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No es solo la economía: el factor clave que inquieta al Gobierno de cara a las elecciones de 2023

La economía será decisiva y la inflación pega fuerte en el ánimo de los votantes. Pero en el panorama de Alberto Fernández surge otra señal de alarma
30/12/2022 - 17:20hs
No es solo la economía: el factor clave que inquieta al Gobierno de cara a las elecciones de 2023

Llegado a sus años sabios, un veterano de la política territorial del conurbano sintetizó con gran elocuencia el destino final de ese servicio público que es la política: en última instancia, es tratar de resolverle los problemas de la gente y hacerle la vida más simple y más próspera. Esa caracterización de la política nos obliga a destacar que no va a haber otro factor más determinante de la escena electoral en 2023 que el económico.

Porque, en definitiva, lo que viene desarreglado e irresuelto en la vida de la gente en Argentina es la economía y no habrá preocupación que empuje más a apoyar o castigar en el cuarto oscuro que la evaluación que ella haga de la forma en que le están resolviendo la vida.

No descubrimos nada si decimos que la economía será clave. La inflación es la principal preocupación de la mayor parte de los argentinos. La mayoría cree que la situación económica va a empeorar en los próximos 12 meses y una mayoría también cree que su situación económica personal empeorará en el próximo año.

Gran parte del malestar de la sociedad argentina con la clase política obedece a que ésta no solo no le está resolviendo su vida cotidiana, sino que, por el contrario, se la está complicando: inflación, caída del poder adquisitivo, falta de crédito para planificación, deterioro de la prestación de los servicios básicos, etc.

Este cuadro es el que condiciona la competitividad del oficialismo de cara a la elección presidencial. Un condicionamiento que hoy lo pone frente al riesgo muy probable de no poder reelegir. Las chances del oficialismo están fuertemente atadas a la posibilidad de que la economía pueda ofrecer soluciones nítidas a los problemas de la gente. Pero cuando uno mira la economía de 2023, y sus fundamentals, ya percibe el estrechísimo margen que pone límites a que ésta se transforme en un verdadero driver electoral.

La falta de dólares condiciona los niveles de actividad; la dinámica inflacionaria condiciona la posibilidad de que se verifique un proceso de recuperación vigoroso del salario; y las metas de corrección del desequilibrio fiscal condicionan la posibilidad de que haya una política económica electoralista.

La inflación es vista como el principal problema por los argentinos.
Crisis económica: la inflación es vista como el principal problema por los argentinos.

Gran preocupación para el Gobierno: el ausentismo electoral

Pero lo obvio (que la economía influirá en la elección) no debe ocultar la influencia que también tendrá un subproducto de la situación social y económica reinante: el nivel de participación electoral. En 2021 tuvimos el nivel más bajo de participación electoral desde 1983. Es cierto que en términos efectivos (votos afirmativos), 2001 y 2003 mostraron niveles inferiores, pero en términos de la gente que fue a los centros de votación, tuvimos recientemente el nivel de desafección más bajo desde el retorno a la democracia.

Pero la baja participación tuvo una particularidad destacada: afectó muy especialmente al oficialismo. Un detalle que se puede apreciar muy claramente en la Provincia de Buenos Aires.

Si nos detenemos particularmente en la performance de las ofertas electorales de extracción peronistas, en las legislativas del año pasado y en la Provincia de Buenos Aires, en todas sus versiones el peronismo perdió más de 1 millón de votos en relación al promedio recogido en las últimas 3 elecciones. Las dos ofertas peronistas en competencia combinadas (Frente de Todos y Vamos con Vos) reunieron 3.833.741 votos, mientras que en las 3 elecciones anteriores todas esas mismas expresiones peronistas juntaron más de 5.000.000 millones de votos.

Pero hay una particularidad de estas dos últimas elecciones que nos permite analizar más detenidamente las diferencias entre ellas, y es que compitieron casi los mismos espacios políticos. Esto permite comparar las performance de cada uno de ellos en la elección presidencial y en la elección legislativa.

Lo interesante de esta comparación es que permite visualizar que ese retroceso registrado por el peronismo, y verificado fundamentalmente en el oficialismo, no encuentra en la migración de votantes a otras fuerzas políticas su principal explicación.

Si comparamos el desempeño del Frente de Izquierda y el de los dos partidos de derecha que compitieron en ambas elecciones (Espert en las dos oportunidades y los partidos de Gómez Centurión y de Hotton), encontramos que todos ellos incrementaron su caudal electoral en casi 1 millón de votos. Pero el peronismo no oficialista y Juntos por el Cambio se combinaron para perder unos 350.000 votos.

El ausentismo golpeó fuertemente al peronismo en las últimas elecciones.
El ausentismo golpeó fuertemente al peronismo en las últimas elecciones.

En total, el saldo registrado por el resto de los partidos en 2021, más allá del peronismo, fue de 633.307 votos más que en 2019. Es decir, ese saldo no llega a explicar los 1.850.433 votos perdidos por el oficialísimo entre 2019 y 2021. La conclusión a la que se llega observando estos datos, y teniendo en cuenta que incluso en la elección de 2021 hubo 1.217.126 votos afirmativos menos, es que muy probablemente más del 50% de los votos que perdió el Frente de Todos en la Provincia de Buenos Aires fueron por votantes propios que no fueron a votar.

Una conclusión a la que se llega también pensando en que eran los votantes del oficialismo, en un contexto de deterioro de los niveles de aprobación del Gobierno, los que más incentivos pudieran haber tenido para ausentarse de la cita electoral y no los de la oposición. Con lo cual la transferencia de votos nunca pudo ocurrir de votantes opositores hacia votantes oficialistas.

De hecho, aun convalidando el supuesto extremo que todos los votos ganados por otras fuerzas fueron en manos del Frente de Todos, lo que el oficialismo perdió por ausentismo podría superar el millón de votantes. Una pérdida muy significativa de votos, que quizá explique la baja performance del peronismo en la Provincia en relación a las 3 elecciones anteriores.

Votantes desencantados, un desafío para las elecciones 2023

El dato anterior es malo pero puede ser un aliciente para el oficialismo. Porque si bien fueron votos perdidos, no fueron perdidos en manos de otra oferta electoral. Pero es un mal dato porque, si hubo algo que invitó a esos votantes a no participar de la elección, ¿qué haría en 2023 que esos votantes vayan a participar?

Ese mismo patrón observado a nivel provincial se puede observar repetido en los circuitos electorales en donde al peronismo le suele ir muy bien. Como si allí, sobre todo en el tercer cordón del GBA, se hubiera producido ese fenómeno.

En definitiva, si la economía pudiera haber sido un factor desmovilizante para esa base electoral, ahora podría ser, de un modo indirecto, un factor que coadyuve al oficialismo a movilizar a su base electoral y mejorar su performance. Para eso necesita que esos votantes se vean entusiasmados de ir a votar, algo que difícilmente sucederá si la economía no muestra una recuperación, sobre todo en relación a lo observado en 2021. Algo así como: es la economía estúpido, pero es la economía movilizando a los votantes.   

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