Un encuentro paralelo al MWC de Barcelona explicó los impactos sociales y medioambientales de la producción de teléfonos inteligentes
TECNOLOGÍA - 25 de Febrero, 2016

La ONG Setem Catalunya organizó el Mobile Social Congress como alternativa al Mobile World Congress que se celebra esta semana en Barcelona, con el objetivo de mostrar “las caras controvertidas de la industria de teléfonos móviles”.

El encuentro ofreció distintas charlas para explicar los impactos sociales y medioambientales de la producción de teléfonos inteligentes y dispositivos tecnológicos en los países en vías de desarrollo, donde las grandes marcas se aprovechan de una legislación menos restrictiva para obtener mayores beneficios.

Los coloquios informaron sobre cómo estos impactos se producen desde el primer eslabón de la cadena de producción: la extracción de los materiales componentes de los móviles, como el cobalto, que en muchos casos realizan niños, según denunció Amnistía Internacional a partir de un informe publicado por la propia organización la semana pasada.

Amnistía Internacional explicó que para la investigación fueron entrevistados mineros artesanales de la República Democrática del Congo, quienes manifestaron que “la exposición al polvo les causa graves problemas de respiración” pero, pese a ello, el gobierno no les ofrece ninguna protección y, además, estos trabajadores “reciben un sueldo de entre uno y dos euros al día”.

Además, la Red de Entidades para la República Democrática del Congo alertó sobre la relación existente entre el comercio de los minerales utilizados en los móviles y los grupos armados que participan en la guerra del Congo, que controlan las minas para financiar así su implicación en el conflicto.

La responsable de campañas de Setem Catalunya, Alba Trepat, expuso las múltiples vulneraciones de los derechos laborales que se producen en las plantas de fabricación asiáticas, donde, por ejemplo, “los trabajadores utilizan productos cancerígenos sin la protección adecuada, exponiéndose a graves problemas de salud como la leucemia, la esclerosis o malformaciones en los fetos”.

Trepat explicó que aquellas personas que intentan sindicalizarse son perseguidas, y apuntó que “en los países asiáticos la afiliación a sindicatos es de solo el 3,5%, una cifra que baja incluso hasta el 1% en el caso de Samsung, que se caracteriza por aplicar estrictas políticas para evitar este hecho, como son amenazas o agresiones”.

Setem alertó también de que se registraron jornadas de trabajo de hasta 84 horas semanales, mientras que el máximo establecido por la OIT es de 48 horas, y ensalzó a Electronics Watch, un servicio de monitorización independiente sobre las condiciones laborales en las fábricas que pretende involucrar el sector público europeo.

La Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) advirtió sobre el crecimiento de los residuos electrónicos generados tanto por la carrera del desarrollo tecnológico como por el consumismo de la sociedad, que han hecho surgir vertederos incontrolados en distintos países africanos que perjudican a las comunidades locales.

Las cooperativas Eticom y Fairphone presentaron sus productos como alternativas a los oligopolios de las grandes empresas multinacionales, ofreciendo móviles que intentan asegurar la justicia en todas las fases de la cadena de producción.

Para conseguirlo, Fairphone, por ejemplo, colabora con los sindicatos asiáticos y recupera teléfonos de los vertederos de Ghana para fabricar los nuevos dispositivos, aminorando así el impacto tanto ambiental como social.

Además de las conferencias, el Mobile Social Congress proyectó tres documentales sobre los aspectos desconocidos de la producción de móviles y ha contado con la presencia de distintas entidades colaboradoras, como Justícia i Pau o Pangea, que han respondido a las dudas de los asistentes. 

Te puede interesar

Secciones