Netflix siembra el miedo entre los gigantes de Hollywood
Tras el triunfo de la Roma de Alfonso Cuarón en los Oscars, el director y gobernador de la Academia de Cine estadounidense por la sección de realizadores, Steven Spielberg, quiere endurecer las condiciones bajo las cuales las películas producidas por una plataforma de televisión pueden optar a ganar una o más estatuillas.
La mayoría de cineastas y actores a los que se pregunta coinciden en que las dos partes están condenadas a entenderse, que eso es el signo de la historia. Pero por el momento, es la guerra.
Los temores de las multinacionales que viven del cine en sala parecen comprensibles si se tiene en cuenta la previsión de Netflix de invertir 15.000 millones de dólares y de estrenar 90 películas de producción propia a lo largo de todo el año 2019.
Para hacerse una idea de lo que esto significa baste decir que la Disney –el gigante que tras haberse hecho con la Marvel, Lucasfilm y Pixar se dispone a firmar la adquisición de la Twentieth Century Fox– lanzará este año tan sólo 10 películas. Y Warner, el estudio que más títulos proyectará en la gran pantalla este año, prevé sacar al mercado 23 filmes.
De las 90 cintas de Netflix para este año, unas 20 son largometrajes con presupuestos de entre 20 y 200 millones de dólares; otras 35, películas de género de hasta 20 millones de dólares, y las 35 restantes se reparten entre animación y documentales.
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Martin Scorsese, Steven Soderbergh, Noah Baumbach o Guillermo del Toro son algunos de los directores de esos proyectos. Y Sandra Bullock, Dwayne Johnson, Ryan Reynolds, Meryl Streep o Ben Affleck, algunas de sus estrellas.
Tanto Disney como Warner se disponen a lanzar sus propias plataformas de cine y series en streaming. La primera aterrizará en ese territorio con una inversión próxima a los 500 millones de euros, según estimaciones no oficiales que la multinacional no confirma pero tampoco niega.
El crecimiento espectacular de la reina de las plataformas de televisión y las reacciones a la defensiva por parte de las empresas tradicionales y de algunos realizadores no significa que estemos ante una derrota del cine en sala ni de un paseo militar por parte de Netflix.
Así lo indican los datos más bien mixtos de la evolución financiera de la plataforma. Porque, aunque sus ingresos aumentaron el año pasado un 35% respecto a los del 2017, hasta llegar a 15.800 millones de dólares, la deuda pasó en el mismo periodo de 6.500 a 10.400 millones de dólares.
Y la reducción en el margen de beneficios llevó a los propietarios a anunciar en enero un incremento de hasta el 18% en las cuotas de abono que pagan sus más de 58,4 millones de clientes en Estados Unidos, que suman el 42% de los 139,2 millones de abonados en todo el mundo.