¡Atención a las estufas!: cómo identificar la intoxicación por monóxido de carbono
Desde hace varios días el invierno ha dicho presente y parece que piensa quedarse por un tiempo. Aunque tardaron en llegar, los días son cada vez más fríos y llevan a que en la mayoría de los hogares se prendan las estufas para calefaccionar el ambiente. El monóxido de carbono es un elemento que no debería estar en el aire, ni tampoco debería estar en contacto con el cuerpo humano. Sin embargo, es común que aparezca cuando las estufas y cocinas domésticas funcionan de manera inadecuada, es decir, que eliminan gases tóxicos -que contiene monóxido de carbono- hacia adentro del hogar.
Esta situación implica un riesgo alto para las personas que viven en esa casa, ya que se trata de un elemento muy tóxico para el cuerpo humano. Cabe destacar que puede generar severos daños en los tejidos, e incluso provocar la muerte.
Más allá de evitar esta situación desde el punto de vista técnico, es importante saber identificar una intoxicación por monóxido de carbono. De este modo, será posible conocer cuáles son los síntomas que aparecen y, así, se podrá tomar medidas más rápidamente.
Es necesario saber que el monóxido de carbono es un gas incoloro, inodoro e insípido, por lo que es imposible darse cuenta de que está en el ambiente antes de la aparición de los síntomas.
La intoxicación por monóxido de carbono sucede cuando se acumula monóxido de carbono en el torrente sanguíneo. Cuando hay demasiado monóxido de carbono en el aire, el cuerpo reemplaza el oxígeno en los glóbulos rojos con monóxido de carbono.
El dolor de cabeza, la debilidad general, los mareos y las náuseas o vómitos son algunos de los síntomas más comunes de la intoxicación por monóxido de carbono. Además, es común que las personas sientan falta de aire, desorientación, que tengan la visión borrosa y, en instancias más avanzadas, pierdan el conocimiento.
Cabe mencionar que este tipo de intoxicación puede ser particularmente peligrosa para las personas que estén durmiendo o estén ebrias, o bajo la influencia de algún tipo de sustancia. En estos casos, pueden sufrir un daño cerebral irreversible o, incluso, morir antes de que alguien note que hay un problema.
Si bien se trata de una situación riesgosa en general, la exposición al monóxido de carbono puede ser particularmente peligrosa para algunas personas.
Las mujeres embarazadas son uno de los principales, no solamente por su salud, sino por la del bebé que se encuentra en gestación. El principal problema en este grupo es que los glóbulos de los fetos absorben el monóxido de carbono de forma más rápida que los glóbulos adultos. Esto causa que los fetos sean más propensos al daño que provoca la intoxicación con monóxido de carbono.Los niños también son un grupo vulnerable, dado que respiran con más frecuencia que los adultos. Esto puede ocasionar que sean más propensos a la intoxicación con monóxido de carbono.
Por su parte, los adultos mayores suelen tener más riesgo de tener daño cerebral como consecuencia de la absorción de monóxido de carbono.
Aquellos pacientes que padezcan enfermedad cardíaca crónica también son vulnerables a este problema. Cabe mencionar, además, que las personas con antecedentes de anemia y problemas de respiración también tienen más probabilidades de enfermarse a causa de la exposición al monóxido de carbono.
Según el grado y el tiempo de exposición, la intoxicación con monóxido de carbono puede provocar daños cerebrales permanentes y daño al corazón, que puede provocar complicaciones cardíacas que ponen en riesgo la vida. Además, puede provocar muerte fetal o aborto espontáneo y la muerte de la persona.