Renunciaron a sus trabajos, vendieron todo y ahora llevan adelante un negocio de 6 millones de dólares
Una pareja decidió abandonar todo lo que había construido a lo largo de su vida para emprender un negocio. Los dos renunciaron a sus trabajos y actividades, vendieron su casa e invirtieron sus ahorros en la compra de un campamento.
No sabían si funcionaría, pero siempre habían tenido el sueño de administrar uno de estos espacios y afortunadamente lo consiguieron. Ahora, después de mucho esfuerzo, su propiedad está valuada en u$s6 millones y les da las ganancias suficientes para vivir, informa CNBC.
Todo comenzó en 2016, cuando Mark Lemoine llegó a su casa después del trabajo y se mostró decidido a renunciar. Harto de la rutina, le dijo a su esposa Karla Lemoine que dejaría el empleo porque quería comprar un campamento. En un principio parecía una idea descabellada, dado que ganaba u$s200 mil al año como empleado del gobierno de Michigan y era el único sustento de su familia. Karla era ama de casa y al aceptar la propuesta tendría que dejar esas actividades.
A pesar de los riesgos, decidieron que era lo correcto. Habían sido campistas toda su vida y era su sueño vivir de eso que tanto amaban. A pesar de que dos de sus cuatro hijos estaban en la universidad y debían pagar los gastos, vendieron su casa, retiraron todos sus ahorros del banco y ofertaron todo lo que tenían a su alcance para poder adquirir un campamento, incluso pidieron un crédito bancario. Luego de seis meses, compraron un lugar por u$s1,6 millones en el mismo estado, junto al lago ubicado entre Grand Rapids y Chicago.
Pusieron todo en juego, ya que también debieron invertir otros u$s1,5 millones en renovar el sitio y gastar u$s700 mil anuales en darle mantenimiento. No obstante, a pesar de la gran inversión, su esfuerzo ha rendido frutos: su campamento ahora vale u$s6 millones y genera u$s1,2 millones al año.
Los Lemoine obtienen un salario anual de u$s150 mil, u$s50.000 menor de lo que obtenían antes, pero consideraron que vale la pena porque ahora son más felices.
"Vimos el desgaste de trabajar para las empresas estadounidenses tanto en Mark como en nuestra dinámica familiar. Ahora, siendo dueños de nuestro negocio, somos los jefes. Creamos y manejamos el estrés. Para nosotros, es un estilo de vida más saludable", señaló Karla a la CNBC.
Si bien actualmente pueden disfrutar de una vida más relajada y tienen una propiedad costosa, indicaron que les costó mucho trabajo llegar hasta allí. Cuando decidieron comprar el campamento, se deshicieron de todo su patrimonio y adquirieron una deuda bancaria, por lo que tuvieron que mudarse a un departamento pequeño. Eso les generó grandes molestias a sus hijos, dado que tardaron en adaptarse a su nuevo estilo de vida.
Además, la propiedad tenía espacios viejos que debían ser casi construidos por completo. Incluso tuvieron que edificar cosas nuevas, como un café, baños renovados y las casas de campaña. Aun así, la recompensa no fue inmediata, en la primera temporada que el campamento estuvo abierto, de abril a octubre, solo recaudaron u$s390 mil, mucho menos de lo que habían invertido.
La clave fue que nunca se rindieron y tuvieron paciencia hasta que los ingresos anuales comenzaron a aumentar. En 2021, varios años después de haberlo decidido, tuvieron que volver a invertir, obtuvieron una hipoteca de u$s300 mil para agregar cinco cabañas de lujo y fue de esa manera que todo comenzó a prosperar.
"La gente piensa que un trabajo estable, un cheque de pago estable y un buen empleador es seguridad. Mark había pasado por un par de reducciones en su carrera, y creo que nos dimos cuenta de que no siempre se puede contar con esas cosas. Decidimos tomar el control de nuestro propio futuro, nuestro propio destino", puntualizó Karla.