Síndrome de sobreentrenamiento: cómo es y qué síntomas provoca
La práctica de ejercicio físico impacta de manera positiva en la salud física y psicológica, algo que todas las personas saben. Sin embargo, en algunos casos, hacer deporte también puede transformarse en algo perjudicial para la salud; no por el ejercicio en sí mismo, sino por la forma en que se practica.
La adicción al ejercicio físico es uno de esos fenómenos que ha llamado la atención de los psicólogos, pero también lo ha hecho el Staleness o Síndrome de Sobreentrenamiento. Este síndrome se ha observado más en atletas, aunque no exclusivamente en dicho perfil, y desgasta tanto la salud mental como la salud física. Veamos cuáles son las características de este problema y cómo afecta a las personas.
¿Qué es el síndrome de sobreentrenamiento?
Tal y como indica su nombre, el síndrome de sobreentrenamiento es un conjunto de síntomas, que se manifiestan sobre todo a nivel de salud mental, que aparece como consecuencia de que una estrategia de entrenamiento comience a ser disfuncional por una tendencia hacia el exceso.
Un estudio titulado "Enhancing recovery: preventing underperformance in athletes" y escrito por M. Kellman asegura que el síndrome de sobreentrenamiento provoca un descenso del rendimiento del deportista. Sin embargo, advierte que "sus efectos más perjudiciales van más allá de los problemas para llegar a los objetivos clave en cualquier carrera de deporte profesional, ya que compromete la salud de la persona".
Los profesionales indican que el exceso de ejercicio físico puede llevar a algunas personas a una severa adicción. Por otro lado, hay casos en los que el exceso de deporte puede llevar a manifestaciones exactamente opuestas, como sentimientos de fatiga, letargo, pérdida de vigor, insomnio, depresión, entre otras.
Cómo se manifiesta el síndrome de sobreentrenamiento
Además de los síntomas mencionados, el llamado síndrome de sobreentrenamiento tiene como principal característica el descenso en el rendimiento del deportista. Este problema encuentra su causa, a su vez, en factores estresantes que son consecuencia del entrenamiento excesivo y la ausencia de recuperación adecuada. Otros estresores extradeportivos (sociales, laborales, económicos, nutricionales, etc.) también favorecen la aparición de este síndrome.
Estos son los síntomas del síndrome de sobreentrenamiento
El trabajo citado anteriormente indica que se han realizado muchos estudios con el objetivo de buscar información sobre el síndrome de sobreentrenamiento. Estos análisis han concluido que los síntomas descritos hasta el momento varían de acuerdo a la persona de que se trate.
De todos modos, la American Physical Therapy Association (Asociación Americana de Fisioterapia) ha establecido una serie de síntomas que se presentan de manera frecuente cuando un individuo sufre de este síndrome.
Cabe destacar que no necesariamente aparecen todos en todas las personas que padecen este síndrome ni lo hacen al mismo tiempo. De acuerdo a esta entidad, estos son los síntomas que pueden indicar la presencia de este síndrome:
Síntomas físicos
Incremento de la presión sanguínea y mayor ritmo cardiaco durante el descanso, problemas respiratorios, temperatura corporal alta, hipotensión, pérdida de peso, pérdida de apetito, aumento de la sed, problemas gastrointestinales y dolores musculares.
Síntomas inmunológicos
Vulnerabilidad a las infecciones, especialmente del tracto respiratorio, y reducción de las defensas del organismo. Asimismo, puede aparecer un descenso de la capacidad para evitar lesiones, disminución de la rapidez de cicatrización y una menor producción de glóbulos rojos.
Síntomas bioquímicos
Aumento del cortisol, que es la hormona relacionada con el estrés, adrenalina, serotonina, aumento de los ácidos grasos en el plasma, disminución del glucógeno muscular, de la hemoglobina, el hierro y la ferritina.
Síntomas psicológicos
Dentro de este grupo de síntomas, pueden aparecer alteraciones del estado de ánimo, ansiedad e irritabilidad, descenso de la motivación, falta de concentración, baja tolerancia al estrés, baja autoestima y falta de confianza, pérdida de la libido, trastornos del sueño y sensación de agotamiento (físico y emocional).