El furor por Daniele De Rossi fue efímero: qué pasó con la estrella italiana que aterrizó en Boca
La llegada de Daniele De Rossi a Boca se produjo con bombos y platillos. El ruido que generó pareció ser único. Sin embargo, su "revolución" fue efímera.
Hubo gente que se compró la camiseta número 16 sin siquiera conocerlo. El propio Diego Maradona le abrió las puertas de su casa para darle una bienvenida televisada. Todo los canales quisieron tener su palabra en español. Le sacaron fotos hasta en el supermercado.
Sin embargo, el efecto del marketing se acabó. Los intereses de su exitosa carrera se devaluaron. La estrella se estrelló en la primera curva. Aunque esta vez no es producto de la exageración Boca.
De Rossi, pese a sus 36 años, llegó para los partidos importantes y lamentablemente los mira tomando mates desde afuera por su propio nivel de juego o por alguna lesión.
En la revancha con River -el clásico que necesita de futbolistas de categoría para lograr la hazaña- ni siquiera puede estar a disposición de Alfaro.
No parece sólo mala suerte sino consecuencia de cómo aterrizó en Boca. De Rossi tiene un grupo de whattsapp en el que se habla sólo de mediocampistas. La foto de perfil es de Riquelme. Justo de Román, el ídolo que se necesitaría en el partido por los puntos del 22 de octubre más que en su despedida del 12 de diciembre.
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De Rossi se ganó en la cancha el respeto contra el que atentan quienes dicen a la ligera que llegó a Boca porque es amigo Burdisso. La descalificación suele hablar más de quien la hace que de quien la recibe.
Según indicó Infobae, el pasado estelar lo obliga a tener un mejor presente. No vino a recibir un homenaje internacional ni a probar el asado. Llegó para aportar su categoría a Boca.
Y pasan los partidos sin lograrlo. Podrá ser porque estuvo entre dos y tres meses sin jugar antes de decidir cambiar de país. Por el vértigo del fútbol argentino. O porque le faltaron partidos para adecuarse.
En su presentación De Rossi se lució a pesar de que caminó bien la cancha desde su experiencia. En un equipo cuestionado por falta de líderes que hablan él ordenó desde su posición de volante central. Se aplaudió su salida con pases verticales que rompen líneas. Hasta llegó al gol de cabeza.
Boca le arruinó el debut al perder por penales con Almagro. Y tal vez no se evaluó del todo la exigencia de un rival del Nacional B por Copa Argentina.
Sin embargo, cuando llegaron partidos más complejos De Rossi patinó. La velocidad de Banfied expuso su falta de ritmo. Con River en el por la Superliga repitió la mala imagen pese a estar acostumbrado a grandes batallas. No lo ayudó el doble 5 que inventó Alfaro con jugadores que se enciman.
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Ese día Marcone levantó cuando De Rossi salió reemplazado. Hubo culpas de los futbolistas y del entrenador.
De Rossi igual no volvió a jugar y se lesionó de nuevo. Tal vez una pequeña exposición del criterio diferente de Burdisso y Alfaro en esta elección. El manager siempre confío en su ex compañero.
No lo imaginaba como el dueño del equipo sino como "la frutilla del postre" de un mercado de pases para discutir. El entrenador, en cambio, hasta llegó a decir en una conferencia que no esperaba a De Rossi porque prefería no tapar a los juveniles del club. Después no repitió la frase por una sugerencia interna... De todos modos, Alfaro no lo llora a De Rossi aunque hubiera sido una variante importante para pelear con River en la Bombonera.
El caso De Rossi debe estar por encima de ese partido revancha, más allá de que se potenciará con una derrota.
Aunque suene duro, necesita que Boca destrone al equipo de Marcelo Gallardo, después jugar él la final de la Copa y tener un rol relevante para ser campeón de América... Un cambio brusco de un presente desteñido y poco alentador.
De otro modo hasta se puede pensar que se vuelva a Italia a fin de año, seis meses antes del final de su contrato.