Los usuarios cambian de iPhone cada tres años

Apple presentó esta semana los últimos modelos de la MacBook Air y la iPad Pro. Pero poco se habló del iPhone, que fue el protagonista de la presentación que hizo la compañía tecnológica en septiembre.

Parece ser que ha dejado de importar si el último modelo de teléfono móvil, tableta o computadora portátil es mejor que el presentado hace un año o, incluso, hace tres meses. Así lo muestra un nuevo estudio, que asegura que cada vez los usuarios mantienen más tiempo sus dispositivos y son más indecisos a la hora de comprar uno nuevo.

La investigación, realizada por Hyla Mobile –una empresa de intercambio de móviles– y publicada por el diario estadounidense The Wall Street Journal, destaca que la edad media del iPhone se sitúa en los 2,92 años. Una cifra que el año pasado estaba en los 2,59 y que en 2016 bajó hasta los 2,38.

Parte de este fenómeno se debe, según Biju Nair, director ejecutivo de la compañía encargada del estudio, a que los operadores de planes de telefonía han pasado de un modelo de pago subsidiado para teléfonos nuevos a planes de pago, ya que los teléfonos inteligentes han ido aumentando su precio a lo largo de los años.

Actualmente, el usuario, aparte de la factura telefónica, suele pagar cada mes cuota para asumir el precio del dispositivo hasta el punto de que puede estar años costeando el teléfono. 

Una vez finalizado el pago, es normal que no haya un gran incentivo para renunciar a esa inversión. Especialmente, cuando los modelos más nuevos no tienen grandes novedades en cuanto a las cualidades o al rendimiento.

A este hecho se le suman la crecida de las reparaciones de teléfonos móviles. Hay muchos usuarios que cuando se rompe una pieza del dispositivo, como podría ser la pantalla, optan por cambiarla y mantener el viejo dispositivo en vez de comprar uno nuevo.

La forma en que se ven las tecnologías también ha cambiado en los últimos años. Antes, por ejemplo, se podía detectar el último modelo de iPhone con sólo un vistazo, pero a medida que todos los teléfonos se vuelven más homogéneos por dentro y por fuera, la diferencia es menos notable.

Además, las compañías que fabrican teléfonos tienen la costumbre de introducir, en nombre de la “innovación”, características que nadie ha pedido y que, generalmente, no suelen gustar a los usuarios.

Apple, por ejemplo, ha forzado un cambio a los auriculares inalámbricos eliminando el conector estándar de auriculares de 3.5 mm en todos sus nuevos teléfonos. Solo para sacar un producto como los AirPods y así obtener más beneficios.