La autonomía de la batería del celular no es un problema si se dispone de carga rápida, una técnica que consiste en recargarla lo más veloz posible.
Para que esto suceda, el teléfono móvil debe ser capaz de soportar esta tecnología, y que el cargador también sea compatible. Utilizar un cargador de carga rápida no afecta la vida útil de las baterías.
Si ambos requisitos se cumplen, la tensión se elevará por encima de los 5 voltios, la tensión estándar, por lo que se cargará más rápido.
Desde el cargador sale una tensión estándar de 5V. Cuando se conecta el teléfono móvil mediante el cable USB, el circuito de carga comprueba si tanto el celular como el cargador son compatibles con la carga rápida.
Luego el celular pide al cargador que proporcione una tensión mayor, la cual variará hasta obtener el punto óptimo de eficiencia energética.
Los cargadores estándar del mercado alcanzan los 5V, y en los sistema de carga rápida la tensión puede llegar hasta los 12V.
En el mercado hay distintos protocolos de carga rápida, por lo que es necesario que el cargador y el celular utilicen el mismo estándar.
El protocolo Quick Charge 3.0, adapta la tensión en un rango de entre 5V y 12V. El protocolo Quick Charge 2.0, ofrece otros niveles de tensión como los 5V, 9V o 12V.