Guerra sin cuartel entre las herederas de la fortuna Gucci
Desde hace años existe una guerra sin cuartel por la fortuna de Maurizio Gucci -extitular de la casa de alta moda italiana que lleva su apellido y nieto de su fundador, Guccio Gucci- entre su viuda, Patrizia Reggiani, y las dos hijas del matrimonio.
Reggiani, dicho sea de paso, es conocida como "la viuda negra de Italia" por haber ordenado en 1995 el asesinato de su marido. Ella cumplió una pena de varios años de cárcel por elcrimen pero la justicia de ese país concluyó que eso no la inhabilitaba para cobrar una pensión vitalicia de un millón de euros al año como heredera de su exmarido.
Sus hijas, Allegra y Alessandra, llevan adelante un reclamo por este hecho pero, además, ahora entró en juego la propia madre de Reggiani, quien con 90 años busca inhabilitar legalmente a su hija de 69.
Según recuerda El País de España, la desconcertante historia de la familia Gucci comienza el 27 de marzo de 1995, con el asesinato en Milán de Maurizio. Cuatro disparos por la espalda acabaron con su vida a las puertas de su casa en la capital de la moda italiana.
Dos años después, se descubrió que su exesposa Patrizia, uno de los personajes más excéntricos de la crónica social italiana, había contratado a un sicario para que apretara el gatillo.
La pareja se casó en 1973 y, tras 12 años de relación, él le dijo que se iría de viaje de negocios y nunca regresó, ya que la había abandonado por una mujer más joven. Aunque no firmaron el divorcio hasta 1991.
En 1998, Patrizia Reggiani (en foto) fue condenada a 26 años de prisión por su muerte. En 2011 se le propuso la libertad condicional a cambio de trabajos sociales, pero la rechazó, alegando que nunca había trabajado, que tampoco pensaba hacerlo y que prefería la vida en la cárcel, cuidando de sus plantas y de un hurón que se agenció como mascota entre rejas.
Finalmente, salió de la prisión de San Vittore de Milán en 2013. Y el año pasado, un tribunal le concedió la pensión de un millón de euros al año en virtud del acuerdo de separación que habían firmado cuando terminaron su relación. Entonces decidieron que Patrizia recibiría un millón anual, de por vida. Además, le corresponderían otros 25 millones atrasados que no llegó a cobrar.
La justicia italiana consideró que haber ordenado su asesinato no es un motivo válido para ignorar los acuerdos que habían firmado ambos anteriormente.
Pero hasta ahora la "viuda negra" no accedió a su fortuna porque el caso continúa en los tribunales. Sus dos hijas, Allegra y Alessandra, que son las actuales administradoras del patrimonio Gucci y las que deberían entregarle el dinero, apelaron la sentencia, alegando que su madre había ordenado asesinar a su padre y aún esperan un veredicto definitivo.
En un primer momento, las dos hermanas habían defendido a su madre a ultranza. "Basta con verla, parece un pajarito... pobrecita, ha sido víctima de una extorsión, ella no ha hecho nada", decían en televisión entonces. Ahora, con este cambio de versión, parece haber solo dos posibles hipótesis: un intento de tutelar y proteger a su progenitora o una guerra abierta por el dinero.
Además, se sumó al escándalo otra protagonista: la madre de Patrizia Reggiani, Silvana Barbero, que vive con ella y la citó en los tribunales para inhabilitarla y nombrar a un administrador que gestione los bienes que espera heredar.
Las dos mujeres se han enfrascado en una dantesca contienda con declaraciones cruzadas en televisión. La madre la acusa de ser influenciable y alega un comportamiento extraño en los últimos meses.
Dice que Reggiani se está rodeando de malas compañías y teme que haya vuelto a la tesitura de hace casi tres décadas, cuando orquestó la muerte de Maurizio Gucci con la ayuda y bajo la manipulación de una vidente, según su versión.
Reggiani siempre se ha declarado "no culpable del asesinato y culpable de haber elegido las compañías equivocadas".
Otra muerte sospechosa
Recientemente, la madre explicó sus temores en una entrevista telefónica en el programa de la Rai Storie italiane: "Es una cruz que llevo conmigo, esperaba que todo hubiera terminado".
En la misma transmisión, la hija se defendió diciendo estar "escandalizada" por las declaraciones y la actitud de su progenitora.
"No soy influenciable, habría que escuchar lo que dicen de mí las personas que he encontrado en Saint Victor Residence -así llama a la prisión en la que cumplió condena- porque han estado conmigo 18 años, han hecho un recorrido conmigo", continuó la viuda de Gucci.
Para más, madre e hija ya fueron sospechosas del asesinato del marido de una y padrastro de la otra, Fernando Reggiani, en los años setenta, según recordó El País.
El hijo adoptivo del fallecido las acusó de envenenarlo cuando estaba gravemente enfermo para evitar que cambiara su testamento. Veinte años después, ambas fueron absueltas de ese caso.