Otro funcionario en la mira: fuerte enojo de Javier Milei con Eduardo Serenellini por posibles "negocios personales"
Eduardo Serenellini llegó a la Casa de Gobierno en medio de feroces internas para quedarse con la comunicación gubernamental, entre el mayor operador de la gestión, el consultor Santiago Caputo, la hermana del presidente y secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y el tuitero ahora castigado Iñaki Gutiérrez.
Desembarcó como amigo de Javier Milei y zanjó toda disputa: no respondía a ninguno de los personajes en pugna y era de la mayor confianza del presidente. Pero su estrella se fue apagando con la velocidad de la luz.
Su carácter altivo y aparentemente autoritario, le granjeó rápidamente enemigos. En la Casa Rosada lo llaman despectivamente "Eduardo I" por su proceder autoritario y, como dicen, por su "falta de empatía" con los empleados de la dependencia oficial.
Pero ese es un problema menor. Serenellini comenzó, ni bien arribó a su nuevo puesto, a desplegar una serie de reuniones que en nada se relacionan con las misiones y funciones de un secretario de Comunicación. Entidades empresarias de diversas y a veces curiosas áreas, banqueros, asociaciones agropecuarias, en síntesis, representantes de distintos sectores de la economía y muy poco relacionado con la comunicación.
Un periodista fuera de lo común
El ahora cuestionado funcionario tiene una historia detrás y trata de responder a ella. No es un periodista común al que los medios contraten por su información o su calado social, sería más bien un empresario que compra espacios en medios de comunicación para llevar a cabo negocios publicitarios. Comanda lo que él llamó, el Gruppo Serenellini, con lujosas oficinas en Puerto Madero, con las que no cuentan los grandes e históricos periodistas de la Argentina. Hasta el momento que arribó a su cargo, comandaba las primeras mañanas en Radio Continental, una señal que tiene baja audiencia pero una marca sólida, y según difieren las fuentes, habría abonado entre 7 y 9 millones de pesos por mes para ocupar ese espacio.
Una suma que según los productores consultados, que manejan el negocio de comprar espacios en medios, supera por lejos la media que se paga en una plataforma anticuada como la radio y que devela que los ingresos por su programa al menos debían duplicar lo que abonaba: "nadie paga esa cifra si lo que le ingresa no es el doble, tiene que mantener una estructura es una producción propia, la radio te puede dar los estudios, el operador y algún productor, el resto lo tenés que bancar vos", explica un empresario muy avezado en estas lides.
El problema que estalló en el gobierno, es que varios de estos empresarios que visitaron a Serenellini en la Casa Rosada, e incluso algunos que llevó a reunirse con el ministro de Economía, Luis Caputo, serían los mismos con los que hace años hace negocios con él, en esa curiosa actividad privada que desarrolla. Al menos desde 2012, el ahora secretario de Comunicación estaría relacionado con Alfredo González, presidente de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), al que fomenta y difunde desde que presidía otras cámaras empresarias menores. CAME, ha sido de sus principales auspiciantes en esos espacios que Serenellini adquiere en los medios, y ahora González habría visitado al menos dos veces la Rosada: una para encontrarse con su viejo amigo y otra para que este último, lo lleve a conocer al ministro Caputo.
Otro individuo relacionado al secretario de Comunicación que genera resquemores en el entorno presidencial sería Pablo Fiusa, titular de la Cámara de Empresarios del Software (CESSI). Serenellini era presidente de un Foro Empresario creado por él mismo (su sigla era FOEMA y curiosamente, todo rastro de la misma fue borrado de internet), del que su secretario era Fabio Licenblat, justamente, empresario del software y CEO del grupo CLC, que a su vez integraba el llamado Polo It. El presidente de dicho Polo era Fiusa, quien luego saltó a la presidencia del Cessi. Al momento de hacerlo, en un posteo en la red social Linkedin, le agradece su apoyo a Serenellini y a Lizenblat. El periodista y ahora funcionario, siempre recibió apoyo financiero de esa Cámara empresaria.
Un funcionario sin "pasado"
Causa escozor, en términos generales, que el funcionario en cuestión no tenga pasado. Ni bien asumió el cargo, todas sus habituales publicaciones en la red social X, desaparecieron. La misma suerte corrió su cuenta de Instagram. Además, se dio de baja la página web de Gruppo Serenellini, cuyo link sigue estando en el buscador de Google pero no conduce a ningún lado, y también el FOEMA, fue borrado del mapa. "Mi madre, la cantidad de cosas que debe tener para ocultar este muchacho", se quejaba alguien en el Ministerio del Interior, designado por Guillermo Francos.
Cabe en este punto resaltar que la ley de Ética en el Ejercicio de la Función Pública establece en su artículo 2° que: "Los sujetos comprendidos en esta ley se encuentran obligados a cumplir con los siguientes deberes y pautas de comportamiento ético:… g) Abstenerse de usar las instalaciones y servicios del Estado para su beneficio particular o para el de sus familiares, allegados o personas ajenas a la función oficial, a fin de avalar o promover algún producto, servicio o empresa", lo que pondría al secretario aludido en graves problemas, porque el incumplimiento de las normas de Ética Pública, si no tiene una sanción específica, deriva en el delito de incumplimiento de deberes de funcionario público.
Seguir enumerando los vínculos que Serenellini ha "aceitado" en su nuevo rol público sería ocioso y aburrido, pero, que hay más, hay más. Lo Saben Santiago Caputo y Karina Milei, quienes están totalmente indignados, y lo sabe Javier Milei, quien habría montado en cólera cuando a su regreso de Davos, en medio de la crisis por la discusión de la Ley Ómnibus, sus cercanos colaboradores lo pusieron al tanto de los movimientos de su secretario de Comunicación.
El cargo está en crisis. Hay quienes dicen que el presidente no encuentra un reemplazo porque sino, "Eduardo I" ya habría seguido el camino del ministro de Infraestructura. De ser así, solo es cuestión de tiempo.