• 23/12/2024

Curiosidades para redescubrir Buenos Aires: los 7 mejores lugares para visitar en la Ciudad

Mariela Blanco, autora del libro Leyendas de ladrillos y adoquines, revela algunas de las fascinantes historias que se esconden en la urbe porteña
19/04/2024 - 20:15hs
Curiosidades para redescubrir Buenos Aires: los 7 mejores lugares para visitar en la Ciudad

La Ciudad de Buenos Aires guarda una infinidad de historias y curiosidades en sus calles, rincones y edificios que la convierten en un preferido para el turismo. Sin embargo, a menudo los ciudadanos les pasamos por al lado a estas joyas sin prestarles atención, sin darnos cuenta de las historias que albergan.

Mariela Blanco, autora del libro "Leyendas de ladrillos y adoquines" (Editorial Dunken, 2016), invita a redescubrir la ciudad a través de 7 lugares únicos que esconden historias fascinantes.

La Casa Redonda: un palacete con vista a un autódromo secreto

En la esquina de Eduardo Costa y Ortiz de Ocampo, en Palermo Chico, se encuentra un palacete realizado por el mismo arquitecto del Palacio Barolo, Mario Palanti, para la familia Fevre, representante en su momento de Chrysler en la Argentina.

El edificio, que se la conoce como La Casa Redonda, combina el art nouveau con detalles del medioevo y decoración art decó. De su gran portón, de madera lustrada, sobresalen los rostros de Dante Alighieri y su musa Beatrice, probablemente, por sugerencia del arquitecto italiano que era fanático de la Divina Comedia.

Un autódromo en el corazón de Palermo Chico
Un autódromo en el corazón de Palermo Chico

"Pero lo más curioso es que esta familia también era dueña del vecino Palacio Alcorta donde funcionaba la concesionaria Resta de automóviles Chrysler, claro está. Inédito es que tenía su propia pista circular para probar los autos en la terraza. Eso explica por qué La Casa Redonda tiene esa torre mirador estilo hindú; a los Favre les interesaba ver esa especie de autódromo desde la comodidad de su casa", cuenta Mariela Blanco

Un bar inspirado en el mar con pasado de cabaret

En Arroyo y Suipacha desde 2013 funciona Florería Atlántico, un bar que, aunque no es un speakeasy, está oculto en un subsuelo de una elegante florería acorde al estilo parisino de la cuadra, "codo aristocrático" de Buenos Aires.

El bar de tragos de autor y buena música, al que se ingresa por una puerta de una cámara frigorífica; es una creación del bartender y director de Arte Publicitario Renato "Tato" Giovannoni, un verdadero experto en el montaje de escenarios que cuentan historias en apenas un golpe de vista. El espíritu de este espacio coincide con el de las antiguas fondas para marineros de principios del siglo pasado. Desde las paredes, criaturas mitológicas del mar dibujadas por el mismo Tato custodian la barra y las mesas. 

Pero lo marítimo no está implícito solo en el concepto del bar o explícito en la decoración. Esta coctelería está emplazada en un edificio histórico de 1927 de la firma Bencich Hermanos y tiene forma de transatlántico.

"Esta fascinación por lo marítimo probablemente tenga que ver con la proximidad del puerto y con la cercanía al Edificio de la Compañía Argentina de Navegación del austrohúngaro Nicolás Mihanovich y donde hasta hace pocos años funcionó el icónico Hotel Sofitel", reflexiona Blanco.

Pero volviendo a Florería Atlántico, cuenta Blanco, pocos saben que, hasta hace algunas décadas, en ese sótano funcionó El Galeón, un cabaret.

La cúpula de los 952 espejitos en homenaje a Gaudí

Si se mira hacia arriba en la cúpula del edificio enclavado en la esquina de la avenida Rivadavia y Ayacucho, se lee "No hi ha somnis impossibles" (No hay sueños imposibles del catalán)

Este emblemático edificio construido en 1907 es obra del arquitecto argentino Eduardo Rodríguez Ortega y es un claro homenaje al referente del modernismo catalán, Antonio Gaudí.

Esperanzador, este edificio te recordará que no hay sueños imposibles
Con sus 952 espejitos, este esperanzador edificio te recordará que no hay sueños imposibles 

Aunque todo el edificio es una obra de arte en sí mismo, probablemente sea su cúpula de 350 metros cuadrados el elemento más llamativo con los 952 vidrios espejados que decoran las ocho aberturas ovales. "Se puede decir tranquilamente que se parece a una piedra preciosa", opina Blanco.

Luego de varios años de abandono y deterioro, en 1999 el edificio fue restaurado por el arquitecto Fernando Lorenzi quien también decidió rendirle un homenaje al arquitecto catalán Gaudí incorporando la leyenda que dice que no hay sueños imposibles.  

Un edificio con ilusión óptica

Un imperdible, según Blanco, está en el barrio porteño de Barracas, más precisamente en Salmún Feijoó 730, donde hay un edificio de estilo Art Nouveau que se presenta como una suerte de ilusión óptica dejando atónitos a los transeúntes.

Se trata de una fachada que parece tener unos pocos centímetros de espesor, como si fuera un frente de cartón, un simple decorado. Esto es porque la medianera tiene tal inclinación que hace que no se pueda ver la profundidad de la edificación.

Parece una ilusión óptica, pero no lo es
Parece una ilusión óptica, pero no lo es

La obra fue proyectada por el arquitecto Oskar Ranzenhofer, quien participó de otras obras de envergadura como el Palacio Vera de la avenida de Mayo al 700 o la Casa Prins en Viamonte al 1300.

El monumento de más de 2000 años

Plaza Italia, Palermo, una de las zonas más concurridas de Buenos Aires. Día y noche, vecinos, estudiantes, oficinistas y turistas van y vienen. Sin embargo, pocos reparan en aquella columna de mármol próxima al monumento a Garibaldi. "No ayuda el hecho de que le haya robado la placa de bronce donde se daban detalles de su origen", dice Blanco.

Se trata de una reliquia de más de 2.000 años  que perteneció al Foro Romano; un pedazo de Roma en Buenos Aires. Donada por la Alcaldía de Roma en 1955, primero estuvo en la Avenida Libertador y Luis María Campos, hasta que en 1984 fue trasladada a Plaza Italia, Palermo.  

"Es una pieza de mármol, de 1,9 metros de alto, una de las reliquias más antiguas que hay en Buenos Aires", agrega Blanco.

Esta es la placa que se robaron y que necesitas para saber que esa columna de mármol que estás viendo en Plaza Italia es una reliquia histórica y patrimonio cultural
Esta es la placa que se robaron y que necesitas para saber que esa columna de mármol que estás viendo en Plaza Italia es una reliquia histórica y patrimonio cultural

La tumba más "pobre" que haya tenido un prócer

En el atrio de la Basílica Nuestra Señora del Rosario y Convento de Santo Domingo, en San Telmo, se encuentra el mausoleo donde descansan los restos de Manuel Belgrano. Pero a pocos metros, justo del lado izquierdo del ingreso al templo, está aún, entre las baldosas, el pequeño bloque de mármol donde el creador de la bandera fue originalmente enterrado tras su muerte el 20 de junio de 1820.

Tan pobre y solo murió Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, que fue enterrado en un cajón de pino con una lápida improvisada con un pedazo de mármol de una mesita de luz: "Aquí yase el general Belgrano" dice esculpido aquel bloque que se esconde a los pies de una maceta, entre pisadas de los visitantes. "La sencillez de su tumba contrasta con la grandeza de su legado. Todo un testimonio de lo que la Patria aún le debe a Don Manuel", dice la autora de  Leyendas de ladrillos y adoquines. 

Un palacio con puertas que no van a ningún lado

El Palacio Errázuriz Alvear, donde funciona el Museo de Arte decorativo, está repleto de caprichos arquitectónicos propios de las familias acomodadas, como era el caso de Josefina de Alvear y su esposo y Matías Errázuriz Ortúzar.

En el Gran Hall, del palacio creado por el arquitecto de moda René Sergent en 1911, hay una falsa puerta. ¿Por qué? Porque responde, como se dijo,  a un capricho arquitectónico: todo allí debía ser simétrico. Lo mismo ocurre en el salón de baile hay dos más y en el salón escritorio hay bibliotecas con libros falsos para cumplir con la obsesiva búsqueda de simetría con la verdadera biblioteca.

La manía obsesiva por la simetría de una de las familias más aristocráticas de Buenos Aires
La manía obsesiva por la simetría de una de las familias más aristocráticas de Buenos Aires

"Se puede decir que le rinde honor al arte de la simulación. En primer lugar, porque es un ambiente que evoca a los palacios del Renacimiento, pero construido en el siglo XX. Tiene techo de yeso pintado imitando madera de roble; pisos en tres tonos para dar sensación de perspectiva y tridimensionalidad en una superficie plana; y paredes que imitan a la piedra, pero que, en realidad, son de ladrillo", agrega Blanco.

Muchos elementos decorativos son falsos en este palacio, que tampoco es en términos estrictos tampoco es un palacio, sino un "grand hotel particulier", una gran mansión privada.

 Estas son solo algunas de las tantas curiosidades que la Ciudad de Buenos Aires esconde en sus calles. ¡Recorré la ciudad con ojos nuevos y descubrir sus secretos!