Se trataría de un dispositivo que a través de ultrasonidos y emisiones de radio sería capaz de identificar el lugar exacto de las manos de los empleados
TECNOLOGÍA - 05 de Febrero, 2018

Según el diario digital Geek Wire, Amazon consiguió la autorización de dos patentes para desarrollar una pulsera inalámbrica para monitorizar los movimientos de sus trabajadores en los almacenes logísticos de la compañía.

Se trataría de un dispositivo que a través de ultrasonidos y emisiones de radio sería capaz de identificar el lugar exacto de las manos de los trabajadores dentro de las inmensas estanterías que contienen todos esos productos que los consumidores no dejan de demandar.

El objetivo para el que está concebido este artilugio es, según la información publicada, facilitar a los empleados la localización de los productos de cada pedido.

“Simplificar las tareas que consumen mucho tiempo, como responder a los pedidos y empaquetarlos para una entrega rápida. Con la guía de una pulsera, los trabajadores podrían completar los pedidos más rápido”, informó el diario The New York Times.

La explicación se asemeja mucho al concepto Amazon Go, la tecnología sobre la que pivota su tienda recién inaugurada en Seattle, en la que los clientes acceden a través de un código en su "smartphone" y esa identificación ayuda a monitorizar automáticamente en función de su ubicación todos los artículos que adquieren.

Pero lo que puede ser una idea estupenda para un cliente, puede que no lo sea tanto para los empleados. Al menos así lo probó el New York Times, que tras conocer la noticia consultó a empleados y ex empleados de la compañía sobre sus impresiones.

Según el periódico neoyorquino, los empleados de almacén de Carteret, situado en Nueva Jersey, son conscientes de que cualquier avance tecnológico que desarrolla Amazon no sale a la luz sin que antes haya sido probado por sus empleados.

Sin despreciar el posible beneficio que esta herramienta pueda aportar a la eficiencia de su actividad, los empleados consultados por el New York Times temen que sirva para agudizar la extrema presión que la compañía ejerce sobre sus empleados.

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