Milei presiona por la Ley ómnibus y tensa la relación con el Congreso al máximo: los riesgos que enfrenta
La palabra es desconcierto. El modo que el presidente Javier Milei ha elegido para relacionarse con los legisladores, en un momento crítico de su gestión, que el mismo ha decidido colocar al principio de la misma, no se parece en nada a los modos y estrategias que los legisladores hayan vivido antes, y padecen una multiplicidad de sentimientos y cambios de humor respecto al Ejecutivo, que no saben cómo resolver.
Por cierto, no nos referimos al kirchnerismo. Los bloques del peronismo mas combativo, que son los mas numerosos en ambas cámaras tienen algo claro: deben mostrarse sobreactuadamente refractarios al presidente y sus políticas, mientras maniobran para dejarle pasar algunas iniciativas. En definitiva, el ajuste hay que hacerlo y mejor que lo haga la derecha.
"Mirá si nos tocaba hacer esto a nosotros con (Sergio) Massa de presidente. ¿Cómo dibujábamos ser oficialismo y oposición al mismo tiempo otro período más? Encima Sergio no es Alberto, no la iba a comer tan fácil. No, mejor así, dejalo a este", dice una autoridad del bloque de diputados del peronismo. A veces, las excusas de los justicialistas para presentar las situaciones como si todo se diese siempre a su favor, parecen sacadas de un libro de autoayuda.
En realidad, estas líneas están mas dirigidas a describir la situación de los legisladores que pertenecen a otros bloques, medianamente voluminosos, que no son exactamente oficialistas, pero no quieren ser obstinadamente opositores, al menos por ahora. Básicamente el PRO, con cerca de 40 diputados (no puede saberse nunca con precisión cuantos son, porque varios amagan con irse en las próximas horas).
Un estilo que incomoda a sus aliados
En ese espacio, la forma despectiva de Milei de relacionarse con el Congreso, incomoda fuertemente. Hay diputados bullrichistas que, por la posición de su jefa, deberían ser un respaldo garantizado para el Gobierno, pero que no están viviendo ningún romance con el modo de gestionar de Milei: "Y, la verdad, que me meta en la bolsa de los acusados de coimeros no me gusta un carajo. Nunca me llevé una coima de ninguna parte, llego cagando a fin de mes, acá el sueldo es bajo, yo ayudo, pero no me maltrates más", explica casi como un ruego uno de esos legisladores.
Otros directamente ya se fueron, recalaron en el bloque que armaron Miguel Angel Pichetto y Emilio Monzo, con casi 30 legisladores, mucho más proclive a la negociación política y al pragmatismo, a "domar" esa impronta agresiva del Presidente. Diputados ideológicamente cercanos al Gobierno, pero con personalidad dispuesta a hacerse respetar, fueron a parar a ese espacio, como Ricardo López Murphy.
Desde ese bloque surgen voces bastante hostiles: "El discurso de espaldas al Congreso el día de la asunción, mostró un Presidente con una enorme debilidad en el legislativo, pero que no entiende que la tiene. Desde ahí, nos trata peor que el kirchnerismo. Acá, con los K, había gente que venía a hablar, a consensuar cosas, a buscar puntos de contacto. Este nos agrede y nos quiere poner a la sociedad de culo, pero el pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representante; a la corta o a la larga, lo va a entender y va a pagar el costo", explica indignado un legislador coyunturalmente pichettista.
El malestar es grande y el paquete de leyes que mandó el Presidente va a ser modificado y bastante en la Cámara de Diputados. No solo por esta situación de incomodidad, sino porque los opositores moderados tienen la excusa de que, en realidad, es desprolijo, está mal redactado, en muchos casos no se entiende el sentido del articulado y en muchos otros tiene defectos de técnica legislativa.
"La ley ómnibus tiene un problema de fondo y de origen: contiene normas que se pueden aprobar por mayoría simple y otras en que la Constitución requiere mayoría agravadas, como la materia electoral. Entonces, cuando vayamos a votar el proyecto en general, ¿qué mayoría debemos considerar? Si en vez de semejante mamotreto desprolijo, nos mandaban dos paquetes, por un lado el que requiere mayoría simple y otro con el que requiere mayoría agravada, lo resolvían; pero no, hicieron cualquiera, ni lo miraron, lo que le dio (Federico) Sturzenegger, lo mandaron, así como estaba", explica un conocedor del reglamento del bloque al que también fueron a parar los diputados que responden a Elisa Carrio.
Prueba de fuego para el radicalismo en el Congreso
El radicalismo está también, buscando el punto de equilibrio en su posición. En esta etapa, en la que Milei tiene, todavía, altos niveles de adhesión social, no quieren mostrarse como una oposición feroz. "Hay que evitar que la acusación de coimeros caiga por acá, porque cualquier cosa que dice este tipo, la gente la está tomando en serio", dice uno de los diputados del centenario partido.
El tema es que sus propias bases exigen que no se respalde cualquier cosa, están convencidas que hay que hacer respetar la Constitución y el republicanismo, dos cosas que al presidente parecen estar importándole bastante poco en su arrasador inicio.
"Y, por otra parte, es hoy mismo cuando tenemos que ir sentando las bases de lo que será nuestro perfil cuando esta aceptación social de Mieli decaiga. El 30% de inflación de diciembre ya impactó. Pero el aumento de las prepagas empieza en enero y sigue de continuado los meses siguientes. En febrero la gente va a tener que pagar las matrículas de los colegios privados. En marzo la nafta va a valer el doble. Ahí vamos a tener que medir cuántos de los que gritaban motosierra el día de la asunción, siguen tan contentos con todo esto. Y no podemos llegar habiéndole dado todo, ni tampoco ponernos ahora en el ojo de la tormenta", dice un estratega de boina blanca.
El radicalismo cree que va a jugar un rol importante en futuro político del país. Que así como en Brasil el péndulo se movió desde Jair Bolsonaro de vuelta a Lula, acá va a pasar algo similar, en poco tiempo, la gente va a volver a pedir un poco de empatía y sensibilidad social desde la dirigencia y que luego del desastre de Alberto Fernández y Massa, ese pedido va a recaer en la UCR, a la que consideran "renovada, liberal, y con potencia política, con dirigentes nuevos como (Martín) Lousteau, (Maximiliano) Pullaro, (Rodrigo) De Loredo, (Carolina) Losada, y varios mas que van a ir surgiendo en los próximos meses", describe un radical experimentado.
La relación de Mieli con el Congreso tiene mucho que evolucionar todavía para adaptarse. Deberá buscar un punto de maduración o tal vez, estallar. "Que llame a un plebiscito si quiere, que sea en abril o mayo cuando la gente ya no soporte más. Si lo pierde, ¿cómo sostiene el Gobierno? Se está basando en la supuesta legitimidad de las urnas para pasarnos por arriba, si las urnas le dicen no, ¿qué le queda?", se interroga otro radical de peso. Es una buena pregunta.