INTELIGENCIA ARTIFICIAL

El presidente de Microsoft pide regular el reconocimiento facial

“Por primera vez –observó–, el mundo está en el umbral de la tecnología que le daría a un gobierno la capacidad de seguir a cualquiera en cualquier lugar"
TECNOLOGÍA - 12 de Noviembre, 2018

El presidente de Microsoft, Brad Smith, lanzó advertencias sobre las consecuencias de la falta de regulación de las tecnologías de reconocimiento facial y reclamó soluciones “antes de que nos despertemos y descubramos que el año 2024 se parece al libro 1984”.

La intervención del alto directivo en la conferencia Web Summit, en Lisboa contra la falta de control de estos sistemas de identificación, coincidió con una defensa en el blog de la compañía de la venta de tecnología, no relacionada con estos usos, a las fuerzas armadas de Estados Unidos, una decisión que rechazan una parte de los empleados de la multinacional de software.

Smith no se refería a los sistemas de reconocimiento facial que utilizan los teléfonos –en los que la información se gestiona siempre dentro de un chip seguro dentro del propio dispositivo, sin comunicación con el exterior–, sino a la identificación que se puede hacer mediante cámaras en todas partes.

“Por primera vez –observó–, el mundo está en el umbral de la tecnología que le daría a un gobierno la capacidad de seguir a cualquiera en cualquier lugar, y a todos en cualquier lugar. Podría saber exactamente dónde vas, dónde has estado y dónde estuviste ayer también. Y esto tiene profundas ramificaciones potenciales, incluso para las libertades civiles fundamentales de las que dependen las sociedades democráticas”.

Smith, cuya compañía también dispone de sus propios sistemas de reconocimiento facial, reclama que “averigüemos qué tipo de mundo queremos crear, y cuáles son las salvaguardias y cuáles son las limitaciones tanto de las empresas como de los gobiernos para el uso de esta tecnología”.

Smith defiende, sin embargo, la venta de otras tecnologías a las fuerzas armadas de EE.UU. Su discurso alude a un futuro inquietante en el que todos estemos controlados por alguien de forma permanente: “Imagínense un gobierno rastreando por todas partes dónde caminó usted durante el último mes, sin su permiso o conocimiento. Imagínense una base de datos de todos los que asistieron a un mitin político, que constituye la esencia misma de la libertad de expresión. Imagine las tiendas de un centro comercial que utilicen el reconocimiento facial para compartir información entre sí sobre cada estante que visita y el producto que compra, sin preguntarle primero”.

El directivo de Microsoft señaló que “esto ha sido durante mucho tiempo materia de ciencia ficción y de películas populares –como Minority Report, Enemigo público e incluso 1984– pero ahora está a punto de hacerse posible”. Por ello, propuso regular de forma legal qué situaciones pueden ser susceptibles de aplicar el reconocimiento facial y determinar en cuáles no. 

Microsoft ha estado envuelta en una polémica en las últimas semanas por su relación con las fuerzas armadas de Estados Unidos, a la que vende tecnología. A principios de año, cientos de trabajadores de Microsoft firmaron una petición contra un contrato de la compañía con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos del que Microsoft apuntó inicialmente que incluía algún software de inteligencia artificial.

“Queremos que la gente de este país, y especialmente la gente que sirve a este país, sepa que en Microsoft les respaldamos. Tendrán acceso a la mejor tecnología que creemos”, indicó Smith. “Al mismo tiempo –admitió–, apreciamos que la tecnología esté creando nuevas cuestiones éticas y de política que el país necesita abordar de una manera reflexiva y sabia. Por eso es importante que nos comprometamos como empresa en el diálogo público sobre estos temas”.

Smith reconoció que no todos los empleados de Microsoft comparten los puntos de vista de la empresa, y consideró que eso es correcto. Aseguró también que la compañía de Redmond respeta “el hecho de que algunos empleados trabajen o puedan ser ciudadanos de otros países y no quieran trabajar en ciertos proyectos”.

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