5 recetas con queso para comer rico durante el fin de semana
Seguramente después de un largo año de cuarentena, decidir qué cocinar se hace cada día más difícil, incluso, más difícil que llevarlo a cabo.
Por eso, queremos brindarte soluciones con una serie de recetas fáciles, ricas y económicas. ¿Y por qué tan sencillas? El ingrediente principal será el queso, aquel que seguro está en la cocina de todos y en más de una de sus formas.
Y como el queso queda bien con todo, o con casi todo, vas a tener variedad para poder elegir. Desde ensaladas de legumbres hasta lujuriosas fondues improvisadas con crudités, croquetas de arroz y papas asadas -al horno o al microondas- cubiertas de cheddar, crema agria, panceta y pepinillos.
1. Croquetas de arroz con gruyere y -casi- lo que sea
Para empezar a reciclar, para esta receta podrás utilizar el arroz que te quedó de la comida anterior, aunque en caso de no tener, hacer una porción de arroz blanco no será tarea difícil. A esta base, podrás agregarle cualquier tipo de verduras, huevo, salsas o hasta alguna carne para darle el sabor que quieras a tus croquetas.
Será mejor que las verduras que se escojan se puedan picar y dorar para agregarlas posteriormente a la masa, o usarla como relleno.
Las cantidades van a variar según el grado de humedad que tenga el arroz del que partimos; con unos 150 g por persona, ya cocido, tendremos una buena base. Prepara primero los ingredientes que quieras añadirle -en trozos no muy grandes y que no suelten demasiado líquido- y calentalo.
Agregá unos 100 g de queso gruyer rallado -o cualquier otro de textura similar-, mezcla bien y valora si tienen una textura que puedas formar con facilidad. Si no, agregales un poco -muy poco- de leche, crema para cocinar o salsa de tomate que aporten la humedad y untuosidad necesaria.
Una vez hecho esto, es el momento de darles forma: podés hacer varias croquetas redondas u ovaladas, ponerlo en un molde, prensar un poco y hacerlas cuadradas cortando con un cuchillo o hacer discos de un tamaño más grande, como si fueran hamburguesas.
Reboza en huevo y pan rallado, deja que el rebozado se seque un rato en la heladera para que no exploten al freírlas y hacelo en aceite caliente pero que no humee, en tandas de pocas unidades para que el aceite no se enfríe. Escurrilas en papel de cocina y sirvilas, por ejemplo, con una ensalada de tomate.
2. Ensalada de lentejas, perejil y feta
Cenar legumbres es completamente recomendable siempre que no tengas una digestión un tanto complicada. Si apostas por una ensalada donde las lentejas, las hortalizas y el queso feta se combinen de manera perfecta, la noche será estupenda.
Para dos personas necesitarás un tarro grande de lentejas escurridas y lavadas, hortalizas al gusto, alguna verdura de hoja de temporada como la rúcula y, si querés, un puñado de hojas de perejil, enteras (no lo vamos a usar para decorar, sino como ingrediente de pleno derecho).
Si te gusta, podés agregar cebolla cortada fina, tal cual o suavizada durante un rato en agua con vinagre y sal. Prepara la vinagreta que más te guste con un toque ácido de limón o vinagre y una cantidad generosa de pimienta, rematando con aceitunas y queso feta desmigado. Remueve para repartir bien y el plato estará listo.
3. Papas asadas rellenas de crema, cheddar, panceta y cebolla
Las jacked o baked potatoes, papas de buen tamaño asadas y abiertas con un corte en cruz o a lo largo por donde se les ponen todo tipo de rellenos, son un clásico de la comida inglesa (sobre todo en su versión informal y callejera).
El único problema que tiene esta maravilla de la comida básica pero sabrosa es el tiempo que tardan las papas en cocinarse, pero cualquiera que tenga un microondas a mano puede acortar significativamente este tiempo.
Escoge una papa grandecita de textura harinosa lavala y secala bien y ponela en el microondas. Programá cinco minutos a máxima temperatura. Mientras tanto, prendé el horno a 180°C para que se vaya calentando. Da vuelta las papas -lo de dentro hacia fuera- y programá tres minutos más.
Con un trapo y cuidado para no quemarte, abre las papas con un corte en cruz y apretalas ligeramente para que la carne se abra. En este momento podés ponerles un poco de manteca y preparar el relleno.
Para eso podés llevar a la sartén una feta de panceta no demasiado fina cortada y agregar media cebolla picada con su misma grasa. Saca la papa del horno; poné la panceta en el hueco y un poco de queso cheddar rallado por encima y devolvela al horno uno minutos más.
Cuando la saques, podés rematarla con una cucharada de crema, cebollino en polvo y pimienta. Obviamente esta papa admite los mismos rellenos que las croquetas de arroz, y más.
4. Hojaldre + queso = éxito asegurado
Hace con una placa de hojaldre de manteca de verdad, desenrollá sobre el papel de hornear en el que vienen y pasa a una bandeja de horno, mientras lo prendes a 180°C.
Pincha toda la superficie con un tenedor, para que no se hinche demasiado, menos los dos centímetros exteriores. Agarra unos 400 g de tomates cherry y córtalos por la mitad a lo largo o a cuartos -dependiendo de su tamaño-, deparramalos por encima del hojaldre con aromáticas al gusto y un poco de sal y pimienta y llevalo al horno ya caliente.
En los 20 minutos -aproximadamente, puede necesitar alguno más- que tu plato pasará en el horno podés preparar una vinagreta rápida con unas ocho almendras y un chorrito de aceite por ración, además de vinagre, sal y pimienta al gusto.
Cuando saques el hojaldre, lo debes dejar reposar tres minutos, y en ese tiempo, condimentalo con la vinagreta. Pasado este tiempo reparte 150 o 200 g de mascarpone en cucharaditas por la superficie y sirve con la ensalada al lado o encima del hojaldre. ¿Para cuántas personas es esta cena? Esto depende del hambre que tengas: cuatro si es moderada, dos si están con mucha hambre.
5. Fondue casi instantánea con palitos de verdura y pan
Si estabas buscando una propuesta saludable, puede que no sea tu día de suerte. Si bien la idea de los palitos de verdura suena muy bien y liviana, el objetivo es comer una gran cantidad de queso fundido en el que untaremos esos palitos y trocitos de pan.
Si bien existen enormes variedades de quesos, algunos mucho más exclusivos que otros, aca vamos con la versión apta para todos los supermercados: elegir el queso que más te guste. Lo que seguirá luego será sumarle lo que le dé el gusto especial: la cantidad de ajo que consideres, pero recomendamos ser generosos.
Mientras se calienta el queso corta trocitos de manzana verde o roja, palitos de apio o calabacín, trocitos de pan o pepinillos y cebollitas en vinagre. Serví todo en la mesa y, cuando salga el queso, prepárate a mojar y comer queso como si no hubiera un mañana.