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La ciencia le debe más de lo te imaginas a la serendipia

"La fortuna juega a favor de una mente preparada", dijo Louis Pasteur. La serendipia tiene un rol importante en los aportes de la ciencia, descubre por qué
12/09/2019 - 20:56hs
La ciencia le debe más de lo te imaginas a la serendipia

Cuando algo llega a la vida de una persona de modo inesperado y resulta ser algo bueno y positivo, a eso se le llama "serendipia", porque llega sin avisar y por casualidad, pero tiene todo el poder que se necesita para como mínimo captar la atención y hacer un cambio o un aporte positivo.

Teniendo en cuenta esto, se podría pensar que la serendipia es una forma más bonita de calificar al «azar», sin embargo, son dos tipos de causas diferentes.

La primera aparece cuando una persona guía sus pasos hacia uno u otro destino o cuando está preparada para encontrar algo en él de lo que aún no se es consciente y que será positivo.

Los efectos del azar, en cambio, también pueden ser negativos y actúan igual, se esté o no preparado para sus consecuencias.

El origen de la palabra serendipia

Serendipia (del árabe sarandib o serendib) proviene de un cuento oriental titulado Los tres príncipes de Serendipi, nombre persa de la isla de Ceilán (Sri Lanka). La transmisión del concepto se lo debemos en cierta medida a Horace Walpole, quien lo adaptó al inglés en 1754, explica Cristina Medina Gómez, autora de esta columna. 

El cuento es un relato breve, en el cual tres príncipes con un gran poder de razonamiento son enviados por su padre a conocer nuevas tierras. Durante ese viaje son denunciados como ladrones por un hombre que había perdido su camello, al entender que solo alguien con la información que van desvelando los príncipes podía haberlo robarlo.

Al final del relato, la serendipia o casualidad les salva: aparece el camello, demostrando que no ha sido un robo y los tres príncipes tienen la oportunidad de explicarse. Te dejamos la historia aquí, ya que pensamos que merece mucho la pena acercarse a ella.

Algunas serendipias de la actualidad

Royston M. Roberts definió la serendipia como el «descubrimiento que se realiza gracias a una combinación de accidente y sagacidad», pero resulta mucho más interesante verlo en la práctica. Estos son ejemplos de cosas que se descubren gracias a una serendipia:

La penicilina: el escocés A. Fleming descubrió la penicilina por un contratiempo en su laboratorio mientras investigaba la gripe. Muchos de sus cultivos se habían contaminado y, al enseñarle una de sus placas de trabajo a un amigo, se dio cuenta de algo había matado la bacteria staphylococcus.

Los post-it: aunque no tiene la importancia de la penicilina, no podemos negar la utilidad de las notas adhesivas que surgieron cuando su inventor, Spencer Silver, deseaba hacerse con un pegamento muy fuerte para su industria aeroespacial. En 1968, más allá de conseguirlo, lo que creo fue un pegamento débil que no dejaba residuos y que pronto supuso una buena alternativa a las chinchetas.

Tinte de Gram: Hans Christian Gram trabajaba en Berlín en el laboratorio del afamado microbiólogo Carl Friedländer, y desarrolló el método que lleva su nombre al intentar diferenciar dos bacterias causantes de neumonía. Mientras examinaba tejido de pulmón procedente de pacientes que habían fallecido por neumonía, Gram descubrió que ciertos tintes eran captados y retenidos con mayor facilidad por ciertas bacterias. En un primer paso, realizó un frotis con unas muestras que tenía, esto básicamente quiere decir que puso unas gotas de sangre sobre un portaobjetos de vidrio, y acto seguido lo pasó sobre la llama producida por un mechero. A continuación, vertió algunas gotas de cristal violeta sobre la muestra y, después de enjuagar con agua, añadió la solución de Lugol , que actuó como mordiente para fijar el colorante. Finalmente, lavó el cristal con la muestra con etanol y acetona para eliminar los restos del tinte. Ciertas bacterias (en concreto los Pneumococos, Streptococcus pneumoniae y Klebsiella pneumoniae) retuvieron el color, mientras que otras bacterias aparecieron blanqueadas o descoloridas por el alcohol. A las primeras, las que retenían el color, se les denomina hoy en día Gram positivas, mientras que las segundas, se las conoce como Gram negativas.

Las papas fritas o ‘chips’: en 1953 el cocinero George Crum se llenó de serendipia al intentar molestar a un cliente suyo que normalmente se quejaba del grosor de sus patatas. Lo que ocurrió es que decidió cortarlas más finas y dejarlas crujir pero se encontró con un resultado totalmente distinto al que esperaba y que todos conocemos: al cliente les encantó y hoy es una de las guarniciones preferidas de muchas personas.

El Viagra: ¿quién iba a pensar que el Viagra había surgido mientras alguien examinaba una medicina contra la angina de pecho? Pues así fue, el producto se lanzó a su comercialización para tratar la disfunción eréctil al observar que en los ensayos clínicos solo tenían un ligero efecto en la angina.

La serendipia despierta tanta atracción precisamente porque aparece cargada de energía positiva y es como si algo de magia apareciera en nuestras vidas para quedarse para siempre. Es como una especie de halo de felicidad en un momento oportuno que estaba ahí únicamente para vos.

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