Las criptomonedas que parecen broma pero mueven mucho dinero
¿Por qué un inversor compraría algo sin valor alguno? Si además este producto se anuncia a sí mismo como poseedor y generador de un valor cero, la cosa se complica.
O, al contrario, la respuesta parece aún más sencilla: especulación. La aparición de criptomonedas de broma, lanzadas como una burla contra el fenómeno económico global y que, a pesar de esto, están generando cuantiosos beneficios fye tomado por algunos analistas como inequívoca señal de que la criptoburbuja es un hecho y que sólo queda esperar a su estallido, señala El Economista de España.
El penúltimo caso llamó la atención a publicaciones como Forbes, y se atreve a batir el complicado cóctel de economía y religión. Jesus coin (la moneda de Jesús) fue lanzada para "descentralizar a Jesús en el sistema blockchain", y se anuncia como la "divisa del Hijo de Dios", con las exclusivas ventajas de tener "acceso global ilimitado a él, y más seguro y rápido que nunca".
Comprando jesus coin, el inversor cristiano se asegura el perdón de sus pecados, transferencias mucho más rápidas y seguras entre peregrinos, la salvación del infierno y una "guía espiritual para incrementar el valor de sus otras criptomonedas".
Un detalle más para rematar el chiste: el CEO de la compañía es Jesucristo; el tesorero, Judas Iscariote; y el director de relaciones públicas, San Pedro.
Creada con una evidente vocación paródica que no ofrece duda alguna en su web, jesus coin, sin embargo, despertó el interés entre aquellos dispuestos a invertir en criptomoneda.
Su comercialización en el mercado comenzó a finales de año, como una acción más, y su valor se establece en relación al ethereum, del que toma su tecnología blockchain. Según Forbes, un ethereum (ETH) equivale a 12 jesus coin (JC). El límite de esta criptomoneda se ha fijado en 13 millones de JC.
Hasta el momento, una de las mayores transacciones registradas en relación a jesus coin establece la compra de la divisa paródica por valor de 18,8 ETH, coincidiendo con la etapa de capitalización, el pasado septiembre. En aquella fecha, supuso una operación de 5.640 dólares, según publica una analista de The Daily Beast.
A día de hoy, con el ETH a 1.265 dólares, eso habría supuesto un movimiento de 23.782 dólares. Es decir, los existen inversores -y no pocos- dispuestos a apostar por la moneda que te salvará del infierno.
Un representante de Jesus Coin lo explicaba a El Economista de España: "La gente compra jesus coin porque entiende que el único factor que determina el valor de una criptomoneda es la especulación y la fe; y ¿qué mejor objeto de fe que Jesús?".
Jesus coin, sin embargo, no es el único caso de una broma que muchos decidieron dar por buena y bendecir con billetes de verdad. Teniendo en cuenta que en la actualidad existen más de un millar de criptomonedas en el mercado -algunas listas recogen hasta 1.400; y subiendo cada día-, el campo se presenta fértil y prolífico en esperpentos.
Allá por 2013, cuando algunos empezábamos a enterarnos de qué era un bitcoin, el consultor y experto en marketing Jackson Palmer creó dogecoin junto al programador Billy Markus, una moneda digital que pretendía burlarse del bitcoin y la incipiente criptofiebre. Su logo utilizaba un famoso meme de un perro y nunca fue concebida como nada serio.
De pronto, a los 15 días de su lanzamiento a un precio de 0,00026 dólares, su valor se multiplicó por 300. A día de hoy, un DOGE se cambia por 0,0129 dólares y ha financiado obra social en países como Kenia tomando el modelo del crowdfunding.
Su creador, que sigue apostando por fomentar el lado divertido del fenómeno de la criptomoneda, asegura que dogecoin no tiene nada que ver con bitcoin en cuanto a objetivos ni desarrollo, pero sí comparten la esencia: "dar importancia a las cosas absurdas".
Otra cosa que comparten es que generan beneficios, por supuesto. Y asegura que los ridículos precios de estas monedas digitales son ya síntoma de que la burbuja existe y de que acabará estallando con mayores dimensiones que en el caso de las puntocom.
Finalizando, aparece otra criptomoneda que se anuncia a sí misma como carente de cualquier valor. Ante ustedes, el useless ethereum token (UET), que se publicita en su web como "la primera criptomoneda 100% honesta en el mundo".
Desde luego, sus creadores no pueden ser más claros: "La UET no ofrece ningún valor a los inversores, por lo que no existe ninguna expectativa de beneficios".
Y desarrollan la idea: cero ganancias significa pocos inversores, pocas transacciones y baja ralentización de la red Ethereum. "Garantizamos que el valor de la useless ethereum token no se reducirá durante o después de su lanzamiento al mercado, porque no valen nada desde el inicio". También ofrecen un clarísimo consejo desde el encabezamiento de la web: "En serio, no compres estos tokens".
Sin embargo, la venta de esta criptomoneda superaba la semana pasada los 251.500 dólares, y el pasado mes de julio, quedó registrada la compra de UET por cinco Ethereum que entonces equivalían a 1.325 dólares. Es decir, alguien pagó 1.325 dólares por algo que no vale absolutamente nada.
Una analista de Forbes describe dos factores para reconocer una burbuja a punto de estallar: la locura por parte de los inversores con respecto a una acción o valor concreto, incluso cuando no les importaba un año antes; y el momento en el que estos inversores empiezan a hacer locuras con aquella acción.
La locura por las criptomonedas quedó certificada en los últimos años -cada día surgen nuevas opciones en el mercado-. Y no parece descabellado que pagar 1.325 dólares por algo sin valor pueda incluirse en la categoría de "hacer locuras con una acción concreta".
La única duda que queda por despejar es si se cumplirán los peores pronósticos en un mercado de pseudodivisas que reinventó las reglas. El estallido de la burbuja sólo demostraría que las reglas, en realidad, no eran lo revolucionarias que parecían.