Lactancia: qué complicaciones pueden aparecer durante este período para las mujeres
De acuerdo a lo establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la lactancia materna es fundamental para el óptimo desarrollo del bebé desde su nacimiento, dado que le ofrece todos los nutrientes y defensas que necesita.
Para que el crecimiento, el desarrollo y la salud sean óptimos, se debe alimentar a los lactantes exclusivamente con leche materna durante los seis primeros meses de vida. A su vez, es clave considerar que por lactancia materna exclusiva la Organización Mundial de la Salud (OMS) entiende no proporcionar al lactante ningún alimento ni bebida -ni siquiera agua- que no sea la leche materna.
Qué complicaciones pueden padecer las mujeres durante la lactancia
Para todas las mujeres que han tenido a sus bebés recientemente, es fundamental tener en cuenta que se pueden desencadenar una serie de trastornos alrededor de la lactancia. Si bien nnguno de ellos es grave, pueden ser muy molestos, tanto para la mujer como para su bebé, por lo que es necesario resolverlos a la brevedad.
Mastitis
La mastitis es una infección que se produce en la glándula mamaria y debe ser tratada lo antes posible. Los síntomas más frecuentes son fiebre y, horas después, una dureza rojiza en un pecho o en los dos, que produce ardor y dolor.
De una congestión sin tratamiento adecuado se puede producir una infección de los senos o una mastitis, ya que la leche materna caliente es un caldo de cultivo ideal para los gérmenes. Sin embargo, existe la posibilidad de que se presente una mastitis que no ha presentado síntomas previos de congestión; en estos casos se debe a heridas en la piel de los pezones que no se hayan tratado adecuadamente.
Para reducir el riesgo de mastitis infecciosa, es puntualmente relevante lavarse bien las manos antes de la manipulación de los pezones y prestar particular atención a cualquier síntoma de enrojecimiento, rojez, dolor, fiebre u obstrucción.
Ante la aparición de cualquiera de estos síntomas, la recomendación siempre es recurrir a un especialista, que será el encargado de determinar la gravedad de la infección e indicar el tratamiento adecuado.
Además, es clave cambiar con frecuencia la posición de amamantar y no interrumpir la lactancia, dado que aunque pueda provocar molestias en el seno afectado, la succión del bebé es la solución más rápida y eficaz contra el problema.
Conductos tapados
Si la leche no puede salir adecuadamente, puede dar lugar a la congestión del pecho y podrían aparecer ganglios y enrojecimiento. Una posible causa es que el bebé no mame casi de un pecho o que no lo vacíe por completo. Otra de las causas que puede ocasionar este tipo de problema es el uso de un corpiño demasiado apretado.
Actuar correctamente ante el primer indicio es fundamental, así el trastorno se solucionará lo antes posible. De esta manera, también será posible evitar que el problema cause un mal mayor, como una infección de la glándula.
También es aconsejable intentar estimular el flujo de leche con paños o agua caliente. Si ninguna de estas medidas es suficiente, un masaje suave del pecho puede ser de gran ayuda.
Se suelen percibir como durezas en algunas zonas del pecho, que con el paso de las horas pueden derivar en un color rosado en la piel y se siente la zona más caliente que el resto; es común que aparezcan en el costado externo de los pechos, ya sea en el lado de arriba o de abajo.
Los paños de agua tibia en las zonas afectadas antes de comenzar a amamantar pueden ayudar a eliminar la obstrucción y molestia. A su vez, el uso de corpiños holgados es recomendable para evitar que el trastorno continúe su desarrollo. Masajear la zona suavemente, tanto antes como mientras el bebé se alimenta, y colocar la pera del bebé en dirección de la dureza puede favorecer a que la zona se vacíe.
Pezones doloridos o agrietados
Las causas más comunes del dolor en los pezones son la mala colocación del bebé al pecho o la mala succión por parte del bebé. Para solucionar el problema se recomienda probar diversas posiciones para amamantar hasta encontrar aquella en la que ambos se sientan igual de cómodos.
Cuando duelen apenas se prende el bebé la causa suele ser que el pequeño succiona y los conductos que llevan la leche todavía están vacíos. Este tipo de molestias se pueden prevenir masajeando la mama desde la base para que los conductos se llenen, o extrayendo un chorro de leche antes de poner el bebé al pecho.
En cambio, cuando el dolor se siente durante todo el tiempo en que el bebé se está alimentando se puede evitar colocando el pequeño a mamar de manera que tome toda o parte de la areola con la boca, alternando las posiciones para amamantar o evitando el vacío que se produce cuando se retira al bebé del pecho.
Aplicar paños calientes sobre el pecho antes de dar de mamar al bebé, facilitará la salida de la leche y la zona dolorida del pecho no se resentirá tanto con la succión del bebé.
A su vez, es importante cuidar y proteger la piel de la zona dolorida de roces y fricciones innecesarias que puedan provocar grietas en la piel o mayor dolor. Para eso, se recomienda utilizar una pezonera, ya que pueden ayudar a que la lactancia materna no se vea interrumpida en estos momentos porque protegen los pezones de la fuerza de succión del bebé.
También es aconsejable colocar sobre los pezones unas gotitas de la misma leche materna tras cada toma o utilizar cremas específicas para ablandar el tejido y evitar que se agrieten aún más.
Un dato clave sobre la lactancia
De acuerdo a las estimaciones de la OMS, si todos los niños fueran amamantados, cada año se salvarían alrededor de 820.000 vidas infantiles. A nivel mundial, solo un 40% de los lactantes menores de seis meses reciben leche materna como alimentación exclusiva.