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Revelación: el "fruto prohibido" de la Biblia no es lo que se creí­a

El mal está representado en las sagradas escrituras con una manzana, aunque recientemente se ha descubierto que allí no se menciona a esta fruta
17/01/2018 - 23:43hs
Revelación: el "fruto prohibido" de la Biblia no es lo que se creí­a

En la tradición judeo-cristina, la historia de Adán y Eva es la más antigua. Pero donde se relata, en la Biblia, se produjo un error que va más allá de cualquier convicción. Jamás existió una manzana como “fruto prohibido”: fue un error de traducción.

Para entender lo que ocurrió hay que retroceder muchos siglos en el tiempo. Pero antes se debe repasar lo que dicen dos de los libros más leídos en la historia: la Biblia y el Corán.

Según las creencias judías, cristiana y musulmana, Adán y Eva fueron los primeros seres humanos que poblaron la Tierra. Los libros religiosos relatan que Adán fue creado primero y que Dios, al verlo solo, decidió darle una compañera a partir de una de sus costillas -nunca se explicó cómo hizo esto-. Según las escrituras bíblicas, el relato del Jardín del Edén comienza en el libro del Génesis, a partir del versículo 21 del capítulo 1. 

A Dios le gustaba retar a sus "hijos" de diversas maneras. Por eso, decidió probar la fidelidad y obediencia de Adán y Eva. Les dijo que podían comer todos los frutos de los árboles del Paraíso excepto uno, que les provocaría la muerte si lo comían. 

En ese momento de la historia aparece otro personaje: una serpiente parlante que representa el mal. Tienta y engaña a Eva, quien al final cae en la trampa y come el fruto prohibido: una manzana. Adán también lo prueba y como resultado de ambas decisiones, Dios acaba por expulsarlos a ambos del Paraíso. En la doctrina cristiana eso se conoció más adelante como el pecado original

Si bien esta historia es conocida, lo que se desconoce es que el Génesis jamás nombra a una manzana, sino que se refiere simplemente a "una fruta"

Para poder explicar el error es necesario remontarse al siglo IV d. C., cuando el papa Dámaso I ordenó a su principal erudito de las escrituras, Jerónimo de Estridón, que tradujera la Biblia hebrea original al latín. Ese proyecto fue revolucionario, y le llevó a Jerónimo alrededor de 15 años. El traductor utilizó el latín que hablaba el hombre común, para que el documento pudiera leerlo el pueblo, aunque había un detalle: él no dominaba el hebreo como para realizar un trabajo de estas características. 

En consecuencia, Jerónimo confundió algunas palabras, pero el más importante de los errores tiene que ver con el sustantivo mālus (manzano) y el adjetivo malus (mal). Originalmente, el Génesis dice: lignus scientiae boni et mali (“Dios indica a Adán y Eva que no deberán comer del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal”).

Sin embargo, Jerónimo utilizó erróneamente el término "mal" por "manzana". De este modo, las personas comenzaron a leer la nueva versión de la Biblia e ignoraron por completo las escrituras originales en hebreo. Así, quedó la manzana como la fruta que representaba el mal.  

Tras la traducción, la manzana comenzó a dominar las obras de arte, y de las pinturas pasó a formar parte del imaginario común de la sociedad, siendo probablemente el Renacimiento el momento que más influyó en la imagen definitiva de ese "fruto prohibido" como una manzana.

El papel de la Iglesia durante todo este tiempo fue completamente nulo. Es probable que se haya pensado que la historia quedaba muy bien con el mito de la manzana, y por eso se haya decidido dejar el error sin aclarar. De cualquier forma, en las escrituras originales jamás hubo una manzana para explicar ese "pecado original"

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