Ley ómnibus: por qué Javier Milei fracasó y no pudo frenar el "tsunami parlamentario"
Miguel Pichetto fue uno de los protagonistas excluyentes de estas últimas sesiones en que la Ley Ómnibus terminó de encontrar su deshonroso entierro, y lo fue con muy poco: experiencia, cintura, conocimiento reglamentario y su malhumor para expresar la irritación que le producía el desmanejo ajeno. Y algo más: el proyecto hegemónico de Javier Milei vio su ocaso a manos del rionegrino y otros cuatro o cinco legisladores con experiencia.
La puesta en escena de una victoria pírrica que intentaron instalar los trolls presidenciales en la red social X, el viernes de la semana pasada, cuando el paquete normativo obtuvo media sanción, con el hashtag #EsLey, fue desmembrado sin contemplaciones este martes, por esos diputados expertos y por los propios desmanejos de La Libertad Avanza, que caminó por la cornisa al borde del suicidio desde el inicio de los debates, y ayer concretó su involuntaria amenaza de arrojarse al vacío.
Al inicio de la sesión, cuando se votaron a favor los primeros artículos, tales trolls se mostraban exultantes: "Milei ya tiene los superpoderes" escribían algunos de ellos. Pocos minutos les duró la euforia. Milei se quedó sin nada, sin saber que lo estaba perdiendo todo.
Después de verse derrotado sucesivamente en la votación de cuatro artículos, relacionados con la delegación de poderes que tanto ansiaba, el titular del bloque libertario, Oscar Zago, solicitó un cuarto intermedio para reorganizarse.
Durante ese receso habló con los titulares de los bloques opositores dialoguistas. "¿Qué está pasando?" preguntó el ex legislador porteño de las huestes de Daniel Angelici devenido en libertario.
"Lo que ya sabías Oscar, lo hablamos 20 veces, si no había acuerdos todo esto lo votábamos en contra", le explicó Rodrigo De Loredo, titular del bloque de la Unión Cívica Radical. "¿Dónde estabas viejo, no nos escuchaste? Te lo estuvimos avisando una semana seguida", completó Pichetto ya hastiado del desorden estratégico del oficialismo.
Ley ómnibus: Milei naufragó y el PRO, también
Mientras tanto, en el bloque del PRO, la iracundia se multiplicaba. "Otra vez quedamos mal parados, nos sumamos a una derrota innecesariamente. Patricia (Bullrich, ministra de Seguridad de esta administración) nos embarcó en el apoyo a este tipo, que todos vimos que era un total desastre. Acabamos que perder escandalosamente una elección hace dos meses, ni a la segunda vuelta fuimos y ahora formamos parte del fracaso de otro, tenemos que rever liderazgos y estrategias porque vamos a terminar desapareciendo", decía la diputada del bloque amarillo, presa de la indignación.
No es para menos, el partido está tan a la deriva como sus socios de La Libertad Avanza. Milei bloqueó a Mauricio Macri en su intento de proveerlo de funcionarios experimentados para ayudarlo a gestionar, todo le está saliendo mal al presidente y, sin embargo, el PRO se vuelca masivamente a respaldar algo que sabía que no iba a salir. "Zago puede no saber ni donde está, pero (Cristian) Ritondo si sabía cómo terminaba esto, no sé cuál es la lógica de mandarnos al matadero otra vez", decía otro diputado con pocas pulgas.
Lo cierto es que, luego de esa reunión donde el presidente del bloque de LLA se anotició de lo que ya debía saber hacía días, se comunicó con el ministro del Interior Guillermo Francos, para consultarle sobre una idea brillante: pedir el pase a comisión del proyecto para evitar que le siguieran votando en contra en particular y ganar tiempo para seguir negociando. Francos avaló la magistral jugarreta ideada su titular de bloque. Algunos voceros informales del presidente le quisieron adjudicar la movida al propio Milei, quien, entre sollozos, frente al Muro de los Lamentos (nada más apropiado para el caso), habría ordenado el regreso del proyecto a Comisión. Falso.
El Presidente lo supo cuando ya hacía rato que Zago lo había solicitado y todo el cuerpo se apresuró a votar favorablemente la iniciativa. "Estoy en condiciones de asegurarte que Javier no tiene idea de que un proyecto puede volver a comisión en un debate en particular, jamás aprendió el Reglamento de la Cámara", dice un funcionario del Ejecutivo que lo conoce en profundidad.
En síntesis, Zago jugó su ficha, pidió la vuelta a comisión, sin que él, ni el presidente del cuerpo Martín Menem, ni el ministro Francos, tuviesen la más remota idea de que tal solicitud, de ser aprobada, implicaba que se caía la aprobación de la ley en general y que todo volvía a fojas cero con su maquiavélico ardid. Los desnudó el propio ministro del Interior, cuando entrevistado en un programa televisivo por Eduardo Feinmann, se enteró al aire, porque se lo dijo el periodista, que su proyecto ya había perdido la festejada aprobación en general, justamente por el recurso que el mismo autorizó.
Si el clima con Francos en el Gobierno era tenso desde hace ya unos días, ahora debería ahorrarse pasar por la Rosada. El enojo tornó en furia y los pedidos por su cabeza se multiplican. En los últimos días le hizo pagar a Milei el costo enorme de la incorporación de Daniel Scioli al gabinete, fracasó en las negociaciones con los gobernadores para obtener el apoyo para la Ley Ómnibus, al punto que en algunos pasajes de la negociación fue corrido de la misma para darle entrada al mucho más eficiente Santiago Caputo, y ayer tomó esta decisión poco feliz, para luego mandarse un papelón televisivo de proporciones bíblicas, que desnuda que se trata de un veterano, pero neófito dirigente.
¿Milei echa al ministro Francos?
Hay quienes dicen en Casa de Gobierno que esto no terminó. A la vuelta de Milei de su gira religiosa, el ministro del Interior vería el fin de su fugaz gestión y se le otorgaría una embajada para darle una salida decorosa. Menem cedería a alguien más (¿ahora sí Ritondo?) la presidencia de la Cámara Baja y Zago perdería la titularidad del bloque oficialista. Eso para empezar, porque hay quienes también anotan a Scioli en la lista de los funcionarios designados que no llegaron a asumir y fueron echados previo a su nombramiento formal.
El Gobierno ha sufrido una derrota que tiene muchas más implicancias que un desaire legislativo. Ha perdido autoridad y la potencia del ficticio 56% del ballotage, la jugó en una martingala con final cantado que no supo ver.
La gestión necesita innovadores, agentes con coraje, astucia, vocación de poder, pero también, oficio. Propios o adquiridos. Milei y los suyos no la vieron. Creen que siguen en campaña, y se encontraron con que, en el Congreso, no más de cuatro o cinco "viejos meados", le hundieron el proyecto fundacional de su administración. "La victoria no depende de la cantidad de soldados sino de las fuerzas que vienen del cielo". Para la convocatoria mística funciona, para el Congreso, quedó claro que no.