Efecto "barra brava": justo en su peor momento, Milei consigue oxígeno político al denunciar desestabilización kirchnerista
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Ahora viene la clásica pregunta del día después: ¿quién ganó y quién perdió, desde el punto de vista político tras la violenta jornada de protesta por los jubilados?
Y la evaluación del gobierno es clara: lo ocurrido equivale a ganar oxígeno político y la oposición le hizo un favor involuntario justo cuando más necesitaba reconciliarse con su base electoral.
Aun golpeado por el "efecto criptoestafa", con un mercado volátil que no termina de manifestar su confianza en el acuerdo con el FMI y la continuidad del plan económico, con productores agropecuarios que no esconden su enojo por la presión impositiva y con críticas hasta de los aliados, Javier Milei encontró un regalo inesperado. La jornada con incidentes violentos sirvieron como recordatorio para base electoral sobre por qué lo habían votado.
Ahora, las imágenes de militantes en actitud violenta, arrojando piedras, volcando y prendiendo fuego patrulleros, saqueando autos y negocios en las calles aledañas al Congreso, concentraron la atención mediática y cambiaron bruscamente la agenda de la discusión pública.
Pero, sobre todo, esas imágenes violentas trajeron de nuevo el efecto de polarización política que tanto rédito le dio a Milei en 2023. Puesto en palabras del presidente, se expuso el "principio de revelación", porque retrotrajo el recuerdo de los ataques al Congreso en 2017 -también por la reforma jubilatoria-, con las famosas 14 toneladas de piedras y la imborrable imagen del "Gordo Mortero".
De hecho, la plana mayor del gobierno, desde el propio Milei hasta Patricia Bullrich, desde Manuel Adorni hasta Guillermo Francos, hicieron referencia a que, con la excusa de pedir por los jubilados, había una intención clara de desestabilización política.
No resultó muy difícil argumentar en ese sentido. Los cánticos, las declaraciones y los miles de tuits pidiendo el juicio político y la renuncia de Milei dieron pie para denunciar una jornada con un objetivo explícito de desestabilización. Lo mismo hizo el propio Milei, quien replicó en las redes sociales una foto donde se veía una pared del Congreso con la frase "Hay que matar al presidente", y dio por obvio que detrás de ese mensaje estaba la militancia kirchnerista.
La rara politización de las "barra bravas"
La protagonista política de la jornada fue la ministra Bullrich, quien ya antes de la manifestación había advertido que no permitiría desmanes ni cortes de tránsito. Y anunció un inédito "derecho de admisión" para que las marchas de jubilados no fueran copadas por militantes políticos.
Bullrich no solamente negó que haya habido excesos en la represión policial, sino que dio por seguro que, de no haber sido por el despliegue de las fuerzas del orden, los militantes habrían copado el edificio del Congreso -donde, por otra parte, también transcurría una jornada agitada-.
Bullrich fue quien describió la tesis del gobierno sobre el nuevo tipo de manifestaciones callejeras. Su explicación es que el kirchnerismo, al haber perdido sus tradicionales núcleos para la protesta -sobre todo los beneficiarios del eliminado plan Potenciar Trabajo-, encontraron un nuevo grupo social con el cual aliarse: las hinchadas de fútbol.
Lo cierto es que se trata de una alianza inusual, que está dando lugar a todo tipo de especulación política. La explicación "oficial" de las barras bravas fue que, al haber sido agredido un jubilado que vestía la camiseta de Chacarita Juniors, primero ese club manifestó su apoyo, y se fueron sumando todas las hinchadas.
Pero muchos pusieron en duda que las barras bravas no tuvieran otra motivación. Estos grupos, conocidos por tener ingresos provenientes de actividades ilícitas -desde el "parking" irregular en recitales en estadios hasta negocios vinculados al narcotráfico-, nunca habían demostrado hasta ahora una vocación por manifestarse políticamente -y, menos aun, hacerlo gratis-.
Bullrich, protagonista
Por lo pronto, Bullrich aprovechó la ocasión para anunciar medidas judiciales específicas para las barras de fútbol que protagonizaran incidentes.
"Estamos trabajando en una ley antibarra que es muy dura, pero me voy a poner a revisarla y endurecerla aún más, porque ahora son los barras los que acompañan las marchas. Vamos a aplicar figuras durísimas para los que pertenezcan a barras, porque ya en la ley se establece que es una asociación ilícita", dijo la ministra.
Pocos días atrás, en la inauguración del año legislativo en el Congreso, Bullrich había recibido una felicitación explícita de Milei por sus avances en la lucha contra el delito. Fue un gesto que algunos analistas interpretaron como una posible promoción para que la ministra lidere una lista de candidatos oficialistas en las legislativas de octubre.
Lo cierto es que Bullrich, cómoda en su rol de "halcona", aprovechó para reforzar su perfil político luego de los incidentes.
"Sé que la gente se puede haber impresionado, pero tienen que saber que hay una conducción política dispuesta a no dejar actuar a estos energúmenos para que la violencia no se instale nunca más en la Argentina. Ya no son los dueños de la calle. El que las hace, las paga. Los detenidos las van a pagar y vamos a identificar a todos los que estuvieron", dijo en una entrevista televisiva.
Mientras tanto, en las redes sociales, los elementos libertarios más proclives a celebrar la "mano dura" celebraban su actuación.
Los sindicatos, expectantes
Hubo otros detalles no tan notorios durante la jornada de protesta, pero que serán ineludible materia de análisis político. Por ejemplo, la ausencia de los gremios más fuertes de la CGT, que dejó el terreno a los izquierdistas de la CTA.
De hecho, los sindicatos que lideraron la protesta, como en los últimos meses, son los ligados a los funcionarios públicos -candidatos a ser este año la variable del ajuste fiscal-, mientras que otros gremios en mejores condiciones de negociar sus salarios prefirieron alejarse del escenario de la protesta.
El caso de Hugo Moyano fue el más evidente, porque hizo revertir una decisión que en las horas previas había tomado la Confederación de Trabajadores del Transporte, que a fines del año pasado convocó un deslucido paro que le terminó costando la salida del triunvirato de la CGT al rebelde Pablo Moyano.
Su padre Hugo tiene motivos para no querer confrontación con el gobierno, para empezar porque está en plena negociación salarial del gremio camionero y hay buenas posibilidades de que se firme una cifra permita recuperar lo cedido en la paritaria anterior.
El debate jubilatorio que viene
Queda, finalmente, planteado el interrogante de cómo impactará en la opinión pública la situación de los jubilados, a fin de cuentas el motivo formal por el cual se generó la situación de violencia política.
La oposición está convencida de que sigue siendo una causa sensible a nivel social, que traspasa a todos los sectores sociales y preferencias políticas, y que esa bandera le puede dar rédito político.
En un país de memoria corta, ningún dirigente peronista se ruborizará al plantear el tema, siendo que la "fórmula Guzmán" fue la que generó la mayor pérdida de poder adquisitivo para los jubilados.
Lo cierto es que el gobierno está ofreciendo un flanco para ser atacado, y lo hace de manera deliberada. Toto Caputo, al congelar el bono complementario que ganaban los jubilados de la mínima, está revirtiendo el "achatamiento de la pirámide".
Se trataba de un fenómeno por el cual los jubilados de los niveles altos subsidiaban a los de menores ingresos. Y provocaba el enojo de quienes se habían jubilado en regla, porque la mayor parte de quienes se beneficiaban con este bono son personas que ingresaron al sistema previsional amparándose en moratorias, sin haber completado los 30 años de aportes.
Hablando en plata, en lo que va del 2025, las jubilaciones -sin tener en cuenta el bono- recibieron en enero un incremento de 2,43%, en febrero una suba de 2,7% y se aplicará en marzo otro incremento de 2,21%. Esto supone una mejora acumulada de 7,5%, mientras que el IPC, si se cumplen las proyecciones de los economistas, acumulará un 6,8% en el primer trimestre.
Pero los números varían cuando se considera la jubilación mínima total -incluyendo el bono-. Mientras en diciembre ese ingreso era de $329.599, en marzo será de $349.121. Es decir, la licuación inflacionaria del bono hace que la suba total sea de 5,9%.
El gobierno deberá decidir si sigue defendiendo el alargamiento de la pirámide, mejorando el ingreso de los jubilados de mayor nivel, o si ante la inminencia de las elecciones cambia la estrategia y adopta las tácticas que ya aplicó el peronismo.