La enfermedad silenciosa que afecta más a las mujeres que a los hombres
Si pudiera describirse a una enfermedad a partir de un adjetivo calificativo, podría decirse que la osteoporosis es, para quien la sufre, silenciosa. Sin necesidad de que la persona sienta malestares que se lo pre anuncien, los huesos empiezan a volverse más porosos, aumenta el número y el tamaño de las cavidades que existen en su interior y se incrementa la fragilidad ósea. Así, después de un tiempo de comenzado ese proceso, llega un momento en el que esos huesos debilitados pierden resistencia a los golpes y se rompen con mayor facilidad. En general, es en esa instancia cuando se hace el diagnóstico y las personas se enteran de que tienen esta patología. Cabe mencionar, además, que las fracturas más frecuentes son las vertebrales, las de cadera y las de la muñeca.
Es importante tener en cuenta que cualquier persona puede desarrollar una osteoporosis, desde niños hasta adultos de ambos sexos, aunque existen ciertos factores de riesgo que facilitan su desarrolla. Ser mujer y estar atravesando la menopausia y postmenopausia, tener baja densidad ósea, poseer huesos pequeños y ser muy delgada o delgado, contar con antecedentes familiares de osteoporosis, tomar ciertos medicamentos.
Además, la osteoporosis es más frecuente entre quienes cuentan con un nivel muy alto o muy bajo de determinadas hormonas en su organismo. Expertos de la Cámara Argentina de Especialidades Medicinales (CAEME), aseguran que los bajos niveles de hormonas sexuales suelen debilitar los huesos; es por eso que la reducción de los niveles de estrógeno en las mujeres menopáusicas es uno de los mayores factores de riesgo de desarrollo de osteoporosis. Por su parte, los hombres padecen una reducción gradual de los niveles de testosterona a medida que envejecen. Un nivel muy alto de hormona tiroides puede provocar una disminución de la masa ósea y, por otro lado, la osteoporosis también se ha asociado con la hiperactividad de las glándulas paratirina y suprarrenales.
Si se tiene en cuenta toda la información existente y los factores de riesgo mencionados, la prevención se constituye como un elemento clave. Por eso, los especialistas de CAEME recomiendan realizar una consulta médica preventiva en algunos casos particulares. Las mujeres que hayan tenido una menopausia temprana, aquellas personas que hayan sido tratadas con corticoesteroides durante varios meses seguidos, y quienes tengan antecedentes de familiares directos con fracturas de cadera, se encuentran dentro de este grupo.
Además, es necesario tener en cuenta que hay cierto hábitos en el estilo de vida pueden ayudar a mejorar la calidad del hueso: recibir cantidades adecuadas de calcio, hacer ejercicio, mantener buenos niveles de vitamina D y no fumar ni beber en exceso. La cantidad calcio útil para fortalecer la masa ósea varía con la edad, pero en general se recomienda que los adultos reciban entre 1.200 miligramos y 1.400 miligramos por día. En ese sentido, la vitamina D es una sustancia fundamental a la hora de lograr que haya una buena absorción de calcio en el intestino. ¿Cómo se obtiene mayor cantidad de vitamina D? De una manera mucho más sencilla que otros nutrientes: a través de la exposición solar; por eso, se aconseja exponerse al sol entre quince y veinte minutos en primavera o verano y un poco más en otoño e invierno.
El diagnóstico preciso de esta enfermedad se hace a partir de la cuantificación de la densidad mineral ósea (DMO), lo cual se conoce a través de una densitometría, que permite predecir el riesgo de fractura en pacientes sin ningún hueso roto. Según sea esa relación, el médico especialista decidirá si es preciso avanzar en un tratamiento con medicamentos que permitan aumentar la masa ósea y disminuir el riesgo de fractura.
En caso de que el diagnóstico dé positivo, será el reumatólogo quien valorará las características del paciente, sus antecedentes patológicos y los factores de riesgo de osteoporosis y, a partir de allí, decidirá cuál es el fármaco más adecuado para cada paciente en particular.