de los más importantes desafíos de las empresas e instituciones públicas.

Cualquiera está expuesto a un robo de datos. En este tiempo se han dado varios episodios sangrantes que han puesto de manifiesto la relevancia de poner en marcha medidas de contención.

En 2014 se produjo uno de esos escándalos que desnudan a cualquiera. En un caso bautizado como Celebgate, piratas informáticos accedieron a miles de imágenes íntimas y sexuales de actrices, entre ellas Jennifer Lawrence. Aquel robo de fotos a las estrellas pone de relieve la facilidad con que se pueden acceder a los contenidos del móvil.

Un año después llegó el robo a Ashley Madison, una página web de citas. Se filtró información personal de más de 30 millones de personas que, supuestamente, estaban siendo infieles a sus parejas. En otro gran robo, Yahoo reconoció la mayor brecha de seguridad de la historia, que afectó a la inmensa mayoría de cuentas de correo electrónico.

Escándalo de las baterías del Note 7

Iba a ser la gran apuesta para 2017 de Samsung. El teléfono más potente. Pero tuvo un mal debut. A los pocos días de ponerse a la venta este «phablet» varios usuarios denunciaron que habían sufrido igniciones de sus baterías. Fue el caso de las baterías incendiarias del Note 7.

La crisis obligó a retirar el producto y a eliminar la siguiente nomenclatura. Se retiró del mercado por riesgos a la seguridad, empresas de aviación prohibieron su uso en vuelos y costó cuantiosas pérdidas de dinero al gigante surcoreano. Tardaron todavía muchos meses hasta conocer los verdaderos motivos derivados de este problema. Una serie de factores como el diseño de sus baterías fue la razón.

Las imborrables Google Glass

Durante 2013 y 2014 se habló de que las Google Glass, las lentes de realidad aumentada del gigante estadounidense, era el futuro de la tecnología. Iban a cambiarlo todo, desde la industria al consumo. Todos querían hacerse una foto con ellas. Fueron demasiado caras para que un usuario medio pudiera permitírselo y la falta de contenido interesante se convirtió en un gran obstáculo en una adopción masiva.

Hubo un gran debate sobre si invadía la privacidad de las personas. El gigante de Internet, que acumula algunos fracasos en su historial, tuvo que cancelar el proyecto, aunque lo ha recuperado en los últimos tiempos bajo un enfoque más profesional.

Los problemas del "hoverboard"

En 2017 estos patines se convirtieron en el regalo estrella entre los más jóvenes. Unos dispositivos de transporte con dos ruedas que requiere una cierta práctica para su correcto manejo.

Era sorprendente cómo funcionaba porque todos sus propietarios parecían ser el nuevo Marty McFly de "Regreso al futuro", la película de Robert Zemeckis y producida por Steven Spielberg que ha dejado tantos momentos en la retina. El problema vino porque se detectaron casos de incendios de sus baterías. Es cierto que eran situaciones puntuales pero que dejan entrever los problemas técnicos.

Proyecto Ara, el teléfono modular

La telefonía móvil inteligente vive, en estos momentos, una situación extraña. Hay cada vez más marcas que producen terminales sensacionales, se ha democratizado su uso a nivel mundial y se han experimentado con innovaciones como las cámaras dobles (o triples en muchos casos) o los diseños sin apenas bordes.

Estas ideas han llevado, sin embargo, a un escenario: la inmensa mayoría de modelos se parecen mucho entre sí. Pero hubo otros intentos para aportar la filosofía de una computadora de sobremesa a estos dispositivos.

El objetivo de Proyect Ara, de Google, era crear «smartphones» modulares, cuyas piezas y componentes pudieran personalizarse y cambiarse entre sí para satisfacer las necesidades de cada usuario. Su resultado no cautivó a los consumidores.

Mal inicio de Apple Maps

El intento de competir con Google Maps tuvo un comienzo problemático. El servicio cartográfico de Apple, que desembarcó en 2012, debutó con fallos técnicos de calado, que provocó que muchos usuarios criticaran a esta herramienta cuyas actualizaciones han ayudado a mejorar considerablemente su rendimiento.

El resultado demostró que el lanzamiento fue algo precipitado. La aplicación contenía de errores importantes como cuando algunos usuarios se encontraban que la Sagrada Familia de Barcelona se situaba en Ibiza o que Berlín era un lugar en medio de la Antártida. Por si fuera poco, carecía de algunas de las prestaciones anunciadas por Apple y carecía de otras que han hecho de Google Maps una herramienta robusta.

La fallida red social Google Plus

Pese a ser el líder en muchos sectores, a Google se le ha resistido hasta la fecha un negocio, el de las plataformas sociales, que en la actualidad todavía domina Facebook. El gigante de internet lo intentó durante años con Google Plus, que ni siquiera creando perfiles a todo usuario con cuenta de Gmail le valió para consolidarse. Fue un páramo con escasa presencia. Algunas funciones, sin embargo, fueron interesantes, como la idea de los círculos, pero el caso es apenas hubo actividad.

La crisis de Cambridge Analytica-Facebook

Facebook, la gran red social de los últimos tiempos, tampoco se ha librado de escándalos. Desde que saltó el caso de Cambridge Analytica en 2016, la firma fundada por Mark Zuckerberg ha venido capeando como puede la falta de confianza.

Los anuncios falsos, la manipulación de sus servicios, el robo de datos y la caída en picado de su actividad le han llevado a una situación particular porque los usuarios más jóvenes no encuentran razones para abrirse en un perfil. Estos casos fueron el detonante de un mayor interés por los datos personales en los servicios digitales más conocidos, que ha sido una constante cada vez más habitual.

Las roturas del Galaxy Fold

Sin llegar a los extremos del Note 7, a Samsung le salió rana este 2019 su primer teléfono plegable, el Galaxy Fold. Iba a cambiarlo todo, desde la manera en la que se accede a estos terminales hasta la producción de los mismos. Pero no. Su lanzamiento tuvo que retrasarse varios meses tras detectarse varias unidades de prueba con fallos técnicos.

La firma surcoreana supo resolverlos para poder ponerlo a la venta en octubre por el mismo precio estipulado, unos 2.000 euros que saben a lujo para la inmensa mayoría de consumidores. La recepción tampoco es que haya sido para tirar cohetes puesto que ha colocado unas 500.000 unidades en todo el mundo. Este 2020 se va a volver a intentar, aunque con la mirada puesta en su diseño.

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