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¿Qué es un ataque de pánico y cuáles son las claves para reconocerlo?

Si bien la mayoría de las personas ha escuchado hablar de este tipo de trastornos, muy pocos están al tanto de los síntomas específicos
30/10/2017 - 21:00hs
Para entender un ataque de pánico hay que imaginarse cómo es la sensación de estar a punto de morir, de perder por completo el control de la situación. Así se sienten las personas que tienen o están a punto de padecer un ataque de pánico.

Los ataques de pánico se caracterizan por un acceso brusco de miedo o malestar intenso, que la persona que los padece no puede controlar. Pueden aparecer en cualquier momento, aunque no haya nada que temer. Algunas investigaciones indican que 3 de cada 100 personas sufrirá de trastorno de pánico en algún momento de su vida y que un número similar tendrá agorafobia.

El problema que tienen quienes sufren de ataques de pánico es que su sistema nervioso activa señales de alarma en momentos inapropiados, en los que generalmente no hay algún factor desencadenante que los active. En ese momento, sienten las mismas sensaciones físicas y emocionales que experimentarían si sus vidas estuvieran realmente amenazadas. Las causas se desconocen, dado que pueden desencadenarse en cualquier momento y en lugares donde no existe el más mínimo peligro real. A pesar de que, habitualmente, duran sólo unos pocos minutos, las crisis de pánico hacen que estas personas se sientan como si fueran a tener un ataque al corazón, desmayarse, o volverse locas. Muchas de las personas que experimentan este tipo de ataques suelen describirse como “la experiencia más terrorífica que he vivido”.

La mayoría de los especialistas coincide en que son trece los síntomas que pueden estar presentes en un trastorno de pánico. Para hacer un diagnóstico certero, formalmente se requiere que el paciente tenga al menos cuatro de esos síntomas. Los más comunes son palpitaciones, sudoración, miedo a morir, a desmayarse, a perder el control o volverse loco, dolor en el pecho, mareos, temblores, sensaciones de frío o calor. Asimismo, el ahogo o sensación de no poder respirar, náuseas, debilidad y sensación de irrealidad, entumecimiento de extremidades, sensación de hormigueo y la sensación de atragantamiento también son síntomas de ataques de pánico. Sin embargo, cada paciente tiene un perfil sintomatológico particular, que el especialista debe tener en cuenta al momento de tratar a la persona que consulta.

Los ataques de pánico suelen estar acompañados por otros trastornos, particularmente relacionados a la ansiedad, como la depresión y/o problemas por abuso de sustancias. Algunos estudios publicados recientemente indican que más del 30% de las personas con trastorno de pánico también sufren de depresión. Es importante destacar que no es recomendable tratar de aliviar este tipo de síntomas mediante la toma indiscriminada de psicofármacos sin el debido control médico, ya que se puede generar una habituación a estas drogas y así perpetuar el circuito de la ansiedad.

Desde afuera, se puede ayudar a las personas que sufren este tipo de trastornos. En principio, lo que se puede hacer es hacer que intente dejar de pensar en los síntomas que sufre (palpitaciones, sudoración, etc). Así, mantener una conversación activa con el paciente -a pesar de no ser médico o especialista en la patología- puede contribuir a que mejore. De acuerdo a algunos especialistas lo importante es hacer todo lo posible para que el afectado hable. Del mismo modo, mantener la calma puede servir para no magnificar los síntomas y no llamar la atención de otras personas, un factor que muchas veces también altera a quienes están a punto de tener un ataque de pánico.