Blockbuster: historia de una empresa que marcó una época y desapareció porque fue superada por la tecnología
¿Quién no fue alguna vez a un Blockbuster? Todos los nacidos antes del cambio de milenio pisaron alguna vez un local de Blockbuster. Para muchas personas era el típico plan de viernes o sábado a la noche, tanto para hacer maratón de películas por su cuenta o ver una película en familia.
Hace años que la cadena estadounidense Blockbuster cerró sus locales en todo el mundo, pero se trata de una empresa que marcó una época y es interesante recordar su historia para comprender qué pasó.
La historia de Blockbuster
Blockbuster LLC, conocida como Blockbuster Video, fue una franquicia estadounidense de videoclubes. Blockbuster tenía tiendas físicas a las que los usuarios iban a buscar las películas que querían ver, pero también trabajaba con un servicio por correo y de videos bajo demanda.
Blockbuster fue fundada por David Cook en el año 1985. Luego de haber sido adquirida por Viacom, Blockbuster llegó a controlar el 25% de la cuota de mercado mundial de videoclubes. Para el año 2004 contaba con más de 9.000 locales distribuidos en distintas ciudades del mundo.
Blockbuster se vio arrastrada en la década del 2000 por nuevas formas de consumo electrónico como el alquiler por correo de Netflix, la guerra de precios en el DVD, la infracción de derechos de autor y, finalmente, los servicios de video bajo demanda en internet.
En 2010 declaró la bancarrota con una deuda superior a los 1.000 millones de dólares. Aunque Dish Network se hizo con la empresa para convertirla en un servicio de streaming, los planes no prosperaron: las 300 tiendas propias que aún operaba la compañía fueron cerradas en enero de 2014 y tan solo queda una tienda franquiciada en Bend, Oregón, Estados Unidos, que mantiene la marca gracias a un acuerdo específico con Dish.
Así nació y creció Blockbuster
David Cook fue quien fundó la empresa en el año 1985. En aquel momento, Cook utilizó sus conocimientos sobre bases de datos para crear una franquicia de alquiler de cine doméstico, en aquella época un sector tan rentable como fragmentado.
Así nació Blockbuster, que abrió su primer videoclub en Dallas el 19 de octubre de 1985. Con el objetivo de distinguirse de la competencia, su establecimiento se adaptó a la demanda con un catálogo más amplio, de hasta 6.500 títulos, alquileres más largos para que el cliente pudiera llevarse varias películas y un mayor control de inventario a través de su propio sistema automatizado, con el que detectaba las preferencias de los consumidores.
En menos de dos años Blockbuster ya contaba con 15 tiendas propias y 20 franquiciadas.
En 1987, Cook vendió una participación mayoritaria en Blockbuster a un grupo inversor liderado por Wayne Huizenga, por 18 millones de dólares y un porcentaje sobre los beneficios. Además de mantener las ideas del fundador, Huizenga diseñó un plan de expansión para convertir a Blockbuster en el referente de los videoclubes. Nuevo sistema de distribución, compras de franquicias rivales y acuerdos con productoras de cine fueron algunas de las medidas que tomó la nueva dirección de Blockbuster.
Además de convertirlo en un negocio rentable, en 1989 se habían superado los 1.000 establecimientos y en el año 1990 se inició la expansión internacional con aperturas en Europa y América Latina.
Viacom adquirió Blockbuster en 1994 por más de 7.700 millones de dólares. Un año antes, Huizenga les había propuesto una fusión por intercambio de acciones para que pudieran financiar la compra de Paramount Communications con su flujo de caja. Sin embargo, los accionistas del grupo lo llevaron a juicio y la operación estuvo bloqueada durante un año hasta que un juez la autorizó.
En 1997 la junta directiva nombró consejero delegado a John Antioco, quien recondujo con éxito el negocio hacia el alquiler de películas, primero en VHS y después en DVD. Un año después Blockbuster aún controlaba el 25% del negocio mundial, en parte gracias a un nuevo acuerdo de distribución de beneficios con las grandes productoras, y Viacom hizo una oferta pública de venta que recaudó más de 465 millones de dólares.
Blockbuster tuvo la oportunidad en el año 2000 de haber comprado Netflix, que por aquel entonces era un servicio de alquiler a domicilio, por algo más de 50 millones de dólares. Sin embargo, Antioco lo rechazó porque veía más rentable que los clientes fueran hasta la tienda. Cuatro años después, Netflix terminaría superando el millón de suscriptores y Blockbuster tuvo que lanzar un servicio híbrido de alquiler on-line, Blockbuster Total Access, cuyo resultado fue muy deficitario pese al alto número de usuarios.
Los videoclubes comenzaron a caer en desgracia por allá por el 2004 y fue entonces cuando Viacom puso a la venta Blockbuster, luego de haber registrado pérdidas superiores a los 300 millones de dólares.
Quiebra de Blockbuster
Desde mediados de la década del 2000, Blockbuster no supo afrontar la obsolescencia del formato físico frente a nuevas formas de consumo tan dispares como la televisión por cable, los quioscos de autoservicio, el video bajo demanda e incluso la infracción de derechos de autor, ante las cuales no había previsto una estrategia. En algunos países como España y Ecuador se retiró inmediatamente del mercado, mientras que en otros como México y Argentina tuvo que redimensionarse.
El 23 de septiembre de 2010, Blockbuster declaró la quiebra. En aquel momento aún quedaban abiertas más de 3.000 tiendas en Estados Unidos. A pesar de varios intentos por reestructurar su deuda, en marzo de 2011 el Departamento de Justicia de los Estados Unidos dictaminó que la empresa debía ser liquidada.
Así fue la desaparición de Blockbuster
Blockbuster fue absorbida en abril del año 2011 por Dish Network, que era el mayor proveedor de televisión de pago de Estados Unidos, por 320 millones de dólares. El objetivo inicial de esta medida tomada en relación a Blockbuster era cumplir el cierre gradual de las 1.700 tiendas físicas que aún quedaban y conservar la marca para lanzar un servicio de video bajo demanda que compitiese con Netflix. Sin embargo, los planes no prosperaron y dos años después se anunció el cierre completo de todos los videoclubes a partir de enero de 2014.
Los 300 locales de Estados Unidos propiedad de la compañía fueron clausurados pero Dish Network permitió que algunos franquiciados pudieran continuar bajo la marca Blockbuster mediante un acuerdo comercial. A finales de 2017 aún permanecían abiertos once videoclubes Blockbuster en Estados Unidos: siete de ellos están ubicados en Alaska, donde las tarifas de internet son más caras que en el resto del país; tres están en Oregón, y el último se encuentra en Edinburg, Texas. En julio de 2018 tan solo quedaba abierto el Blockbuster de Bend, Oregón, que funciona como atracción turística y no pertenece a Dish.
En el resto de países la marca corrió idéntica suerte, en este caso sin que Dish les cediera el nombre. En México, grupo Salinas renombró todos los establecimientos como The B-Store en 2015, aunque al año siguiente terminarían desapareciendo.
Blockbuster tuvo salas de cine
En 2007, la empresa inauguró su primer complejo de salas de cine, el Blockbuster Cinema, en Cholula, en el estado mexicano de Puebla. Anunció, además que a partir de los resultados de este complejo evaluarían la apertura de otros similares.
Debido a conflictos con sus socios, a finales de 2009 la operación del complejo en Cholula, que contaba con 11 salas, pasó a manos de Cinépolis. En 2013, la empresa inauguró nuevos complejos en la Ciudad de México y en Guadalajara, anunciando además un plan de expansión por el país que incluía una decena de nuevos cines.
De 6.000 locales a uno: el video de la decadencia de Blockbuster
Blockbuster Video abrió su primer videoclub en Dallas en octubre de 1985 y, en su momento de mayor auge, llegó a tener 6.000. La competencia del "streaming" lo hirió hasta matarlo.
El pasado
Casi todo el mundo ha ido alguna vez en su vida a un videoclub. Si lo quiere hacer ahora no podrá. Sentado cómodamente en su casa, aprieta el botón de un control remoto y elige que película ver en su televisor.
Cualquier millennial o de anteriores generaciones recordará pasar la tarde dando vueltas por los pasillos de un videoclub para elegir qué ver esa noche, y no importaba si después veía una película horrible, tal como indica el sitio 20 Minutos. El encanto era darse una vuelta por el videoclub.
Pero el surgimiento de esos inmensos catálogos de series y películas en televisión llevó a que los videoclubes comenzaran a decaer. Y así lo demuestra un video en el que se ve el crecimiento y el descenso de los Blockbuster Video que hubo en Estados Unidos entre 1986 y 2019.
Un gigante extinguido
Tal y como explica Fleet Logging, esta franquicia de videoclubes abrió su primer local en Dallas en octubre de 1985 y, aunque no era la primera marca existente, sí tenían la mayor selección de títulos. Para 1990 ya tenían más de 1.000 tiendas en todos el país y continuaron creciendo hasta 2005, cuando alcanzaron más de 5.700 locales.
Pero después la compañía comenzó a cerrar algunos de sus establecimientos a causa de la gran competencia que suponía no solo Netflix en sus inicios, sino la marca de videoclubes Redbox que tenía máquinas expendedoras en lugar de tiendas.
A finales de 2010 se declararon en bancarrota y el proveedor de televisión Dish Network compró la marca con intención de mantener abiertas unos 1.500 locales para rivalizar con Netflix, pero esto no sucedió.
Actualmente, solo queda un Blockbuster Video abierto en el mundo y está en la ciudad de Bend, Oregon, que sigue recibiendo la visita de los clientes locales y de los turistas a los que les encanta disfrutar de la nostálgica experiencia de pasear por un videoclub. El local de alquileres de DVD y Blu-ray lanzó una campaña de marketing muy atractiva, que apela al vínculo social y cinéfilo a distancia, sin algoritmos o engaños virtuales como intermediarios.
Luego de un cierre temporal ante la cuarentena total en ese estado, la gerente general, Sandi Harding, contó a Vice que reabrió el local y lo adaptó a tono con las medidas sanitarias. Por ejemplo, el piso tiene marcas para distanciar a los clientes, mientras que los trabajadores limpian cada caja del DVD o Blu-ray con toallitas Clorox y usan mascarillas.
Además del envío a domicilio, la empresa instaló un sistema de take away. El cliente pide por teléfono una película o serie, el trabajador coloca el disco en una bolsa Ziplock y lo entrega a través de una ventanilla directamente al cliente que se acerca en su auto, sin necesidad de contacto.
Como el distribuidor local de películas está cerrado por las restricciones, Harding cambió temporalmente el sistema de adquisición: "Normalmente empiezo con 30 copias en DVD y de 12 a 14 en Bluray. Pero ahora voy a Walmart, Target, Fred Meyer, a todos los minoristas que tenemos aquí en la ciudad, y solo obtengo cinco o 10 de cada uno. No les agrado mucho si entro y vacío sus estantes, así que trato de ser consciente de eso y me aseguro de dejarles también películas a sus clientes habituales".