El poema budista que leyó Quintana para despedirse de sus colaboradores
Finalmente, Mario Quintana dejó su cargó como vicejefe de Gabinete y rechazó seguir en el Gobierno luego de que Mauricio Macri le ofreciera seguir en otro cargo.
Quintana había vendido recientemente las acciones de la cadena de venta de medicamentos y artículos de belleza Farmacity y quedó fuera del organigrama del Ejecutivo luego de que Macri ordenara una reestructuración de los ministerios.
En su último día en la Rosada, el ex vicejefe de Gabinete recitó un poema del monje budista Thich Nhat Hahn, que comenzó con la frase: "No digas que partiré mañana porque todavía estoy llegando".
El poema completo
No digas que partiré mañanaporque todavía estoy llegando.
Mira profundamente: llego a cada instantepara ser el brote de una rama de primavera,para ser un pequeño pájaro de alas aún frágilesque aprende a cantar en su nuevo nido,para ser oruga en el corazón de una flor,
para ser una piedra preciosa escondida en una roca.
Todavía estoy llegando para reír y llorar,para temer y esperar,pues el ritmo de mi corazón es el nacimiento y la muertede todo lo que vive.
Soy el efímero insecto en metamorfosissobre la superficie del río,y soy el pájaro que cuando llega la primaverallega a tiempo para devorar este insecto.
Soy una rana que nada felizen el agua clara de un estanque,y soy la culebra que se acerca
sigilosa para alimentarse de la rana.
Soy el niño de Uganda, todo piel y huesos,con piernas delgadas como cañas de bambú,y soy el comerciante de armasque vende armas mortales a Uganda.
Soy la niña de 12 añosrefugiada en un pequeño bote,que se arroja al martras haber sido violada por un pirata,y soy el piratacuyo corazón es incapaz de amar.
Soy el miembro del Politburócon todo el poder en mis manos,y soy el hombre que ha de pagar su deuda de sangrea mi pueblo, muriendo lentamenteen un campo de concentración.
Mi alegría es como la primavera, tan cálidaque abre las flores de toda la Tierra.
Mi dolor es como un río de lágrimas,tan desbordante que llena todos los Océanos.
Llámame por mis verdaderos nombrespara poder oír al mismo tiempo mis llantos y mis risas,
para poder ver que mi dolor y mi alegría son la misma cosa.
Por favor, llámame por mis verdaderos nombrespara que pueda despertary quede abierta la puerta de mi corazón,la puerta de la compasión.