"Los peores 30 minutos de mi carrera": la confesión de "Dibu" Martínez sobre este partido del Mundial
Emiliano "Dibu" Martínez paladea las mieles de la Copa del Mundo que la Argentina alzó en diciembre en el Mundial de fútbol masculino Qatar 2022. Su actuación en el máximo certamen lo posicionó como el mejor arquero en la gala de los premios The Best.
Sin embargo, el proceso no estuvo exento de sufrimiento, tal como el propio guardameta del Aston Villa, de 30 años, relató en una entrevista con la señal televisiva en línea FIFA+.
El arquero surgido en Independiente, también campeón de la Copa América y la Finalissima con el buzo de la albiceleste, apuntó al duelo ante Países Bajos, por los cuartos de final.
En ese partido, el conjunto dirigido por Lionel Scaloni fue superior y sacó dos goles de ventaja, pero padeció el ingreso de Wout Weghorst y su juego aéreo, al punto que gritó las dos conquistas que llevaron al encuentro al alargue y la definición desde los 12 pasos.
Ese tramo del complemento ante los Naranjas, dirigidos por Louis Van Gaal, fue definido por Martínez como "los peores 30 minutos de mi vida profesional". "El tiempo extra no lo disfruté. Decía ‘no puede ser lo que está pasando’, pero terminó el partido y es mi área, es mi lugar, esos penales la verdad los disfruté", aseguró.
"Yo no sentía ni confianza ni presión, yo sentía que era el momento de ayudar a mis compañeros, no era el momento de decir ‘acá me hago grande, soy yo’; no. Yo decía ‘llegó el momento de ayudar a mi país’. No lo tomé como presión, sino como un deber, ‘acá uno o dos tengo que atajar’. Y se me dio", concluyó.
Esa frase, el "uno o dos penales tengo que atajar" la repitieron todos sus compañeros, empezando por Lionel Messi, cuando desgranaron el camino a la Gloria en Qatar. Sucedió ante Países Bajos, cuando con sus juegos psicológicos contuvo los remates de Virgil van Dijk y Steven Berghuis.
Ante Francia repitió la faena, con la atajada frente a Kingsley Coman y el "susto" a Tchouameni, quien terminó desviando su intento. Su tarea culminó en la tercera estrella para la Argentina y en el guante de oro al mejor arquero del Mundial, que hoy reposa en sus vitrinas. Y también en el premio The Best.