Cuánto sale comer en La Pipeta, el bodegón subterráneo que es un ícono del centro porteño
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Ubicado en el corazón del microcentro porteño, en la esquina de San Martín y Lavalle, se ubica un bodegón muy particular. Es que no solo es reconocido por sus platos ricos, abundantes y baratos. También porque es uno de los pocos restaurantes que funciona en un subsuelo.
Se trata de La Pipeta, un bodegón que funciona desde 1961, cuando era un punto de encuentro para los trabajadores de la zona, quienes buscaban porciones generosas para reponer energías durante sus extensas jornadas laborales.
Hoy, además de continuar cumpliendo esa función, también es un imán para amantes de la comida e influencers que retratan en sus redes sociales la experiencia de comer en este bodegón icónico del centro porteño.
Cuánto cuesta comer en La Pipeta, un bodegón clásico del centro porteño
La carta es por demás amplia. Además de ofrecer "platos de la casa", típicos como milanesas, supremas y filetes de merluza, también dispone de una amplia variedad de carnes a la parrilla, ideal para compartir.
Así como entradas y postres, para completar el menú y salir, luego de subir la escalera, realmente satisfechos. En cuanto a los precios, cuenta con una carta variada con valores económicos, por los que una pareja puede comer -con postre incluido- por algo más de $50.000.

A continuación, la carta de precios con algunos de los platos que ofrece La Pipeta:
Platos principales
- Milanesa de ternera con fritas: $13.800
- Milanesa de ternera a la napolitana con fritas: $16.200
- Suprema de pollo con fritas: $14.500
- Suprema a la Maryland: $19.900
- Pollo al ajillo con papitas: $15.900
- Filet de merluza a la romana con guarnición: $13.500
- Costilla de cerdo a la riojana: $18.900
- Bife de chorizo (500gr) con guarnición: $19.300
- Tortilla de papa: $8.900
- Matambrito de cerdo con guarnición: $17.900
- Parrillada especial para dos (comen tres): $36.900
Bebidas
- Gaseosas: $3.450
- Agua con y sin gas: $3.450
- Cerveza Stella Artois de 970cc: $9.500
- Patagonia 650 cc.: $9.900
- Copa de vino: $4.900
- Botellas de vino: entre $17.300 y $40.000
Postres
- Variedad de helados 2 bochas: $5.100
- Postre vigilante: $4.500
- Flan con dulce de leche y crema: $5.000
- Almendrado: $5.000
Cafetería
- Café: $2.600
- Capuccino: $3.500
De esta manera, una pareja gastaría unos $50.700 para comer una milanesa napolitana y una suprema a la Maryland, con dos gaseosas, y de postre dos bochas de helado y un flan con dulce de leche. Lógicamente, la cuenta se encarecerá si se elige una entrada o si se come con vino.
La historia de La Pipeta, el bodegón en un subsuelo del centro porteño
La Pipeta se encuentra en el subsuelo del emblemático Edificio Argentino, una joya arquitectónica de gran valor patrimonial. Este restaurante es uno de los pocos establecimientos gastronómicos de la Ciudad de Buenos Aires que operan bajo tierra, compartiendo esa particularidad con lugares icónicos como Florería Atlántico y Uptown, el exclusivo bar de Palermo con ambientación de metro neoyorquino.
Antes de convertirse en el bodegón que es hoy, este sótano tuvo otra vida: en el pasado, allí funcionó un popular cabaret de la zona. En la actualidad, los comensales llegan en busca de porciones generosas y de las especialidades de la casa, como la tortilla y la entraña, que se han convertido en clásicos de su carta.
La Pipeta aún conserva la atmósfera nocturna que alguna vez caracterizó a este espacio. Su historia se remonta a 1937, cuando en el sótano comenzó a operar Gong, un local nocturno que vivió su esplendor en los años 60. Sin embargo, mucho antes, ya había recibido visitas ilustres como la del cineasta estadounidense Orson Welles y la del magnate griego Aristóteles Onassis, quien en su juventud residió en Argentina y regresó en diversas oportunidades.
En la década del 50, el sitio también fue testigo del debut de Los Wawancó, una de las bandas más populares de música tropical de la época. Con el paso de los años, el lugar perdió su brillo original y se transformó en un cabaret. Hoy, al atravesar la entrada de La Pipeta y descender por sus escaleras, aún se perciben ecos de su pasado nocturno, sobre todo en la escalera espejada y las paredes negras que conducen al salón principal.
El año 1961 marcó el inicio de su etapa como bodegón. En aquel entonces, era un punto de encuentro para los trabajadores de la zona.
Ingresar al salón después de descender por la escalera es como retroceder varias décadas. Aquí, el tiempo parece haberse detenido, ajeno a las modas gastronómicas y decorativas que han transformado barrios como Palermo.
Hoy en día, La Pipeta sigue manteniendo su esencia de bodegón clásico, con porciones abundantes y un menú que apuesta a los platos tradicionales. En su carta destacan las milanesas con guarnición, las pastas caseras y el puchero, un plato que transporta a la nostalgia de la cocina porteña de antaño.