China tiene la receta contra la sequía: un sistema de lluvia artificial que puede regar la mitad de la Argentina
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El Gobierno chino se encuentra probando una tecnología diseñada por la agencia estatal China Aerospace Science and Technology Corporation que podría aprovechar las características de la meseta tibetana para lanzar lluvias que combatan las sequías.
De acuerdo con el South China Morning Post, el proyecto se conoció en abril y podría cubrir un área de 1,6 millones de kilómetros cuadrados. Esto es poco más de la mitad de los 2,8 millones de kilómetros cuadrados del territorio argentino.
La tecnología consiste en decenas de miles de cámaras de combustión que se instalarán en las montañas del Tíbet, al suroeste del país, en crestas empinadas de cara al sur, según apunta la agencia Raputnik.
Así, quemarán combustible sólido que generará yoduro de plata, un compuesto químico que, empujado por las corrientes de aire de los vientos monzones provenientes del sur, ascenderá hasta las nubes y disparará las precipitaciones.
Hasta el momento, el yoduro de plata se utilizaba para "sembrar" nubes por medio de aviones –una modalidad más cara–, pero ahora se hará a una escala mucho mayor.
China will create its own rain clouds for #water! #Tibet #solidfuel #silveriodide #cloudseeding https://t.co/dm7EU1UwCb pic.twitter.com/50wasVkfef
"” Nemy Banthia (@nbanthia) 6 de abril de 2018
Además, la meseta del Tíbet provee agua a todo el gigante asiático a través de sus glaciares y embalses, que alimentan a ríos importantes que atraviesan China, Nepal y la India.
Por otra parte, esa misma agua limpiaría el aire de la contaminación y de la polución de las grandes urbes, uno de los principales desafíos del gobierno chino desde hace años a raíz de la fuerte industrialización del gigante asiático.
"Ya se han instalado en las montañas del Tíbet y en Xinjiang más de 500 cámaras de combustión como parte de la fase experimental. Los datos que hemos recolectado son muy prometedores", señalaron los investigadores China al Morning Post.
Estos planes se enmarcan dentro de los esfuerzos chinos por controlar el clima, como lo hizo en 2008, cuando lanzó 1.100 cohetes al cielo cargados de yoduro de plata antes de la apertura de los Juegos Olímpicos de Beijing para dispersar las nubes y evitar las precipitaciones durante la ceremonia.