Trastorno dismórfico corporal: qué es y cómo impacta en la salud mental de quien lo padece
El trastorno dismórfico corporal es una alteración psicológica que se caracteriza por la preocupación obsesiva por un defecto real o imaginario percibido en las características físicas. Así lo define la Lic. Mara Fernández, psicóloga especializada en trastornos alimentarios, M.N. 36031.
La experta señala además que "las personas que la padecen pueden estar horas pensando en cómo modificarlas o corregirlas, lo que la lleva a someterse a muchos procedimientos quirúrgicos estéticos, o realizar actividad física en exceso".
La Lic. Fernández menciona que "se trata de personas que suelen estar muy pendientes de la imagen en el espejo, se comparan constantemente su apariencia con la de los demás y evitan las situaciones sociales o las fotografías".
Asimismo, explica que "el defecto que se percibe y los comportamientos repetitivos causan un sufrimiento emocional y psicológico significativo, lo que repercute en la capacidad para desenvolverse en la vida diaria".
Dismorfofobia: ¿de qué se trata?
La profesional menciona este trastorno, conocido como dismorfofobia, e indica que "suele comenzar en la adolescencia, pero puede afectar a grupos de todas las edades y se da tanto en hombres como en mujeres". A su vez, aclara que "algunas de las causas se observa baja autoestima, por lo que la persona tiene pensamientos negativos sobre sí misma y desarrolla una distorsión de su propia imagen".
En relación a los síntomas de esta condición, indica que los más comunes "son los pensamientos obsesivos acerca de los defectos percibidos, depresión, ideas y creencias delirantes relacionadas con dichos defectos, así como ansiedad y baja autoestima".
Además, "algunas personas evitan el contacto social, ya que les genera ansiedad y estrés. Otras personas pueden asistir a eventos sociales y exponerse en público, pero están constantemente nerviosas y acomplejadas". Es importante tener en cuenta que quienes padecen dismorfofobia "tratan de ocultar aquellas partes de su cuerpo que les preocupan, usando mucho maquillaje, cambiando su postura corporal o usando un exceso de ropa".
En este sentido, desde la reconocida Clínica Mayo indican que estos pueden ser algunos de los síntomas de este trastorno:
- Estar extremadamente preocupado por un defecto percibido en la apariencia que los demás no pueden ver o que parece poco importante
- Estar convencido de que tienes un defecto en tu apariencia que te hace feo o deforme
- Creer que los demás ponen especial atención en tu apariencia de una manera negativa o se burlan de ti
- Tener comportamientos dirigidos a arreglar u ocultar el defecto percibido que son difíciles de resistir o controlar, tales como mirarse frecuentemente el espejo, arreglarse o rascarse la piel
- Intentar ocultar los defectos percibidos con el estilo, el maquillaje o la ropa
- Comparar constantemente tu apariencia con la de los demás
- Buscar con frecuencia la aprobación de tu apariencia por parte de los demás
- Tener tendencias perfeccionistas
- Buscar procedimientos estéticos con poca satisfacción
- Evitar situaciones sociales
¿Se puede tratar el trastorno dismórfico ?
Sí, hay un tratamiento, igual que para otras patologías que afectan tanto a la salud física como mental.
La Lic. Fernández señala que "el tratamiento incluye terapias psicológicas, psiquiátricas y nutricionales con profesionales especializados en trastornos de imagen corporal. Es muy frecuente que los pacientes se muestren reticentes al tratamiento psicológico, al no ser conscientes del problema real o de la gravedad de la situación. Los objetivos del tratamiento psicológico son:
- Cambio de los pensamientos irracionales sobre la apariencia física.
- Reducir las conductas rituales y de evitación.
- Modificar los hábitos que interfieren negativamente con la vida cotidiana, y aprender a tolerar el propio cuerpo.
Trastorno dismórfico corporal: ¿se puede prevenir?
Expertos de la Clínica Mayo señalan que no existe una forma de evitar que el trastorno dismórfico corporal aparezca, al igual que sucede con otras afecciones que tienen características similares.
Sin embargo, señalan que, dado que se suele presentar en los primeros años de la adolescencia, es clave conocer los síntomas para poder identificarlo de manera temprana y comenzar el tratamiento en el momento preciso.
Finalmente, indican que sostenerlo a lo largo del tiempo puede contribuir a evitar posibles recaídas o una profundización de este trastorno tan severo.