Así impacta el encierro en la salud mental: cómo podés sobrellevarlo
La expansión del coronavirus por el mundo llevó a muchos gobiernos a tomar una medida tan drástica como necesaria que fue el aislamiento. En Argentina puntualmente, el decreto de necesidad y urgencia que puso en vigencia esta medida se publicó el 20 de marzo y desde entonces han pasado más de cien días. Si bien actualmente el 85% del país ya ha superado esta etapa, hay un 15% que no lo ha hecho por la circulación viral que todavía permanece allí. Se trata de la Ciudad de Buenos Aires, todo el conurbano bonaerense, algunas ciudades en Chaco, en Río Negro y en Chubut.
Esos lugares siguen en aislamiento y se prevé que continúen en esa situación por un tiempo más, siempre con el objetivo de evitar una mayor cantidad de contagios, de fallecidos, y la saturación del sistema sanitario.
Esto lleva a preguntarse cuál es el impacto que podría tener el aislamiento en las vidas de las personas y, particularmente, en su salud mental. Los hombres y mujeres, como seres sociales, necesitan del contacto con otras personas, de las salidas, de la socialización; de allí que el confinamiento se configure como una realidad absolutamente antinatural.
Según lo explica el Lic. en Psicología Alejandro José Linconao en una publicación hecha recientemente, "las interrelaciones sociales son el vehículo principal de su [la del ser humano] humanización".
En este sentido, señala que las "consecuencias del aislamiento social pueden generar alteraciones en el pensamiento, la atención, memoria y alteraciones importantes del estado de ánimo". A esta altura, con más de cien días de encierro, es probable que muchas personas hayan experimentado problemas como los mencionados, aunque no todos los hombres y mujeres reaccionan igual a un mismo estímulo.
El profesional menciona que, si bien no se ha sometido a la población a un aislamiento social completo, es cierto que "este confinamiento implica un cierto número de dificultades tanto de índole vincular como psíquicas". Allí está la clave que responde la pregunta original.
Las investigaciones señalan que es esperable que el estado de ánimo de los individuos varíe a lo largo de su confinamiento. Allí el especialista explica que estudios realizados en las bases polares -donde las personas permanecen aisladas por mucho tiempo- que dieron lugar a lo que se conoce como fenómeno del tercer cuarto.
Según estos resultados, "pasada la mitad del tiempo de aislamiento se produce una profunda caída en el estado de ánimo con preeminencia de sensaciones inconfortables y deterioro de las relaciones vinculares". Es importante tener en cuenta que el fenómeno no está asociado a la duración del aislamiento, es decir que se produce independientemente de la duración de esta realidad.
A esas consecuencias, que podrían producirse de todos modos se les suman las diversas prolongaciones del aislamiento, como la que se espera para este mismo viernes por la noche.
La incertidumbre sobre la duración de la cuarentena "incrementará los índices de ansiedad y hará impredecible la presencia de los fenómenos del tercer cuarto", indica el Lic. Linconao.
¿Qué pasa en hogares con mucha densidad de personas?
Este fue uno de los problemas que se planteó desde el principio de la cuarentena y que se evidenció todavía más cuando la expansión del coronavirus empezó a crecer. Una gran parte de la población argentina vive en hogares compartidos con muchas otras personas. Esta situación se profundiza todavía más en barrios vulnerables, donde además de la densidad dentro de los hogares hay una concentración de personas muy elevada en el entorno.
"Cuando el individuo se ve obligado a compartir un ambiente con un gran número de personas aumenta el número de factores que pueden entrar en conflicto", explica el especialista de FLACSO. Esta situación de por sí no genera reacciones de estrés; incluso la convivencia en situaciones de hacinamiento puede ser tomado como un desafío y tener consecuencias positivas para un grupo.
La percepción sobre esos ambientes y las interrelaciones que se producen determinan si un ambiente con gran densidad de personas es agradable o no. "No es lo mismo la percepción que comúnmente se tiene sobre un vagón de tren atestado de personas que sobre una fiesta. El primero nos causara malestar mientras que la segunda situación posiblemente sea tomada como algo agradable", ejemplifica el profesional de la salud mental, quien también es Lic. en Bioética.
Cuando la densidad de población en un hogar es elevada, "produce competencia por los recursos necesarios para los objetivos personales", explica la publicación. A su vez, señala que "cada persona tiene sus gustos y deseos y cuando el número de individuos en un ambiente se ve incrementado se produce una competencia por los recursos que pueden ser escasos. Al mismo tiempo, la propia y continua interacción puede ser un factor que amenace el desarrollo de los objetivos individuales".
La percepción de control personal, tanto para el propio individuo como respecto de su entorno, también es un factor a tener en cuenta en esta situación particular que se vive en la actualidad. "Está demostrado que una alta densidad de personas afecta la percepción de control personal y en un contexto de confinamiento toma gran preponderancia la necesidad de la percepción de control". Es por eso que el profesional considera necesario tomar esto en cuenta a fin de poder disminuir el número de acciones desadaptativas en los individuos.
En su publicación, el Lic. en psicología señala otro elemento a destacar: "las percepciones sobre las concentraciones de personas incluso parecen ser distintas entre hombres y mujeres".
En algunos casos, las mujeres se inclinan a percibir como amigables espacios relativamente pequeños con gran cantidad de personas mientras que los hombres perciben estos ambientes como irritantes. Esta observación se replica en tiempos de cuarentena y, en consecuencia, " puede ser que exista diferencia entre lo percibido entre hombres y mujeres acerca del número de compañeros deseables".
¿Cómo se puede disminuir el impacto del confinamiento en la salud mental?
Hacia el final, la publicación detalla una serie de tips o recomendaciones para que las personas puedan sobrellevar la cuarentena de la manera más positiva y posible. El objetivo es que puedan minimizar el impacto del aislamiento y de la aparición de fenómenos que alteren su salud mental.
"Si se va a llevar el aislamiento en solitario es recomendable mantener contacto con frecuencia con amistades y allegados", explica el especialista, al tiempo que agrega como recomendación la idea de organizar actividades comunes con otros a distancia. Más allá de la comunicación con otras personas, es aconsejable ver una serie o leer un libro junto a otra persona y luego intercambiar opiniones por algún medio de comunicación -redes sociales, mensajería instantánea, teléfono, videollamada-.
A su vez, el profesional recomienda tener una rutina en el día, organizar la jornada de tal manera que haya un tiempo destinado a cada actividad que la persona quiere hacer. Programar horas de ocio, otras de trabajo, otras de ejercicio, puede ser una manera de sobrellevar el aislamiento de una manera similar a como sería el día a día en circunstancias normales.
Disminuir la atención sobre la situación de emergencia es fundamental. "Se debe prestar atención a controlar el número de horas que se pasa siguiendo las noticias sobre la enfermedad, la información no debe ser desmedida", explica. Allí hace referencia a un fenómeno que se profundizó con la pandemia pero que está presente hace tiempo, sobre todo en la era de las comunicaciones y la sobreinformación: la infodemia. Este neologismo hace referencia a un exceso de información al que muchas personas están sometidos y que puede ser perjudicial para su bienestar psíquico, más aún cuando se atraviesa un aislamiento.
En relación a los confinamientos grupales, el especialista aconseja estructurar las actividades en una agenda consensuada, al igual que los recursos compartidos. Según su opinión, es "conveniente acordar el respeto por la necesidad de soledad al tiempo que se deben propiciar pero no forzar, actividades regulares en común". Esto significa que, de ser posible cada individuo debería contar con espacios, por más pequeños que sean, de su uso exclusivo.