Seguramente respiraste mal toda tu vida, según este científico argentino: qué recomienda
"Respirar y expirar por la nariz es algo conocido hace más de 3000 años. No hay ningún secreto, ni es nuevo. Simplemente te produce el doble de energía por día. Así de fácil. O te cansás la mitad, dicho de otra manera", sentencia el biólogo molecular Estanislao Bachrach, que una vez más volvió a sacudir las estanterías con la publicación de su último libro, Zensorialmente: dejá que tu cuerpo sea tu cerebro, donde el experto en neurociencias explora el mundo del autoconocimiento y propone ejercicios para fortalecer la inteligencia sensorial. ¿El resultado? Sentirnos mejor.
Si aprendemos a escuchar a nuestro cuerpo, dice Bachrach a iProfesional, podemos tomar mejores decisiones. Y si tomamos mejores decisiones vamos a sentirnos mejor. La ecuación parece sencilla. Lógica, llena de sentido común. Pero decodificar las señales no es fácil, obvio. Durante la pandemia, el autor del exitoso Ágilmente -que ya tiene más de una década y en donde aseguraba que el cerebro puede seguir aprendiendo y cambiando hasta el último día de nuestras vidas-, Bachrach comenzó a indagar en las cosas que le sucedían a su cuerpo y lo que sentía.
Pero fue luego de un retiro de meditación vipassana cuando algo hizo clic en su cabeza y se convenció de que tenía que ir más a fondo. "Cuanto más te conocés, significa que más entendés cómo te sentís, cómo pensás y cómo actúas frente a los distintos desafíos de la vida, y cuanto más entendés sobre eso, mejores decisiones podés tomar", añade el científico.
Entre los ejercicios que propone el libro está la técnica de respirar, y exhalar, solo por la nariz, un hábito que Bachrach no solo impulsa desde la teoría, sino que él mismo incorporó ya hace algunos años. "No hay ningún secreto, ni es nuevo. Simplemente, te produce el doble de energía por día. Y está comprobado científicamente. Cuando te tomás algunos minutos para inspirar por nariz, entre 5 y 6 segundos, y exhalar también por la nariz, otros 5 y 6 segundos, eso permite que todo el oxígeno que entra al inspirar quede en el cuerpo -explica-. Cuando respiramos más rápido, unos 2 o 3 segundos en el acto de inspirar y otro tanto para expirar, tres cuartas partes del oxígeno que hacés entrar con el aire vuelven a salir. Entonces, estás perdiendo energía. Porque el oxígeno finalmente es energía".
-Apenas uno lo intenta, puede suceder que el acto de respirar cueste un poco más, que resulte algo forzado. ¿Cómo hacer para transformar esa herramienta en un hábito?
-No, no cuesta nada. Al que le cuesta es porque tiene la nariz tapada, una sinusitis o una congestión, sino no cuesta nada. Cuesta, obviamente, si estás corriendo o haciendo deporte. Al principio, lo recomendable es ejercitarlo en tu casa tranquilo. O animarse a poner en práctica lo que ya hacen un montón de deportistas olímpicos, que es irse a dormir con una cinta adhesiva en la boca. Eso te obliga, entre comillas, a respirar y exhalar por la nariz solamente durante las 6, 7 u 8 horas en las que uno está durmiendo.
-¿No puede ser contraproducente si eso no te deja descansar?
-Nada grave te puede pasar. Si se te tapa mucho la nariz durante la noche, bueno, a lo sumo te levantarás, pero no te vas a morir ni te va a pasar nada grave. Y lo bueno es que estás ejercitando el hábito de respirar por nariz 8 horas por día, que es un montón. De vuelta, forzándote a taparte la boca con una cinta adhesiva, pero es una buena táctica. También cuando estás en el auto, en el colectivo, en el subte o estás esperando en la sala de espera del dentista. Incluso si estás mirando una película o escuchando música, podés estar de manera consciente ejercitando el respirar y exhalar solo por la nariz. No hay que hacer fuerza para que entre el aire, simplemente dejar que el aire entre y salga por la nariz.
-¿Cuánto tiempo hay que "entrenarse" para comenzar a sentir los cambios?
-No hay magia, ni una cantidad precisa de cuánto tiempo hay que entrenarse. Pero podría decir que los cambios comienzan a notarse a los pocos meses. Empezás a sentir un nivel de energía superior. Y no tenés que hacerlo cuando estás entrenando o haciendo algún deporte. Hay que ponerlo en práctica durante el transcurso del día. Después, de a poco, se puede incorporar durante el deporte. Eso requiere otra nota distinta. Los cambios llegan, y de repente un día te sentís menos cansado.
-¿Hay deportistas que lo apliquen a sus rutinas de entrenamiento?
-Sí, los keniatas que corren maratones respiran así. Obviamente, en natación no. Y tampoco hay que estar las 24 horas pendientes de respirar solo por la nariz. Con que lo hagas durante algunas horas por día, sentís la diferencia.
-¿Cuál es el sustento científico, qué sucede a nivel biológico?
-Es una técnica que tiene mucha ciencia detrás, pero desde hace muchísimos años. La gente se sorprende cuando lo comento, pero no es nada novedoso. Se sabe hace 3.000 años, y está científicamente comprobado hace unos cien.
-¿Hace cuánto tiempo lo incorporaste a tu rutina y cuál fue tu registro?
-Yo lo implementé hace unos tres años, cuando leí un libro que se llama Respirar, la nueva ciencia de un arte olvidado, de un periodista que se llama James Nestor. Empecé a salir a caminar y forzarme a respirar por nariz. Empecé a usar la cinta, y después con los deportistas con los que trabajo se los empecé a proponer. Y si googles en búsqueda de información, vas a encontrar que hay tenistas profesionales, futbolistas profesionales y maratonistas que lo hacen desde hace mucho tiempo. Entonces, no es algo que estoy inventando yo. Ni es nada nuevo. Ni le va a pasar nada malo a la gente. Simplemente es estar consciente en el día a día de lo cotidiano, de buscar momentos para hacerlo. Después, cuanto más respiras y expiras por nariz, llega un momento que se convierte en un hábito. De hecho, hay un cálculo que señala que aproximadamente la mitad de la población respira por la boca. Lo que importa es que si podés respirar y exhalar por la nariz, los cambios van a llegar. Vas a sentirte la mitad de cansado, o con el doble de energía. De eso, no hay duda.