El consumo de soja aumenta el riesgo de cáncer de mama: ¿mito o realidad?
El consumo de soja se ha incrementado en los últimos años.
Los estudios muestran que una alimentación de rica en alimentos de soja reduce el riesgo de tener cáncer mamario en las mujeres, tal como lo explican desde el sitio oficial de la Mayo Clinic. Este efecto protector es menos radical en las mujeres que comen menos soja o que comienzan a comer soja más tarde en la vida. La soja contiene proteínas, isoflavonas y fibra, que proporcionan beneficios para la salud.
En un tiempo se creía que los alimentos de soja aumentaban el riesgo de cáncer de mama. Sin embargo, comer una cantidad moderada de alimentos de soja no aumenta el riesgo de cáncer de mama u otros tipos de cáncer. Una cantidad moderada es de una a dos porciones diarias de alimentos integrales de soja, como el tofu y la leche de soja.
Entonces, ¿de dónde surgió la idea de que la soja aumenta el riesgo de cáncer de mama? La respuesta se encuentra en las isoflavonas, que se encuentran en la soja, son estrógenos vegetales. Los altos niveles de estrógeno se han relacionado con un mayor riesgo de cáncer de mama. Sin embargo, las fuentes alimenticias de soja no contienen niveles suficientemente altos de isoflavonas para aumentar el riesgo de cáncer de mama.
Por otro lado, los suplementos de soja o isoflavonas generalmente contienen niveles más altos de isoflavonas. Algunos estudios han sugerido que existe una relación entre los suplementos de soja o isoflavonas y un mayor riesgo de cáncer de mama en mujeres que tienen antecedentes familiares o personales de cáncer de mama o problemas de tiroides.
Valor nutritivo de la soja
La soja posee un elevado valor nutritivo que varía según se presente como germen de soja, grano crudo o en aceite de soja, por ejemplo.
Cumple y se equipara al valor proteico de la carne, los huevos o el pescado, con la ventaja de ser una proteína vegetal. Esta es una de las principales y más importantes condiciones de la soja, pues es fuente de grasas de origen vegetal, no animal, muy útiles para diversas afecciones. Las grasas son insaturadas y convierten a la soja en un alimento cardiosaludable.
Además, la soja contiene vitamina B (tianina, riboflavina y niacina), vitamina A, E y F y es rica en minerales (fósforo, calcio, cobre, magnesio y hierro). Sus niveles de leticina (necesaria para las células vivas) son importantes, permite asimilar las vitaminas, aumenta el colesterol HDL (colesterol bueno) y reduce el colesterol LDL (colesterol malo), al tiempo que reduce los triglicéridos.
Pero cuidado, no debe haber un exceso de soja en la dieta
Como cualquier legumbre, la ingesta excesiva de soja produce distensión abdominal y flatulencia. En cuanto a la utilización de extractos de soja, como complemento, se debe seguir siempre el criterio medico. Así, hay que tener cuidado con una dieta que contenga exceso de soja.
Por ejemplo, si se trata de una dieta vegetariana estricta pueden aparecer deficiencias de algunos micronutrientes que habrá que vigilar, puesto que la absorción de hierro, calcio y otros minerales es inferior en los alimentos de origen vegetal (dieta vegetariana) respecto a los de origen animal.
Mientras, cuando se refiere a la conveniencia o no del consumo de leche de soja en bebés o niños, es conveniente sólo emplearla en niños cuando exista una alergia a las proteínas de la leche de vaca y siempre previa consulta con el pediatra. En los bebés no debe usarse leche de soja sino leches maternizadas o adaptadas a sus necesidades especificas como son las leches de inicio, de continuación o de crecimiento según la edad de niño.