Qué es la exótica droga San Pedro y qué efectos tiene en sus consumidores
Las drogas alucinógenas –también llamadas psicodélicas– se pueden definir como sustancias que modifican el estado de consciencia, el pensamiento, el estado de ánimo y, particularmente, la percepción. En general, se las conoce por su característica más peculiar: la capacidad para inducir visiones o alucinaciones en todos los sentidos. Tanto sintéticos como naturales, hay diversas drogas que pueden actuar de este modo en quienes las consuman. Se trata de drogas que se consumen, precisamente, para exaltar la sensación de cada uno de los sentidos, para tener experiencias diferentes. El auge del LSD, hacia fines de los años ´60 y principios de los ´70, es el suceso más característico que contribuyó fuertemente a la difusión y el conocimiento de este tipo de sustancias.
Dentro de este grupo, sin embargo, existen muchas drogas, de síntesis y naturales, de mayor o menor intensidad, más conocidas o exóticas.
Una de ellas, quizá ubicada dentro del grupo de las menos difundidas, se conoce como San Pedro, el nombre coloquial, más popular y conocido, con el que se nombra a un inusual alucinógeno. Detrás de esa denominación hay un nombre científico -Echinopsis pachanoi- que se utiliza para identificar a una especie de cactus que contiene la sustancia alucinógena, la mescalina.
Si bien en la actualidad el cactus se puede plantar en cualquier sitio -tal como sucede con cualquier otra especie de este tipo de planta-, naturalmente crece en la zona del norte del país, en algunas zonas de Bolivia, Perú e incluso otros países que se ubican más al norte.
Es por eso que se presume que la sustancia psicoactiva que contiene el cactus tiene un uso ancestral en manos de los pueblos originarios de las mencionadas naciones.
Para prepararlo, se extrae la cáscara verde del cactus y se lo seca para facilitar la conservación. Al momento de tomarlo, se corta un trozo de entre 14 y 50 gramos y se lo hierve durante seis o siete horas para preparar una infusión que se toma.
Inicialmente genera un sensación de euforia, de exaltación, que posteriormente deviene en una fase de sedación. El consumo de mescalina provoca alteraciones perceptivas entre las que destaca que una visión en la que se perciben con más intensidad y brillo el color de los objetos. También suelen ver patrones geométricos.
Asimismo, es habitual que se presente un aumento de la sensibilidad artística y la percepción del arte tanto visual como sonoro. Por otro lado, es una sustancia que tiende a generar situaciones de introspección profunda y reflexión sobre la propia vida y la existencia. Los efectos tienden a aparecer en torno a la media o tres cuartos de hora, y pueden llegar a durar entre ocho y doce horas. Sin embargo en algunos casos se han registrado hasta veinticuatro horas. En comparación con el LSD, se ha descripto la mescalina como mucho menos potente y con menor efecto psicodélico.
Entre una a cuatro horas después de la ingesta suelen aparecer efectos secundarios desagradables, que incluyen mareos, náuseas, vómitos, sudoración, palpitaciones y ansiedad extrema.
Es importante aclarar que los efectos de la mescalina duran, en promedio, entre ocho y diez horas hasta que desaparecen por completo. Sin embargo, de acuerdo a la dosis consumida las reacciones posteriores pueden durar más de ese período.