Derriban tres mitos clásicos sobre el huevo y su impacto en la salud
Los huevos contienen muchos nutrientes, pero hay aún más mitos en torno a este producto. ¿Vale la pena creérselos? A continuación, expertos derriban tres mitos:
Mito 1: aumentan el colesterol
Es una afirmación falsa porque la yema del huevo contiene lecitina, que es un emulsionante natural. Esta sustancia disuelve el colesterol y las partículas de grasa e impide que se depositen en las paredes de los vasos sanguíneos.
Esto lleva a que se reduzcan los niveles de colesterol en sangre. Además, la asimilación de lecitina libera colina, que a su vez participa en la síntesis de la acetilcolina, un importante neurotransmisor que mejora la memoria y el rendimiento mental, según la agencia Sputnik News.
Mito 3: los huevos crudos son más nutritivos
De hecho, el consumo de huevos crudos no solo causa infecciones bacterianas, sino que además no satura el cuerpo de valiosos nutrientes. Los huevos crudos contienen avidina, una proteína que impide la absorción de biotina en los intestinos, lo que puede provocar falta de apetito, debilidad, dolor muscular y otros síntomas asociados con la deficiencia de biotina.
Además, los huevos crudos contienen antitripsina, que tiene un impacto negativo en la función digestiva.
Mito 2: las mujeres después del parto deben comer en abundancia
Durante el parto se consume una gran cantidad de energía física, y la digestión y la desintoxicación del hígado se ven afectadas. Como resultado, el consumo de alimentos en grandes cantidades aumentará la tensión en el hígado y los riñones, y esto puede tener consecuencias adversas.
"El consumo excesivo de clara de huevo impulsa la formación de grandes cantidades de amoníaco, hidroxilo, fenol y otras sustancias químicas en el tracto intestinal, lo que tiene un impacto negativo en la salud. Esto puede ir acompañado de hinchazón, mareos, debilidad y otros síntomas típicos de la llamada intoxicación por proteínas", advierten.
Cuando se calcula la ingesta de proteínas se debe tener en cuenta el estado del sistema digestivo. Normalmente, las mujeres tras el parto no deben comer más de tres huevos al día.
La mejor manera de preparar un huevo
En este caso, ¿cómo se preparan los huevos para preservar al máximo sus propiedades beneficiosas? La respuesta es simple: es mejor hervirlos, porque así conservan muchos componentes valiosos y nutritivos, y son fácilmente digeridos y absorbidos por el cuerpo.
Para empezar, hay que colocarlos en una olla con agua fría y llevarlos a ebullición lentamente. Después de hervirlos durante tres minutos, hay que apagar el fuego y dejar los huevos en agua durante cinco minutos. De esta manera, la clara estará tierna y la yema alcanzará la dureza deseada en la que se digiere más fácilmente.
No se recomienda hervir los huevos durante más de diez minutos, ya que no solo afectará al sabor de este producto, sino que destruirá un gran número de vitaminas. En cuanto a los huevos revueltos, tienen menos nutrientes y son peor digeridos por el cuerpo.
Tampoco deben cocinarse los huevos con cáscara dentro del microondas. El líquido que tiene dentro se puede convertir en vapor con el calor, pero el problema es que ese vapor no tiene a dónde ir, porque la cáscara es hermética. En consecuencia, puede que el huevo explote -literalmente hablando- dentro del horno microondas o, en el caso más severo, en las manos de la persona que lo saca de allí.
Es importante tener en cuenta que cualquier recipiente cerrado de manera hermética se comportará de la misma manera que el huevo con su cáscara. Si se calienta una sopa, por ejemplo, u otro alimento con mucho líquido, dentro de un contenedor cerrado puede explotar.