Elecciones y crisis: los candidatos y el desafío de ordenar la política para estabilizar la economía
Resulta curioso escuchar a la mayoría de los analistas económicos concluir siempre con la misma frase su lectura de la actual coyuntura económica: primero se tiene que ordenar la política. Una conclusión que se erige sobre la idea de que para producir determinados hechos económicos deseados, se requiere determinada voluntad política detrás. Voluntad que se construye con teoría (ideas, planes, programas) pero también con praxis (recursos, apoyos, gobernabilidad); es decir, la capacidad de implementar aquellas ideas, planes o programas.
A pesar de las dificultades que enfrenta la Argentina, es posible mirar el 2023 con algún optimismo de que la política se pueda ordenar. Y si bien es cierto que para conocer con precisión quién puede ser quien lidere ese ordenamiento todavía falta que el escenario de candidaturas decante (ocurrirá en junio del año próximo), resulta interesante analizar hoy el escenario electoral, viendo qué nivel de consenso social junta cada uno de los candidatos en danza, aun sabiendo que no necesariamente es un predictor del resultado de la competencia.
En el actual escenario electoral, existen al menos 10 candidatos a Presidente y ninguno de ellos reúne el 30% de la intención de voto. En ese marco, ¿hay alguna forma de identificar quién es el que reúne el mayor consenso? Una forma interesante de evaluarlo es analizar el escenario desde un abordaje multipreferencia. Es decir, viendo cómo ordenaría la gente a esos 10 candidatos en un orden de preferencia de 1 a 10. Algo que hicimos en un estudio nacional especialmente llevado a cabo para ese efecto: analizar el escenario de manera integral, para poder identificar cuál de todos esos candidatos tiene la capacidad de generar el mayor consenso social.
El resultado general del este estudio se puede observar en el siguiente gráfico, donde recopiladas las respuestas de todos los encuestados, se observa la distribución de menciones para cada candidato, para cada orden de preferencia. Se muestra en los primeros 5 órdenes, las mayores preferencias; y los últimos 5 órdenes, los mayores rechazos.
Esta forma de indagación permite obtener una mirada más integral de la escena, ya que los electores no solo expresan sus preferencias, sino también los rechazos. Esto permite evaluar con amplitud los niveles de consenso que generan los candidatos, restándoles a las preferencias los rechazos, para identificar qué nivel de aceptación generan en el conjunto general de la sociedad.
Índice de Fortaleza Consensual de los candidatos
Para poder identificar en un solo valor la compensación que se produce entre las preferencias y los rechazos de todos los candidatos, elaboramos el Índice de Fortaleza Consensual de los candidatos. Esta mirada omnicomprensiva ofrece una aproximación más certera al consenso o aceptación que generan cada uno. Lo que surgen de mirar los resultados con ese indicador, es que los candidatos de Juntos por el Cambio son los que más fortaleza consensual obtienen, siendo que los tres primeros son: Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich y Facundo Manes.
Por contrapartida, las dos figuras más prominentes del oficialismo, Cristina Kirchner y Alberto Fernández, hoy son las que generan el menor nivel de consenso, o el mayor nivel de rechazo. El caso de Cristina Kirchner es curioso porque casi 2 de cada 3 la ubican en el primer o el último escalafón de preferencia, siendo claramente el rechazo la opción mayoritaria (casi duplica al porcentaje de selección para la primera preferencia). Alberto Fernández recoge más de un tercio de sus menciones en los últimos dos niveles de rechazo, lo que explica su IFC altamente negativo.
Javier Milei, por su parte, aparece en el cuarto lugar del ranking de IFC, producto de una buena primera preferencia, pero con altos niveles de menciones en los dos últimos niveles, los de mayor rechazo. De esta forma su IFC queda algo por debajo del que registra Facundo Manes.
En el caso de Mauricio Macri, le ocurre algo parecido a Javier Milei ya que registra buenos porcentajes de menciones en las dos primeras preferencias, pero también en las dos últimas preferencias, las que registran el mayor nivel de rechazo, lo que reduce su IFC a 6,9, el más bajo de todos los candidatos de Juntos por el Cambio.
Los candidatos y su posicionamento en el escenario político
¿Qué es lo que determina el valor de Índice de Fortaleza Consensual para los candidatos? La hipótesis natural sería que posiblemente sean los atributos que cada uno tiene y cómo estos atributos son valorados por los electores. Si bien esa hipótesis es plausible, pareciera más firme la hipótesis que el IFC está determinado por el posicionamiento en el escenario. Sobre todo, si asumimos la realidad de que los que están posicionados en los extremos, puede que generen niveles considerables de menciones para las primeras preferencias, pero también generan el mayor rechazo de los electores que están posicionados en el extremo opuesto. Al anularse las adhesiones y los rechazos, el IFC registra niveles más bajos de otros candidatos que se ubican más al centro del escenario.
Esto se puede observar claramente al ver el siguiente gráfico donde ubicamos a los candidatos según su posicionamiento en relación al resto de los candidatos. La distribución nos muestra que los candidatos opositores registran un IFC más elevado que los oficialistas. Ello es producto de que el actual clima de opinión es mayoritariamente desfavorable al oficialismo (y a los dirigentes del espectro izquierdista del escenario), lo que eleva los niveles de rechazo hacia sus candidatos, y reduce sus niveles de IFC.
Pero la distribución nos muestra además que, dentro del espectro opositor -que se ubica en el centro y en la centro derecha del espectro-, quien recoge mayor nivel de IFC es quien está posicionado en el centro de ese segmento del espectro político. Dicho de otro modo y por el contrario, Morales y Milei se ubican por debajo de los niveles que registran los dirigentes que se encuentran entre ellos, siendo ambos dirigentes que están posicionados en los extremos de dicho espectro opositor.
La salvedad para esta última afirmación es Mauricio Macri, que registra un "anómalo" nivel bajo de IFC en función de su posicionamiento. Pero ello puede explicarse en que su figura todavía registra altos niveles de rechazo por lo que fue su gestión presidencial. Hay allí un factor que explica la excepción a esta hipótesis de que el posicionamiento del candidato determina el nivel de consenso que recoge.
Entre los candidatos del oficialismo, la característica que resalta son los altos niveles de rechazo de las dos principales figuras. El caso de Cristina Kirchner es el más destacado ya que más del 50% la señalan en los dos últimos órdenes de preferencia, marcando el fuerte nivel de rechazo que genera en una porción importante de la sociedad. Mientras que Alberto Fernández reúne casi el 50% entre las menciones de los últimos tres órdenes de preferencia. Con esos niveles de rechazo, el Índice de Fortaleza Consensual registra valores negativos superiores a los 100 puntos.
Sergio Massa termina siendo la figura que menos rechazo reúne de los tres, con un saldo ligeramente positivo en términos de consenso, ya que son marginalmente más las menciones de preferencia en los primeros 5 órdenes (simpatía) que las menciones en los últimos 5 órdenes (rechazo). Sobre todo, lo ayuda el hecho de que no recibe las menciones de rechazo en los últimos dos órdenes de preferencia, que sí reciben Cristina Kirchner y Alberto Fernández. Esa ventaja comparativa lo pone a Sergio Massa en buenas condiciones para ser un aspirante a liderar la oferta electoral del oficialismo.
Qué ocurre en Juntos por el Cambio
Por el lado de Juntos por el Cambio, la cosa es bien distinta ya que todos los aspirantes a candidato a presidente del espacio registran Índices de Fortaleza Consensual positivos.
Horacio Rodríguez Larreta es quien recibe el Índice de Fortaleza Consensual más alto con 90,7, producto de niveles de mención de dos dígitos en los cuatro primeros órdenes de preferencia (simpatía), y bajos valores de rechazo en los últimos tres órdenes de preferencia (rechazo).
Le sigue Patricia Bullrich que registra niveles de mención de dos dígitos en los dos primeros órdenes, pero que queda algo relegada para tener un Índice de Fortaleza Consensual más alto por niveles de menciones de casi dos dígitos en los últimos 3 órdenes de preferencia (rechazos).
Facundo Manes se cuela entre los 3 candidatos con mejor Índice de Fortaleza Consensual (IFC) no tanto por sus altas menciones en las primeras, sino por tener buenos indicadores en las preferencias 4ta y 5ta junto a bajos niveles de rechazo en los últimos dos órdenes de preferencia.
La paradoja de la política argentina
La configuración que nos muestra el escenario electoral nos ofrece una paradoja, y es que los dos candidatos que reciben el máximo nivel de menciones en el primer orden de preferencia son dos figuras que se ubican en los extremos del espectro (Cristina Kirchner (23%) y Javier Milei (23%)), sin embargo los tres candidatos que lideran el ranking de Índice de Fortaleza Consensual (IFC) son de Juntos por el Cambio. Las adhesiones más intensas en la primera preferencia están en los extremos pero el consenso se encuentra en el espacio político que se ubica en el centro, entre ambas ofertas electorales.
Esta suerte de paradoja se explica cuando uno aborda el escenario desde una lógica posicional. Es decir, desde la lógica de en qué lugar están parados cada uno de los actores en relación a los otros. En ese análisis relacional, la paradoja se explica por el posicionamiento centrista de Juntos por el Cambio, la fuerza que reúne a los candidatos con mayores índices de fortaleza consensual, que se ubica en el medio entre las ofertas situadas en los extremos del espectro (el Frente de Todos y los Libertarios de Javier Milei) en términos programáticos.
En definitiva, la mecánica de competencia, tal está configurado el escenario electoral, lleva a los polos a tratar de picar y romper la coalición que se ubica competitiva en el centro del escenario, mientras que en la coalición del centro, su posición de fortaleza competitiva y consensual los lleva a asumir que la pelea interna es más importante que la pelea externa. En Juntos por el Cambio recogen la información que les presenta la escena (mediciones de comportamiento electoral y una economía desafiante para el oficialismo) y asumen que quien gana la interna, ya tiene ganada la externa, y ello exacerba las tensiones y diferencias internas. Una dinámica que terminará siendo contraproducente para el espacio (afecta su reputación) si no se establecen ciertos límites a esa dinámica de competencia interna.
Falta mucho por definir por el lado de la oferta electoral, lo que limita la capacidad de identificar qué es lo elegirá la demanda cuando esa oferta le sea mostrada al momento de votar. Pero de un análisis integral como el que hemos realizado, es posible concluir que hoy el mayor consenso social se encuentra detrás de los candidatos de Juntos por el Cambio. Un aspecto no menor a la hora de pensar en la posibilidad de que la política se ordene, ya que se trata de una fuerza política que, de ganar, puede garantizar capacidad de ejecutar decisiones (podría tener casi mayoría en las dos cámaras) para poder lograr lo que los economistas reclaman para tener una economía ordenada: que primero se ordene la política.