El submarino inventado por James Cameron con el que bajó 33 veces a ver el Titanic y en el que se quedó atrapado en el fondo del mar
James Cameron ha descendido hasta 33 veces a las profundidades de los restos del Titanic. Uno de los directores más aclamados de Hollywood fue una de las primeras personas en realizar este tipo de inmersiones a las profundidades del mar.
La fascinación de James Cameron por el océano hizo que descendiera 4.000 metros para vivir la experiencia de ver el Titanic en primera persona y poder documentarla en la película sobre el trasatlántico en 1997.
La muerte de los pasajeros del Titan ha destapado un tipo de turismo que hasta ahora era desconocido, pero en verdad las cinco personas del submarino no fueron las primeras en bajar hasta el Titanic. El trasatlántico fue localizado en 1985 después de su desaparación en 1912 al chocarse contra un iceberg, desde entonces se han ido sumando expediciones para viajar hasta el lugar.
La primera inmersión de James Cameron
El director de cine bajó por primera vez en 1995, llegó hasta los 3.821 metros y utilizó un submarino ruso bautizado como Mir que ahora está fuera de servicio. De esta forma, James Cameron quería conocer todos los detalles posibles del barco para hacerlo realidad a través de la ficción.
En una entrevista con la revista 'Playboy' en 2009 dijo que su motivación para hacer la película no era la historia de amor de los personajes del Titanic, sino su deseo de bucear entre los restos del naufragio. "El Titanic era el Everest de los naufragios y, como buzo, quería hacerlo bien. Cuando supe que otros tipos habían buceado en el Titanic para hacer una película IMAX, dije: 'Haré una película de Hollywood para pagar una expedición y hacer lo mismo'. Me encantó ese primer contacto, y quise más", contó.
La misión del cineasta no se quedó ahí y en 2012 quiso descender hasta el punto más profundo de la tierra con el submarino Deepsea Challenger. El director de cine pilotó este sumergible conviertiéndose así en uno de los primeros seres humanos en llegar hasta a los 8.221 metros.
James Cameron no se imaginaba lo que iba a vivir en el fondo del mar, dos de las baterías del submarino fabricado estaban a punto de agotarse: "La brújula me daba errores, el sonar pasó a una mejor vida y por si fuera poco, dos de los tres propulsores de estribor ya no funcionaban. El submarino avanzaba muy despacio y era difícil controtarlo", contó el director sobre su expedición.
El recorrido estaba calculado para hacerse en ocho horas, sin embargo una corriente de agua atrapó la popa del sumergible provocando que se quedara atrapado en el fondo durante 16 horas, pero finalmente pudo salir.