Nuevo dolor de cabeza para Barañao: científicos y universidades arman un frente contra el ajuste
Nuevas agrupaciones de científicos y universitarios argentinos surgen desde hace dos años a lo largo y ancho del país. Varias nacieron en medio de la campaña electoral de la segunda vuelta presidencial en noviembre de 2015, cuando sintieron la necesidad de advertir sobre los ajustes que se venían si ganaba Mauricio Macri.
Otras comenzaron a organizarse a fines del año 2016, tras el recorte de casi un tercio del presupuesto para el área y la negativa del ingreso al Conicet para unos 500 investigadores que habían sido doblemente recomendados.
En el año 2017, la situación no mejoró. El conflicto con los ingresantes no se resolvió y el presupuesto 2018 volvió a sufrir un recorte, pese a que en la reciente entrega de los Premios Houssay, Macri afirmó: “Prácticamente duplicamos el presupuesto para el Ministerio de Ciencia”.
Este movimiento plural y sin precedentes en la historia de la ciencia argentina apuesta por convertirse en una fuerza más potente.
A mediados de diciembre, la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) albergó el II Encuentro Nacional de Ciencia y Universidad, que convocó a unos 600 científicos y científicas para discutir los desafíos que presenta la reducción del presupuesto para el área y las políticas de ajuste en general.
También fue el contexto que eligieron para lanzar de manera oficial la conformación del Frente Federal de Ciencia y Universidad, un espacio que articula a diversas agrupaciones del sector (16, hasta el momento) y busca consolidar este movimiento.
“El trabajo que realiza el Frente Federal se desarrolla en diversos aspectos. Venimos trabajando juntos hace casi dos años. Nos hemos encontrado en las calles y también tenemos un trabajo aceitado de articulación parlamentaria, con el que hemos impulsado proyectos como los del aumento del presupuesto para ciencia al 1,5% (para 2025) y 3% (para 2030) del PBI”, dijo a la agencia universitaria TSS la doctora en Ciencias Sociales Inés Nercesian, integrante de Científicos y Universitarios Autoconvocados (CyUA) de Buenos Aires, quienes impulsaron la realización del encuentro.
“De los talleres realizados surgieron proyectos propositivos para seguir trabajando hacia el futuro”, explicó Nercesian, quien adelantó que están preparando actividades en el marco del centenario de la Reforma Universitaria.
El doctor en Antropología Guido Galafassi, investigador del Conicet en la UNQ y miembro de CyUA Quilmes, dijo que buscan fortalecer los movimientos incipientes e invitarlos a formar parte de la iniciativa.
“La idea es reunir a los trabajadores del sector para enfrentar las medidas de ajuste, pero también reflexionar sobre los problemas que vienen desde hace mucho tiempo. Por ejemplo, discutir ‘ciencia para qué’, hacia qué necesidades de la sociedad queremos orientar la producción del conocimiento. No es lo mismo la necesidad de un pool sojero que la de un productor marginal. Son debates pendientes, aunque la urgencia hoy pasa por superar la crisis que atraviesa el sector”, señaló.
Un punto de inflexiónPara el científico, un punto de inflexión en la consolidación del movimiento científico se dio a fines del año pasado, con la restricción a los ingresos de la carrera de investigador y el achicamiento del presupuesto.
“A eso se le sumó que, como en todo el campo laboral, nuestras paritarias vienen perdiendo frente a la inflación y los subsidios que nos otorgan no alcanzan para comprar lo mismo que antes”, agregó.
La doctora en Ciencias Químicas Alejandra Pacchioni, investigadora del Conicet en la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y miembro de CyUA Rosario, coincide en el punto de inflexión señalado por su colega.
“Nos obligó a pensar con más fuerza cómo íbamos a manejar esas situaciones que nos afectaban a todos pero cuya toma de decisiones se terminaba dando en principalmente en Buenos Aires”, destacó.
Otro aspecto que los integrantes del Frente destacan es que debe basarse en la idea compartida del rol de la ciencia y la universidad para un desarrollo soberano e inclusivo, respetando las diferencias ideológicas y atendiendo a las necesidades particulares de cada región.
El doctor en Ciencias Biológicas Juan Emilio Sala, investigador del Centro Nacional Patagónico (Cenpat) y miembro de Trabajadores Autoconvocadxs Cenpat, dijo que “se logró un consenso en mantener autonomía de lo partidario y lo sindical porque el reclamo tiene que ver con que las políticas de ajuste evidencian que este modelo de país considera que no somos necesarios. Eso hay que salir a frenarlo”.
El caso del ConicetEl doctor en Ciencias Sociales Guido Giorgi, miembro de la Red Federal de Afectadxs, señaló sobre el conflicto desatado tras negársele el ingreso al Conicet a casi 500 investigadores doblemente recomendados.
En diciembre de 2016, después de la primera toma del MINCYT, los investigadores habían conseguido la firma de un acta-acuerdo con la creación de una Comisión Mixta de Seguimiento para solucionar el conflicto.
Sin embargo, los científicos denunciaron en reiteradas oportunidades la falta de cumplimiento del acuerdo, con reuniones realizadas de manera unilateral entre autoridades del MINCYT, el Conicet y el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que derivaron en un programa de relocalización de los científicos en universidades nacionales, con cargos docentes a concursar en dos años.
Los problemas de esta “solución” son varios. Entre ellos: no tienen la estabilidad que les otorgaría el ingreso a planta del Conicet (ni siquiera se garantiza el presupuesto para los dos años prometidos), hay casos de pérdida salarial de hasta el 30% (especialmente para aquellos que no tienen antigüedad) y puede que tengan que dedicar menos horas a la investigación (a la vez que las líneas quedan supeditadas a las necesidades de cada universidad).
En este segundo encuentro nacional se habló poco del titular del MINCYT, Lino Barañao, y de Alejandro Ceccatto, presidente del Conicet. “De ellos ya no esperamos nada”, dijo Sala. Y agregó: “Si queremos dar vuelta esta página para siempre, no alcanza con discutir si están recortando el presupuesto o cuántos ingresos hay. La única manera de dar una lucha de mediano y largo plazo es organizándonos en la diversidad. Estamos dando un ejemplo de construcción política. Hubo un tiempo de maduración en el cual se entendió que para hacer ciencia también hay que politizarse y defenderla”.