Javier Milei, en cadena nacional: acompañado por su equipo, habla del superávit fiscal, pero sin anuncios
El presidente Javier Milei grabó este lunes por la tarde la cadena nacional en la que da las precisiones sobre el superávit fiscal del primer trimestre. El mandatario estuvo acompañado en la grabación por parte del equipo económico que encabeza Luis Caputo.
El mensaje tiene una duración de 16 minutos. Fue filmado en el Salón Blanco de la Casa Rosada y, aunque no aparecen frente a cámara, también participaron de la producción el vocero Manuel Adorni y la Secretaria General de Presidencia Karina Milei.
Expectativas por el mensaje de Javier Milei
Milei leyó el breve discurso escrito por él mismo y estuvo acompañado por el equipo económico, que encabeza el ministro de Economía Luis Caputo. También estuvieron el secretario de Finanzas, Pablo Quirno y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili.
Si bien su mensaje se concentrará en la macroeconomía, también brindará un mensaje más "llano" para los ciudadanos: se referirá, además de la cuestión fiscal, a la baja en la inflación y planteará metas y pronósticos de cara a los próximos meses.
El corazón del mensaje será, como trascendió en los últimos días, un nuevo superávit fiscal en marzo. El contexto y el medio en el que lo anunciará Milei es lo llamativo. Si bien se trata de un dato oficial, es extraño que lo anuncie el Presidente en cadena nacional.
Se da, además, justo en las vísperas de la marcha de repudio contra el recorte del presupuesto universitario. Lo cual implica todo un mensaje político: la determinación a mantener el superávit fiscal, sea cual sea el contexto político y financiero.
Es cierto que la publicación del dato fiscal de marzo ya estaba marcado en el calendario de la Secretaría de Hacienda. Pero también es cierto que el gobierno ha usado esa información estadística con criterio político.
Un superávit plagado de dudas
El objetivo primero de Milei es dar los argumentos en contra de los economistas críticos, que sostienen que el superávit no será sostenible por mucho tiempo.
Esa visión se ha difundido ampliamente, no sólo entre los economistas "keynesianos" ni entre los que apoyaron al peronismo, sino entre los que se definen como liberales y que alguna vez fueron parte de su equipo de asesores.
Un ejemplo de esos críticos es Carlos Rodríguez, el ex rector de la Ucema y ex viceministro de Economía, que sostiene que la economía se encamina a una depresión, sino que siquiera quede el consuelo de una mejora fiscal. "El plan de ajuste es simplemente no pagar. En estos primeros mees hay reducción del gasto en todas las áreas. No se les transfiere plata a las provincias. ¿La seguridad y los sueldos? No se le da plata a nadie. ¿Obra pública? Se suspenden todos los pagos", dijo el ex asesor de Milei en una entrevista.
En la misma línea, el ex "ministeriable" Carlos Melconian definió al plan fiscal como "motosierra chiquita y una licuadoraza".
Esa ha sido la tónica de las críticas en los últimos días: el argumento central es que la reversión del déficit al superávit no fue el fruto de cambios estructurales sino de una licuación inflacionaria insostenible, ni desde el punto de vista financiero ni social.
Así, el rubro de mayor ajuste fue el gasto jubilatorio -por lejos, el de más peso en el presupuesto-, que ha tenido caídas reales mayores al 30% desde diciembre hasta marzo. Pero el cambio de fórmula de indexación de haberes -que entra en vigencia con los pagos de abril- ya no permitirán esa erosión. De hecho, en los primeros meses habrá una recuperación real de las jubilaciones, por el desfasaje entre la inflación actual y la de que se toma en cuenta para indexar la jubilación -que es la de dos meses atrás-.
Por otra parte, los economistas vienen denunciando que, en gran medida, el superávit fiscal sólo ha sido posible por la estrategia de posponer pagos. El caso más notorio es el de las deudas estatales con el sistema de generación y transporte eléctrico. A tal punto que en el mercado circula la versión de que Caputo planea emitir un nuevo bono -por un monto cercano a u$s2.000 millones- con el objetivo de solucionar esa deuda. De todas formas, se sospecha que el Fondo Monetario Internacional, a la hora de revisar las cuentas, igualmente considerará ese bono como parte del déficit.