Sangrienta toma en La Matanza: cómo manejan la crisis Kicillof y el Gobierno nacional, con Milei fuera del país
Uno de los mayores pensadores de la humanidad, Heráclito, estaba convencido de que la realidad está configurada por la tensión permanente. Denominaba su doctrina como "la tensión de los opuestos", dice que no solo coexisten en tiempo y espacio sino que la fuerza que generan es la que explica el cambio y la transformación del mundo.
Pues bien, Axel Kicillof y Javier Milei son opuestos perfectos que generan una tensión que no puede ni debe romperse porque si eso sucediera, el sistema político nacional se desintegraría.
El deterioro constante de la situación social, el auge de las mafias que toman tierras y corrompen funcionarios públicos, la mano negra de los clanes del narcotráfico tras la depauperación de la sociedad, y el sostenimiento de un precario orden social, están desmintiendo a los voceros interesados en desmarcarse de sus oponentes, y están generando un diálogo constante entre dirigentes de las dos administraciones.
La prueba principal, hasta los hechos luctuosos del domingo en la localidad de González Catán en el partido de La Matanza, fue el diálogo iniciado por referentes del ministro de Gobierno bonaerense, Carlos Bianco, con funcionarios de los ministerios de Interior, Justicia e, inclusive, de Seguridad, comandado por Patricia Bullrich, la dirigente que más aborrece Cristina Kirchner y el kirchnerismo duro.
La razón de esta convivencia forzada al límite es un enemigo que hace tiempo ha salido de las sombras: el narcotráfico.
En Buenos Aires se analiza retirarse de esa lucha ante el evidente fracaso del combate contra el crimen organizado-narco y el temor del gobernador Axel Kicillof por la corrupción de la que son capaces los jefes de las pandillas narcos entre las filas de funcionarios judiciales y policiales.
De manera pública, el mandatario bonaerense sostuvo que las investigaciones sobre denuncias de narcotráfico deberían ser responsabilidad del fuero federal y de las fuerzas de seguridad federales, según la tipificación de la ley 23.737, como sucedía hasta que el ex gobernador Felipe Solá promovió que las investigaciones corrieran por cuenta de las fuerza del orden provincial.
Toma en La Matanza y una ley que desvela a Kicillof
De hecho, la ley promovida por Felipe Sola de "desfederalización" de la norma solo fue aceptada y ratificada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Salta, Córdoba y Entre Ríos. El resto de los distritos continúan delegando a la jurisdicción federal las causas por narcotráfico.
El gobernador de Buenos Aires conoce los riesgos de cortar el diálogo con Javier Milei. Sus propios dirigentes le acercan estadísticas desalentadoras. En los últimos cuatro años fue resuelto solo el 10% de las más de 90.000 causas por infracción a la ley de drogas iniciadas en la provincia.
Por ello, como un preludio a su diálogo cada vez más activo con los funcionarios de la ministra Bullrich, señaló públicamente: "Hay que unificar los delitos de narcotráfico en la esfera federal. Vamos a trabajar con los instrumentos necesarios para que esto vuelva a ocurrir. De otra manera, no vamos a resolver este problema más allá de los esfuerzos del Ministerio de Justicia o de la Policía, porque hay una separación en la cadena de investigación y en el tratamiento judicial de un delito que, al final, es el mismo: narcomenudeo y organizaciones internacionales", afirmó el gobernador Kicillof, el pasado 16 de diciembre en un acto por un nuevo aniversario de la creación de la Policía bonaerense.
El destino bonaerense, en manos del presidente Milei
Ahora bien, la relación de opuestos en estos momentos no es equilibrada. El mayor peso recae sobre Javier Milei porque tiene la motosierra en la mano, realizó una devaluación de la moneda que afectó, aún más, la vida cotidiana en el Conurbano bonaerense y también posee asesores que preferirían "ver arder el Conurbano bonaerense, antes que Kicillof se convierta en una alternativa a la presidencia en el 2027", según explicó en estricta reserva un dirigente de La Libertad Avanza que suele dialogar con los misteriosos Karina Milei, secretaria general de la Presidencia y Nicolás Posse, jefe de Gabinete.
La última palabra acerca de la manera en que se desarrollará la relación con el gobernador del Frente de Todos la tendrá el propio presidente libertario. El mismo asesor confió que "la retórica guerrera de Kicillof y sus contactos con otros gobernadores del peronismo que está llevando adelante su hombre de confianza, Carlos Bianco, son superficiales. La provincia de Buenos Aires no puede darse el lujo de arrojar toneladas de piedras a la Casa Rosada".
Además, de la urgencia por solucionar el conflicto sangriento de las mafias que involucran a las tomas de tierra, el próximo examen de la relación se dirimirá con la Ciudad de Buenos Aires de por medio.
Porque el alcalde porteño, Jorge Macri, ya aviso que quiere que le reconozcan el dinero que la administración de Alberto Fernández le quito por el traspaso de la policía y giró hacia la provincia de Buenos Aires.
Una cifra millonaria calculada en torno a los 350 mil millones de pesos de deuda, según los cálculos de un fallo de la Corte Suprema de Justicia de diciembre de 2022.
El Presidente avisó que "vamos buscar la manera, en este contexto de grave crisis fiscal del país, de vehiculizar que se cumpla el fallo y se pase del 1,4% de coparticipación al 2,95%".
Por ahora, Javier Milei le sigue depositando a la ciudad el 1,4% y debería cargar con el dinero que terminó en la inmensa provincia de Buenos Aires. La cuenta la pagaría el Tesoro Nacional, pero en La Plata temen que parte de ese dinero provenga de recortes a la gobernación bonaerense.
Esa es otra de las tensiones que pondrán a prueba la doctrina heraclitea de los opuestos.