Cuánto sale y cómo es el tour que invita a descubrir la Isla Maciel junto a sus vecinos
A sólo 15 minutos del Obelisco, se encuentra la Isla Maciel. Un barrio con una fuerte historia, que supo albergar astilleros, burdeles, frigoríficos y luchas obreras. Para conocerla y recorrer sus calles, nada mejor que entrar de la mano de sus vecinos que armaron un proyecto de turismo comunitario para romper con todos los estigmas.
Aunque la Isla Maciel pertenece al municipio de Avellaneda, está casi enfrente a La Boca. Se accede en bote, por el puente Nicolás Avellaneda o por el Transbordador, actualmente en reparación. La historia de sus tours comenzó hace una década, cuando pibes de la Escuela Secundaria N°24 propusieron mostrar su barrio, así como lo hacía el barrio de La Boca.
Carla Fador, en ese entonces directora de la escuela, los escuchó con atención y los impulsó. "Pensamos que esos chicos que se autopercibían como parte de un vecindario y un barrio peligroso al que la gente no se animaba a ir, necesitaban mostrarlo, revisar la historia y romper los estigmas. Comenzó como un proyecto escolar, pero se convirtió en un proyecto comunitario. Una profesora de historia indagó sobre el barrio, otro hizo un registro fotográfico de los puntos más relevantes de la barriada y otra profesora armó un relato con los personajes más atractivos. Nos ayudó gente de la licenciatura de la municipalidad de Avellaneda y del terciario de turismo comunitario de la Fundación del Padre Paco", contó Fador.
Al principio los tours eran para amigos y familiares, de a poco fueron creciendo. En 2015, los contactan turistas norteamericanos que querían visitar la Isla y ahí se dan cuenta del potencial, se abría un camino para que muchos chicos puedan tener una primera salida laboral.
En la escuela se gestó el Museo Comunitario para mostrar la historia del barrio y Pintó la Isla, un proyecto impulsado por el docente Gerardo Montes de Oca para pintar murales en todo el barrio. Los vecinos comenzaron a sumarse y hoy son varios los que se convierten en guías una vez al mes para mostrar lo que no se conoce de la Isla Maciel.
El recorrido por la isla Maciel cuesta 10.000 pesos
El próximo sábado 13 de julio a las 11 comienza un nuevo recorrido, todos los meses se publican las fechas en Facebook en Turismo Comunitario Isla Maciel o en IG en @museocomunitario. El tour dura dos horas y los van a buscar a La Boca, cuesta $10.000 por persona, incluye el recorrido guiado por el barrio, la visita al Museo y un almuerzo, que es una especie de tapeo. Para los extranjeros organizan tours de tres horas de duración que tiene un menú criollo y se contratan sólo a través de agencias de turismo comunitario.
En el recorrido se descubre toda la historia. "Contamos del Anglo, uno de los más grandes frigoríficos de Sudamérica con cabeza de ganado en pie que enviaban las reces a Gran Bretaña, tenían 16.000 obreros por turno. Les mostramos los astilleros, el de la Familia Dodero, hoy convertido en Museo de la Isla. La historia del Transbordador que se armó como un mecano. Visitamos la esquina de los bares y contamos anécdotas de las noches de juegos de azar, burros y dados, que habla del pasado obrero de Maciel", agregó Fador. En la Isla se filmó parte de la película La Mary, con Susana Giménez y Carlos Monzón y también, se filmaron escenas de la muerte del Mono Gatica.
En Argentino Valle 135, donde se emplazaba el Club Unión, está la única baldosa de la Memoria de Maciel. Recuerda a Mirta Martínez y José Martínez desaparecidos por la dictadura militar y a Raúl Mortola y a Estela Oesterheld, fusilados en la puerta del Club. Estela, fue una de las hijas del guionista e historietista Héctor Germán Oesterheld, creador de El Eternauta, a quién la dictadura le hizo desaparecer a toda su familia, la única sobreviviente fue Elsa, su mujer.
Caminar por el barrio es impregnarse de historias de luchas y resistencias, el Padre Paco es otro símbolo del barrio por todo el gran trabajo social que desarrolló en la Isla y perdura en su fundación.
El recorrido incluye la visita al Club San Telmo y suma historias de alguno de sus jugadores. Anécdotas, recuerdos se entremezclan con la nueva imagen del barrio que reúne más del 800 murales, gracias al proyecto Pintó la Isla. Este proyecto de arte urbano nació hace 10 años, con el objetivo de generar un circuito en el barrio de murales.
Una isla "pintada" por artistas de todo el mundo
Artistas de todo el mundo llegan a la Isla Maciel a pintar las paredes del barrio. "Han venido muchísimos muralistas de la talla de Martín Ron, Maximiliano Bagnasco (el que pintó el mural de Lionel Messi), El Marian, Milu Correch, el mexicano Vlocke , el graffitero colombiano Stinkfish y Júpiter, entre una lista interminable. Todo lo hacemos de forma autogestiva, antes recibíamos el apoyo de Punto Cultura, pero Nación ya no lo da. Sólo una pyme que se llama Eterna, nos da remanentes de acrílicos para pintar y nos ayuda un montón", explicó Gerardo Montes de Oca, docente de la escuela del barrio e impulsor de toda esta movida.
La última aventura de Pintó la Isla es un mural emblemático que fue proyectado hace 8 años y está a punto de terminarse. Mide 70 por 9 metros y lo pintan todos los sábados. "Muestra la imagen de los chicos del barrio, que miran con sus manitos convertidas en binoculares, lo que hay cruzando el Riachuelo, es mostrar las infancias, desestigmatizar el barrio y decir acá estamos, somos nosotros. Hace 10 años, a muchos vecinos y alumnos de la escuela les daba vergüenza decir donde vivían, hoy pueden mostrar su barrio desde un lugar de orgullo", contó orgulloso.
Debajo de cada baldosa hay una historia. Todos en el barrio hablan de Camila, una chica cuya mamá se acercó un día y pidió si podía ayudar en los tours, ya que su hija hablaba inglés. Así se acercó y participó de esta construcción colectiva. Hoy Camila está becada en Berlín, Alemania, por tres meses, se fue a estudiar turismo y ver experiencias para poder replicarlas. Hace pocos días que se fue y ya la extrañan, aseguran que volverá con una chica alemana que estará unos meses y los ayudará a armar nuevos proyectos.
Así como Camila viajó, Romina Cabaña Vargas es otra vecina que el año pasado representó a la Argentina en un encuentro de turismo comunitario que se hizo en Colombia. Para Romina fue un sueño, es una de las vecinas que siempre ayuda en todo el barrio. Cuenta que cuando fue chica tuvo hambre y frío por eso, siente que debe devolver algo de la ayuda que recibió y está al frente del merendero Los pibes de la Pinzón. Hace malabares para darle de comer a veces hasta a 100 familias. Cuando hay tour, es una de las guías que muestra con todo el cariño y la dedicación todo lo que el barrio representa en su vida.
En los tours trabajan 25 vecinos
"A los turistas les llama la atención que no tengamos plazas enrejadas, dicen que en Capital casi todas las plazas tienen rejas. Muchos se sorprenden porque nuestros vecinos le agradecen su visita, les dicen que disfruten el recorrido, que vuelvan pronto. Algunos no pueden creer que algunos cumpleaños se festejen en la calle y que los vecinos los inviten a comer alguna papita frita o un chizito", contó Romina a iProfesional.
Es la encargada de hacer milagros en uno de los comedores y merenderos y de comprar lo necesario para los almuerzos en los tours, aclara que todo lo compra en la verdulería del barrio para que la economía sea circular.
"Somos 25 personas que trabajamos en los tour. El cambio de Gobierno nos cacheteó duro y muchos de los jóvenes tuvieron que irse a trabajar a otro lado. Si los contratan en blanco nos ponemos felices, es un ingreso para ayudar a sus padres. En la pandemia fallecieron muchos mayores y los jóvenes tuvieron que hacerse cargo de la economía de la casa. Yo pasé hambre y se cómo se vive cuando falta el dinero. Nosotros hacemos pizzas los jueves para comprar garrafas o lo que necesitamos. Estamos pidiendo al municipio de Avellaneda que nos atienda, necesitamos alimentos frescos o secos", explicó Romina. El 14 de julio organizan un locro con peña al mediodía para poder arreglar una filtración de agua del Museo Comunitario de la Isla. Todo se hace en conjunto.
Además de esta experiencia de turismo comunitario, el municipio de Avellaneda que ofrece más de 45 circuitos de tour, organiza visitas a la Isla Maciel. Duran una hora y a veces una hora y media y salen los sábados a las 10, 11:30 y 12 desde el Puente Naranja de Vialidad, desde la Estación de Promoción e Interpretación Ambiental (EPIAS). Son tours gratuitos donde personal de turismo del municipio presenta el "El puente y sus dos orillas", lo organiza Avellaneda, con Vialidad Nacional y Acumar.
"Recorremos las esquinas de los bares tradicionales, contamos la historia de la plaza, los murales, mostramos como la gestión municipal actual impulsa la construcción de plazas y polideportivos en cada barrio. Pasamos por la Iglesia Nuestra Señora de Fátima donde funciona la Fundación del Padre Paco. Visitamos el estadio del Club San Telmo, uno de los 7 estadios que tiene el municipio de Avellaneda. Y el tour termina en la casa museo del carpintero de la Ribera. El último carpintero de la Isla Maciel", contó Andrea Franco, directora de Turismo de Avellaneda.
La experiencia de visitar la Isla Maciel, se suma a los tours que organizan también en el Barrio Mugica, ex Villa 31. Todas experiencias de vecinos que buscan desestigmatizar a sus barrios.