Pastalinda: dónde comprarla, cuánto cuesta y recetas de pasta casera
La pastalinda, esa máquina para estirar la masa de pastas, es un invento argentino con 70 años de historia. La pastalinda ha estado presente en las cocinas argentinas desde el día en que se inventó y salió a la venta, ya que es una alternativa muy útil para quienes disfrutan del arte de la gastronomía.
Estirar las masas para pastas nunca había sido tan fácil como cuando llegó la pastalinda.
La historia de la pastalinda
Fundada en 1950, a lo largo de toda su historia la empresa argentina ha producido más de 2 millones de máquinas para hacer pastas. Esa compañía que actualmente tiene 70 empleados y realiza entre 40 y 50 mil unidades de pastalinda cada año, comenzó con un mecánico italiano que talló en madera el primer prototipo, que es muy similar a la pastalinda que todavía se vende y que se renueva cada año.
Augusto Prot, el creador de la pastalinda, llegó a la Argentina desde Sesto San Giovanni. Pisó las tierras argentinas con la idea de buscar un mejor porvenir luego de la Segunda Guerra Mundial. En Italia, en su tierra natal tenía una fábrica productora de máquinas lavadoras y embotelladoras.
Prot se instaló en Las Heras, que era un incipiente pueblo agricultor por aquel entonces, y unos meses más tarde llegaron en barco su mujer, sus hijos y hermanas. Desde Italia también llegaría un generador de energía para fundar lo que sería la primera industria de esa localidad bonaerense, que fabricaría eso que hoy se conoce como pastalinda.
El nombre -pastalinda- fue idea de la propia hija de Augusto Prot, quien se fijó en lo linda que era la máquina apenas la vio. Si bien el inventor de la pastalinda llegó a ver el éxito casi instantáneo que generó su producto, falleció a los pocos años de haberla pensado, fabricado y puesto a la venta.
Fue así que la compañía quedó al mando de su hija, María Pía Prot, y su marido, Rodolfo Grillitsch. El matrimonio, que actualmente tiene 87 y 95 años respectivamente, todavía se encuentra involucrado en la empresa que hace la famosa pastalinda.
Modernización
María Pía Prot y Rodolfo Grillitsch fueron los encargados de comandar la empresa que fabrica la pastalinda durante los años '70. Aquellos años fueron la época de gloria para la compañía. No obstante, con el paso del tiempo, el fanatismo por la pastalinda se diluyó un poco. Pero la empresa continuó en pie y siguió su rumbo. En esos días, el sobrino de María Pía y Rodolfo (y bisnieto de Augusto) visitaba la fábrica y se pasaba las tardes fascinado con las máquinas. Johnatan Romero enamorado de la empresa familiar, decidió estudiar Administración de Empresas y finalmente tomó la posta de la compañía que sacó al mercado la pastalinda.
En el año 2017, el joven sobrino hizo una suerte de revolución en la compañía. En aquel momento decidió hacer una inversión de u$s6 millones y se inauguró una planta nueva en el barrio de Paternal. La tradicional Pastalinda, que era roja y clásica, pasó a ser uno más de los modelos que se pudieron conseguir a partir de entonces. Llegaron al mercado nuevos colores de una pastalinda que la actualizaron como herramienta útil para la cocina de los argentinos pero además se convirtió en un objeto de diseño y de deseo.
Más herramientas
También decidieron ampliar su oferta. Así, sumaron nuevos modelos de pastalinda y otros productos relacionados a la preparación de las pastas, tanto simples como rellenas.
El "secapasta" es uno de esos productos nuevos que actualmente se pueden conseguir bajo la marca Pastalinda. Se trata de un pie que tiene pequeñas varas que permiten colgar las pastas para secarlas y luego cocinarlas o guardarlas.
La raviolera es otro de los accesorios que se pueden conseguir bajo la marca Pastalinda. También se puede comprar una funda para la máquina Pastalinda y otros elementos que acompañan la preparación y cocción de las pastas caseras.
La marca Pastalinda tiene un showroom en el barrio de Palermo, pero también se puede conseguir a través de la tienda online. El precio varía entre 21 mil y 24 mil pesos.
También intenacional
Los productos de Pastalinda también han pasado las fronteras argentinas. Esa empresa fundada por Augusto Prot en los años '50 llegó a Uruguay, Paraguay, Chile, Perú y Canadá y las autoridades tienen pensado llegar pronto a los Estados Unidos y Europa.
Cómo hacer pastas caseras con la pastalinda
La pasta es una de las comidas clásicas en Argentina. La influencia italiana que trajeron los inmigrantes que llegaron desde el viejo continente hizo que actualmente las pastas -tanto rellenas como simples- sean uno de los platos tradicionales, que tienen presencia en las cartas de restaurantes y las mesas de los hogares.
Preparar las pastas caseras con la ayuda de la pastalinda es sencillo, pero requiere tiempo, las medidas justas, y un poquito de ganas de ensuciar la cocina con harina.
Hay una fórmula que suele funcionar cuando se decide preparar pasta y lleva los siguientes ingredientes, en esta proporción:
- 100 g de sémola de trigo duro o harina 00
- 1 huevo por persona
Los 100 gramos de harina permiten hacer una cantidad de pasta que es un poco más que la porción que se calcula para una persona, pero se aconseja respetar esta proporción para que salgan sabrosas y con la textura perfecta.
Además, a la pasta se le pueden agregar una gran cantidad de condimentos o ingredientes para ponerle el sabor que a cada uno le guste, pero la masa básica suele ser siempre la misma, al igual que las proporciones.
Ingredientes para hacer la pasta casera
- 300 g de sémola de trigo duro o harina + la necesaria para estirar la pasta y para el reposo
- 3 huevos
- 1 pizca de sal
La receta de pastas para hacer en la pastalinda
El primer paso es hacer una pequeña montaña con la sémola o la harina sobre la mesada. Se debe abrir un hueco en el centro como si fuera un cráter, de modo que quede la famosa corona de la que hablan los cocineros.
A continuación, se rompen los huevos y se colocan en el hueco que quedó entre la harina. Es importante tener en cuenta que los huevos se deben colocar en un pequeño recipiente; esta recomendación apunta a saber si el huevo está en mal estado, no arruine toda la preparación.
Luego de que se agregan los huevos se debe incorporar la sal y batir con un tenedor.
En ese momento, se debe agregar la sémola desde los bordes sin dejar de batir. Poco a poco la mezcla tomará consistencia de crema. Este es el momento de comenzar a usar las manos para incorporar la sémola a la mezcla y amasar. Poco a poco se formará una masa que progresivamente se dejará de pegar en los dedos y se transformará en un bollo, que será el que más adelante se colocará en la pastalinda y se estirará para formar la pasta.
Ese bollo se debe amasar durante 10 o 15 minutos. Esta fase se debe realizar con la ayuda de un robot de cocina -que es una herramienta poco común-, pero se puede hacer perfectamente a mano.
Al principio la masa será bastante irregular y tendrá muchos grumos, pero de a poco será lisa y elástica. Se debe amasar con la parte baja de la palma de la mano, que es el lugar con el que se puede hacer más fuerza.
Es importante tener en cuenta que, si bien las cantidades suelen ser precisas, puede ser que la masa necesite un poco más de sémola o harina. Esto es lo que los cocineros suelen llamar mirar y escuchar a la masa y a las preparaciones. A veces, la masa pide más harina o más agua, y se debe considerar esto para que salga perfecta.
Es que estas cantidades pueden variar en función de los huevos que se usen, el tipo de harina, el tipo de sémola, entre otros factores que pueden hacer variar la demanda de harina o de hidratación.
¿Cuándo está lista la masa para dejar de amasar?
La masa estará lista cuando sea lisa, elástica y ya no tenga grumos. Para confirmar esto se debe hacer presión con un dedo y chequear que la masa recupere rápidamente su forma. Cuando esto sucede se debe envolver el bollo en film transparente y dejar reposar en la heladera por, al menos, media hora.
Pasado este tiempo es momento de tomar la pastalinda y estirar el bollo para hacer la pasta. Un dato importante: no se debe colocar todo el bollo en la pastalinda, sino que se debe cortar en pequeños pedazos -un tercio o un cuarto del bollo- y ahí comenzar a estirarlo.
Es importante no dejar la pasta al aire demasiado tiempo porque se seca muy rápidamente, por lo que mientras se estira una porción se debe cubrir lo que quedó. Cortada la parte de masa para estirar, se debe colocar sémola o harina en la mesa de trabajo, tomar la masa y aplanar un poco con las manos.
Es esencial ajustar el rodillo de la máquina para pasta en la abertura más grande -depende de la marca de la máquina ésta puede corresponder al número más pequeño o más grande-.
Ahí se debe comenzar a estirar la masa con la pastalinda: durante las primeras pasadas puede suceder que la pasta no se presente muy compacta y se deshaga con facilidad. Se dobla sobre sí misma y se vuelve a pasar hasta se vea bien lisa y pareja. En ese momento, se vuelve a doblar y se pasa una vez más por la abertura más grande de la pastalinda, girando el sentido con la que se introduce en la máquina 1/4 de vuelta, dos o tres veces más.
Estas primeras pasadas son un paso importante en el amasado de la pasta. Cada una de las veces se pasará la mano por la superficie de la pasta, agregando un poco de harina, sobre todo si se nota un poco húmeda.
Luego, se cierra poco a poco la abertura de los rodillos de la máquina y se sigue pasando la pasta que cada vez será más fina. En función del formato de pasta que se quiera realizar se puede dejar más o menos gruesa.
Lo mejor es llegar al quinto número, si la idea es preparar espaguetis, tallarines, tagliatelle, o al sexto, si estamos preparando pasta rellena. En caso de pasta rellena el grosor también dependerá del tipo de relleno. Cuando más fina se estire la pasta más delicada resultará, pero también será más difícil de manejar y cocinar.
Por último, cuando se haya estirado la pasta del grosor deseado con la pastalinda, se pueden utilizar los accesorios de la máquina para cortar tallarines, espaguetis, tagliatelle o pappardelle.
Una vez cortada la pasta se deja reposar en una bandeja con abundante sémola o harina (para evitar que se pegue entre sí) o se puede colgar y dejar secar. Es importante acordarse de frotar el secador de pasta con harina antes de colgar la pasta, ya que de lo contrario se pegará.
¿Qué hacer si no se tiene una pastalinda a mano?
La pastalinda es una herramienta que facilita la realización y preparación de las pastas caseras. Sin embargo, su uso no es excluyente. En otras palabras, es posible prepara pastas caseras, rellenas o simples, sin tener una pastalinda. Quizá sea más trabajoso, más difícil y lleve más tiempo y fuerza, pero es posible.
El proceso es el mismo que el que se debe hacer con la pastalinda, solo que con el palo de amasar llevará un poco más de tiempo y requerirá que quien haga las pastas tenga que hacer un poco más de fuerza.
Una vez que la pasta está estirada y hecha se puede cortar con la misma pastalinda, que tiene los moldes para hacerlo, o cortar a cuchillo.