Separación de bienes en el Frente de Todos: por qué CFK se queda con el Estado y Alberto con el Gobierno
Como sucedió en el Estadio Único de la Plata, en la Matanza, en Quilmes o en Tecnópolis, Cristina Kirchner volvió a elegir una localidad de su lugar en el mundo político, la provincia de Buenos Aires, para seguir con la tarea de la reorganización de su espacio de poder en detrimento de un Gobierno del que toma cada vez más distancia.
Nuevamente, llevó adelante la tarea más política de la política: la división entre amigos y adversarios. Respecto de la identidad de los segundos, sus palabras siempre tienen una claridad meridiana y una tenaz persistencia: los medios hegemónicos, el capital concentrado, el partido judicial y el macrismo. A ellos dirige sus críticas, guionadas en lo económico por su ex ministro de economía y actual gobernador de la provincia, Axel Kicillof, y modeladas en lo político por su larga experiencia en la construcción de un personaje al que sus adversarios aman odiar.
Ella lo sabe y alimenta con gestos y actitudes ese antagonismo. La grieta fue hasta ahora un negocio fructífero para sus protagonistas. Hasta aquí, el comportamiento no registra demasiadas novedades respecto de lo que sucede en cualquier país del mundo cuando se trata de disputas políticas.
CFK y los mensajes para la interna
La originalidad aparece cuando se refiere a la administración de la cual, formalmente, es parte integrante: el Gobierno del Frente de Todos presidido, formalmente, por Alberto Fernández. Aquí despliega una destreza muy peculiar para navegar por las aguas oficialistas como una avezada opositora. Para ello, ha estilizado dos invenciones provenientes del ya lejano 2020: los "funcionarios que no funcionan" y la "lapicera presidencial". Una primera mirada indica que estas muletillas le han dado dos resultados concretos:
"Despliega una destreza muy peculiar para navegar por las aguas oficialistas como una avezada opositora"
Los reemplazos de las bajas generadas por las acciones del kirchnerismo responden a un patrón muy identificable: hombres con mucha trayectoria de gestión, pertenecientes al justicialismo tradicional y con capacidad para relacionarse de modo más o menos armónico con "la jefa" y sus referentes. Finalmente, todos trabajaron para ella en el pasado.
Por qué Cristina se queda con el Estado
Una segunda mirada también le deja a la presidenta del Senado un saldo positivo: en la división de bienes con su pareja de fórmula, ella se queda con las herramientas más poderosas del Estado, dejando para el damnificado las estresantes obligaciones del Gobierno.
Se entiende mejor, entonces, el hashtag #elestadotesalva. El PAMI, el Anses, YPF y las áreas vitales del manejo de la política energética, Aerolíneas Argentinas y una larga lista de organismos vitales para administrar bienes y servicios públicos quedaron para la cartera de la dama, mientras que para el bolsillo del caballero fueron las tediosas negociaciones por las deudas en pesos y en dólares, las restricciones a las importaciones y la ventanilla para atender los reclamos por las demandas sociales.
En esta particular coyuntura Cristina podría, sin faltar a la verdad, señalar que en la práctica ella es una abogada exitosa, al menos en comparación a las habilidades teóricas del profesor de derecho de la UBA.
Una mención especial merece la habilidad vicepresidencial para recubrir su biografía de teflón. Particularmente, en lo que hace a sus decisiones. La crisis por la 125, la elección de ministras y ministros de sus gobiernos con malas actuaciones y la consagración del candidato para las elecciones del 2019 son abordadas en su relato con ajenidad, como si hubiesen sido consecuencia del azar o resolución de un destino caprichoso y traicionero.
"Una mención especial merece la habilidad vicepresidencial para recubrir su biografía de teflón. Particularmente, en lo que hace a sus decisiones"
Describe con distancia hechos en los cuales ejerció con libertad su criterio, eludiendo cualquier tipo de autocrítica. Y el mecanismo le funciona con sus seguidores más leales. La jefa nunca se equivoca. El error -como la Patria- también es el otro.
CFK construye su fortaleza provincial
Difícilmente, una parte importante del electorado resulte tan indulgente con ella como ella lo es consigo misma. En su itinerario de actos se manifiesta un alcance limitado geográficamente a la tercera sección electoral de la PBA y algunas provincias pequeñas en cuanto a su participación relativa en el padrón electoral nacional. Quizás estas fuerzas sean suficientes para planificar una retirada ordenada, pero muy improbablemente para mirar con optimismo el lapso 2023-2027.
Hay quienes le adjudican la estrategia de consolidar como su fortaleza a la provincia de Buenos Aires, para constituirla como un gran búnker de futuras resistencias con aguante. Los que alimentan esa especulación señalan como prueba la construcción de un verdadero "pesoducto" de recursos discrecionales cuantiosos que giran desde el poder central a La Plata bajo su estricta supervisión y demanda.
¿Será posible mantener ese plan si los precios internos, como cree la propia CFK, sigue en aumento y el dólar consolida su marcha ascendente? No sabemos si el próximo mundial de Qatar, que se disputará entre noviembre y diciembre próximos, nos consagrará como campeones globales de fútbol. Pero, probablemente, para esa fecha nadie nos arrebate el primer puesto en el torneo de la inflación universal. La paradoja reside en que con ese promedio no hay país ni Gobierno que resista el descenso de categoría.