Un test que puede salvar vidas: conocé cómo funciona la prueba rápida de VIH
A diferencia de otras enfermedades, el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) puede estar presente de manera asintomática durante años. Actualmente en todo el mundo hay más de 35 millones de personas que padecen esta patología -36,7, exactamente-, según las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, la institución cree que cada año se producen alrededor de 1,8 millones de infecciones nuevas, lo cual es un dato considerable para encarar la prevención y la detección temprana de la enfermedad. En Argentina, por su parte, según datos ONU existen alrededor de 120.000 personas que tienen esta patología.
El principal problema que presenta el SIDA -o VIH, por el nombre del virus que lo produce, Virus de Inmunodeficiencia Humana- respecto de su diagnóstico y posterior tratamiento es la extensa prolongación de su primera etapa, en la que el paciente no presenta síntomas. Así, la detección se dificulta en la primera fase de desarrollo, lo cual deriva en que el diagnóstico muchas veces llegue de manera tardía y a su vez repercuta en el tratamiento del paciente. Dado que la infección afecta al sistema inmunitario -tal como el nombre de la enfermedad lo indica-, y avanza de manera progresiva, a medida que pasa el tiempo la salud del paciente se encuentra en mayor riesgo. En esta situación el organismo es incapaz de defenderse de todo tipo de agentes patógenos que puedan atacarlo -virus o bacterias, por ejemplo-, por lo que las enfermedades que suelen ser leves o moderadas para cualquier persona, pueden ser más graves para un paciente con SIDA o VIH. Es allí donde radica la importancia del diagnóstico temprano y del consecuente tratamiento rápido y efectivo.
Con este objetivo se han creado pruebas que permiten saber si el virus está presente en el organismo. Así, quienes padezcan VIH podrían evitar las complicaciones de la salud que se pueden prevenir una vez realizado el diagnóstico.
Con motivo de la conmemoración del Día Mundial de la Lucha contra el SIDA -el 1° de diciembre de 1998 fue en lanzamiento de esta fecha-, es importante tener en cuenta que tanto las pruebas mencionadas como el tratamiento y los estudios de seguimiento se pueden realizar en forma gratuita en algunos hospitales y en centros de salud de todo el país. Existen dos maneras diferentes de realizar el test de VIH: la rápida y la convencional.
La primera opción requiere la extracción de unas gotas de sangre de la yema de un dedo que se depositan sobre una tira reactiva. Se debe considerar que antes de realizar la prueba se le explica al paciente cómo se hace, qué implican los resultados y se le aclaran todas las dudas o preguntas que tenga. A partir del momento en que se extrae la sangre es necesario esperar quince minutos para que el resultado se encuentre disponible. Si el test da negativo no es necesario realizar más pruebas porque no hay infección. Por el contrario, si es positivo, se requiere una extracción de sangre para hacer estudios complementarios que permitan alcanzar un diagnóstico definitivo.
A diferencia de la versión rápida, en el test convencional se le realiza al paciente una extracción de sangre para una prueba conocida como Elisa. Si el resultado de esta prueba es no reactivo significa que no hay infección. Si el resultado es reactivo, es decir, positivo, el test no es suficiente para saber si la persona está infectada. En ese caso, nuevamente es necesario extraer una segunda muestra de sangre para estudios complementarios que permitan llegar a un diagnóstico definitivo.Si los resultados finales indican que hay infección, se le indicará al paciente la necesidad de consultar con un especialista que evalúe la situación de manera profunda e indique personalizadamente los pasos a seguir.
Ambos tests son capaces de señalar la presencia de VIH porque buscan en la sangre los anticuerpos que el organismo produce cuando el virus ingresa en él. Desde el primer contacto del VIH con el cuerpo hasta que los anticuerpos se detectan en la sangre puede pasar hasta un mes -lapso conocido como período ventana- momento durante el cual el test puede ser falsamente negativo.