¿Cuál es el secreto del ácido fólico en la nutrición de las mujeres embarazadas?
Para funcionar correctamente y mantenerse saludable el organismo necesita, entre otros factores, la ingesta de una dieta balanceada, que aporte todos los nutrientes esenciales. Ejercicio y hábitos adecuados son, además, el complemento fundamental para cumplir con ese objetivo.
En general, la nutrición puede ser completa a través de la alimentación variada y un día a día que contribuya al ser saludable. Vitamina A, B, C, D, entre otras, son algunas de las sustancias que se mencionan y se consideran con mayor frecuencia. Comer frutas, verduras, carnes, lácteos, cereales, se encuentra entre las principales recomendaciones al momento de comenzar un plan de dieta variada y balanceada. Sin embargo, existen algunas vitaminas que no siempre se tienen en cuenta, ya que son menos conocidas, pero que tienen una función esencial en el cuerpo humano. El ácido fólico -también conocido como B9- es una de ellas; se trata de una vitamina que se encuentra naturalmente en el brócoli, la espinaca, el jugo de naranja, las legumbres y la carne de pollo.
En Argentina existe una ley nacional que impone la necesidad de agregar ácido fólico de forma sintética a toda la harina de trigo. La norma -n° 25.630- indica, además, que se debe enriquecer la harina con elementos como hierro y otras vitaminas como parte de una estrategia universal de prevención de malformaciones congénitas, una de las consecuencias principales del déficit de ácido fólico en mujeres embarazadas.
El impacto de esta estrategia permitió una reducción inmediata de este tipo de patologías, que en el año 2000 afectaban a 242 niños cada 100.000 nacimientos. Esta tasa disminuyó en un 45% hacia el 2005, ya que pasó a afectar a 132 niños cada 100.000 nacimientos.
Por lo general la alimentación cotidiana no cubre la ingesta necesaria, por lo que se suele recomendar la utilización de suplementos adecuados que permitan su ingesta. Sin embargo, es importante saber que esta vitamina se encuentra en diversos alimentos, lo cual permite lograr el consumo a través de la dieta, al igual que sucede con la mayoría de los nutrientes necesarios para el funcionamiento del organismo. Los alimentos más ricos en ácido fólico son los vegetales verdes, sobre todo los más oscuros. La espinaca, el brócoli, la acelg, los espárragos verdes y la lechuga son algunos de los productos que entran dentro de este grupo.
Asimismo, cabe mencionar que la vitamina se encuentra presente en los cítricos, las legumbres -sobre todo en los porotos y brotes de soja-, los cereales integrales y la leche. ¿Cuál es la importancia del ácido fólico en las mujeres en edad fértil o embarazadas?
Los defectos del tubo neural son malformaciones congénitas que implican el desarrollo incompleto del cerebro y la médula espinal. La espina bífida -cierre incompleto de la médula espinal y la columna vertebral-, la anencefalia -subdesarrollo grave del cerebro- y el encefalocele -cierre incompleto del cerebro que permite que el tejido cerebral sobresalga de la cabeza y quede completamente desprotegido-, son los principales defectos del tubo neural.
Todas las patologías de estas características se desarrollan durante los primeros 28 días de embarazo, en muchos casos antes de que la mujer sepa que está embarazada. La causa de muchos de ellos es la falta de ácido fólico en la dieta y el cuerpo de la mujer gestante. Por eso es muy importante que todas las mujeres en edad de maternidad ingieran ácido fólico. Si bien hay estudios que han buscado la relación entre las dos variables, todavía no está claro por qué el ácido fólico tiene un efecto tan fuerte en la prevención de los defectos del tubo neural. Sin embargo, los expertos sí saben que es vital para el desarrollo del ADN y, en consecuencia, desempeña un papel importante en el crecimiento y desarrollo de las células, así como en la formación de tejidos.
Dado que, por lo general, la dieta no garantiza la ingesta necesaria de esta vitamina, se recomienda que toda mujer en edad fértil tome 0,4 mg de ácido fólico todos los días desde al menos seis semanas antes de quedar embarazada. Asimismo, se aconseja que la toma de esta vitamina se extienda durante los primeros meses de la gestación, mientras el feto de desarrolla y sus células se forman y definen.