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De presidentes inesperados y cambios sociales: Boric y Milei

El fenómeno de los presidentes inesperados se multiplica en el mundo. ¿Podrá Milei sostener su imagen positiva a pesar de las medidas de ajuste adoptadas?
20/12/2023 - 11:45hs
De presidentes inesperados y cambios sociales: Boric y Milei

El fenómeno de los presidentes inesperados se multiplica en el mundo, aunque en nuestra región, los países con problemáticas sociales, políticas o económicas más severas, han mostrado con mayor énfasis, como la sociedad busca soluciones a sus carencias en este tipo de apariciones fulgurantes. 

Ejemplos en el mundo han sido por ejemplo, el propio Volodymyr Zelensky en Ucrania o Georgia Meloni en Italia, ambos impensados cuando se iniciaron los procesos electorales en su países. El primero porque era un actor de comedia y no un dirigente proveniente de la clase política, y la segunda porque era heredera directa del dictador fascista Benito Mussolini y el anclaje social de dicha ideología parecía de regreso imposible en la península itálica. Pero ahí están, ambos gobernando y Zelensky sorprendiendo, resistiendo una guerra contra la poderosa Rusia.

En nuestra región, Gabriel Boric se impuso en las elecciones presidenciales el año pasado, proveniente del partido comunista, el primer presidente de extrema izquierda desde Salvador Allende, en un país con una sociedad habitualmente conservadora, que oscilaba entre las moderaciones de la centroderecha y la centroizquierda desde la caída del dictador Augusto Pinochet. Gustavo Petro fue también una sorpresa en Colombia, proveniente de los movimientos guerrilleros de izquierda que convivieron en la lucha armada contra los gobiernos constitucionales, con la mayor expresión del narcotráfico que también bombardeaba las instituciones. Pedro Castillo también fue un fenómeno inesperado en Perú, y ahora, Daniel Noboa lo es en Ecuador.

A esa lista de cisnes negros de la política se sumó Javier Milei, del que es ocioso recordar su historia, pero lo cierto es que se trata de un completo outsider de la política que ha accedido al gobierno con una aparentemente importante legitimidad, que le da el haber superado el 55% de los sufragios en un ballotage.

El problema de los presidentes "inesperados"

El problema es que, los presidentes inesperados, fruto de sociedades a la búsqueda de resultados, conviven con los cambios y la impaciencia social. Los electores buscan mejorar sus vidas en tiempos acordes con la velocidad de los cambios y la capacidad de espera de estas épocas vertiginosas. Solo por dar un ejemplo: el promedio de atención sobre los videos en redes sociales promedia hoy los 5 segundos. La gente los mira durante ese tiempo, si los atrae especialmente, se quedan un máximo de 15 segundos. Esa ansiedad se traslada a la exigencia política, pero a la vez, no es conducente con el tiempo que requiere la solución de determinados problemas, por ejemplo, una brutal debacle económica como la que ocurre en nuestro país.

Con problemas, aunque menos profundos, Chile y su presidente Boric, pueden ser un buen ejemplo. El sorprendente y joven presidente obtuvo en la primera vuelta electoral un 26% de los votos, casi dos puntos debajo del derechista José Kast y logró pasar al ballotage, en el que consiguió el 56,8% de las voluntades, derrotando contundentemente a Kast. Durante el primer mes de su mandato, la imagen de Boric creció, alcanzando un sorprendente 75% de imagen positiva entre sus ciudadanos.

El fenómeno de los presidentes inesperados se multiplica en el mundo
El fenómeno de los presidentes inesperados como Boric o Milei se multiplica en el mundo

Cabe un paralelismo acentuado con Milei. El presidente argentino consiguió el 30% del respaldo electoral en primera vuelta, perdiendo con Sergio Massa que se quedó con el 37%, pero se impuso en la segunda vuelta con un porcentaje casi idéntico al de Boric: 55,7%. Hoy, de acuerdo a los analistas, tras sus primeras medidas, su imagen positiva estaría alrededor del 70%. Un camino casi totalmente idéntico, aunque con una ideología diametralmente opuesta.

Los caminos los separa el tiempo: Boric ya lleva un año de mandato y Milei apenas está empezando, pero la proyección del derrotero del chileno podría ser un anticipo complejo de lo que le espera a Milei, con los aditamentos y características propias de una argentina un tanto mas problemática.

La imagen positiva de Boric hoy en Chile, es del 25%, muy cerca de cómo terminó Alberto Fernández y similar a la que tenía Fernando De la Rúa cuando tuvo que renunciar. En el país trasandino estas cosas no suelen pasar, existe un apego mayor a la institucionalidad y la formalidad de los mandatos, pero esos guarismos de imagen en Argentina, podrían en juego decididamente la continuidad del gobierno.

El problema en Chile y su comparación con Argentina

Chile tiene un problema económico mucho menos profundo que la Argentina, pero un problema de ordenamiento social fruto de un conflicto legal, muy profundo: la Constitución vigente de corte pinochetista, deniega derechos sociales básicos. Esto derivó en una revuelta durante el gobierno anterior de Sebastián Piñera y fue desencadenante de la elección de Boric. Pero cuando este, ya en funciones, llamó a Asamblea Constituyente para reformar dicha Carta Magna, la elección la ganó la derecha chilena, liderada por el propio Kast, con el 35% de los votos, mientras que los candidatos de izquierda, de Boric, alcanzaron solamente el 28% de los sufragios.

La cronología sería: Boric fue electo en diciembre de 2021, asumió la presidencia en marzo 2022, y perdió la elección constituyente en mayo 2023. Luego de que esa Asamblea Constituyente dominada por la derecha estuvo lista, se la sometió a plebiscito: la gente que votó una constituyente con tinte de derecha, rechazó el texto constitucional que esa Asamblea elaboró: perdió con el 55% de los votos que se pronunciaron "En Contra". Un verdadero intríngulis interminable, una voluntad popular que es una marea que va y viene.

Pero el tema tiene una interpretación. La legitimidad de origen de Boric es del 26%, lo que obtuvo en esa primera vuelta electoral que lo catapultó al ballotage. Un número bastante similar al que año y pico después, obtuvieron los candidatos de la izquierda a la Asamblea Constituyente. El casi 56% que obtuvo el izquierdista en ballotage, esos 30 puntos porcentuales adicionales son "votó por descarte", antes que ganase la ultraderecha de Kast, se inclinaron por Boric, pero con altos niveles de impaciencia y sin ningún apasionamiento, totalmente dispuestos a mostrarse disconformes en el cortísimo plazo. 

Los guarismos que el presidente chileno obtuvo en segunda vuelta, son similares a los que obtuvo el rechazo a la nueva constitución este fin de semana. ¿Por qué? Simple, porque votar "en contra" o "a favor" es exactamente igual a un ballotage, entonces en el rechazo a un texto constitucional elaborado por la derecha, se volvieron a juntar las mismas mayorías que en la segunda vuelta que consagró a Boric y rechazó a Kast.

 Boric fue electo en diciembre de 2021, asumió la presidencia en marzo 2022, y perdió la elección constituyente en mayo 2023
Boric fue electo en diciembre de 2021, asumió la presidencia en marzo 2022, y perdió la elección constituyente en mayo 2023

¿Qué le depara el futuro a Milei?

Volvamos ahora a la Argentina. Ante esta perspectiva, ¿Cuál es el destino del presidente Milei?. Nuestro país tiene particularidades que no existen en Chile. La principal es el peronismo, aglomerador de voluntades en los sectores más postergados de la sociedad, partido con vocación hegemónica de poder y clásico obturador de políticas de gobiernos que no son de su signo, al punto de buscar desalojarlos del poder en cuanto ven un resquicio o una debilidad.

Sentado esto, el análisis puede ser más claro. Milei tiene poco tiempo antes que su imagen empiece a desmoronarse. El necesario ajuste que está intentando llevar a cabo, multiplicará la inflación y las dificultades de las familias para sobrevivir. Su capital político real, es ese 30% que lo acompañó en la elección general, el otro 26% adicional, que lo respaldo en el ballotage, votó, como suele decirse, con "un broche en la nariz", le dio una mínima confianza, quiso únicamente evitar que vuelva a ganar el peronismo. Si Milei y su equipo no reconocen, aunque sea internamente esa realidad, tienen un problema de autopercepción que los condena. 

Por eso, el sufrimiento por venir que el gobierno viene anunciando, que implicará familias de clase media cayendo en la pobreza y un horizonte demasiado lejano en el que soñar, debe ser acompañado de otras medidas urgentes para mantener su legitimidad social el tiempo necesario. Porque si su imagen se desmorona a niveles inferiores al 25% y llega en esas condiciones a la elección de medio término, es probable que las pierda estrepitosamente y el peronismo haga lo que mejor sabe hacer, después de saquear las arcas públicas.

¿Cuáles son esas medidas urgentes? Muchas son más simbólicas que efectivas, pero la política es un juego de signos y símbolos permanentes. Comunicar con eficiencia un grado de austeridad total en el Estado es sustancial. Exhibir que ninguno de los corruptos que nos llevaron a esta situación "se la lleva de arriba" es ineludible, y por cierto, siempre, hacerlo saber con eficiencia. 

El gobierno de Milei ha planteado una situación económica dramática, producto de los desmanejos de la gestión precedente. Es indispensable que los ciudadanos vean como se enjuicia a los responsables de su padecimiento. Si vamos a empobrecer al 75% de los argentinos, esos argentinos deben ver como los responsables pagan sus culpas. El que las hace, las paga. Lo dijo el Milei candidato y el Milei presidente: tiene que ocurrir y tiene que ser expreso y visible para todos.

Milei tiene poco tiempo antes que su imagen empiece a desmoronarse
Milei tiene poco tiempo antes que su imagen empiece a desmoronarse

La clase media no va a resistir el embate de las medidas

En una entrevista este fin de semana, el ministro de Economía, Luis Caputo señaló: "hasta nos pagamos nuestro propio café". No basta, todos pagamos siempre nuestro café, a menos que lo invite un amigo. Y lo aceptamos con la condición de hacernos cargo del próximo. Es muy poco, hace falta mucho más. Que los funcionarios usen sus vehículos personales, los conduzcan ellos mismos y paguen su combustible, al precio que vamos a hacerlo todo, que bajen sus salarios que pagamos todos, que se reduzca en forma notoria el gasto ocioso incluso en personal estatal, que se denuncien los delitos que nos llevaron a esta situación y a los funcionarios que los protagonizaron, y que todo eso sea bien comunicado porque, de otro modo, será como si no se hubiese hecho.

Incluso así, las chances de que la sociedad resista el embate son pocas. Pero crecen en comparación a si todo sigue igual. Si nadie paga por sus responsabilidades. Tal vez, los argentinos decidamos darnos una oportunidad en esta ocasión, pero depende, en buena parte, de la capacidad del gobierno de hacer todo lo necesario para generar esa resistencia, estos anticuerpos, al dolor indispensable. Sino, lo que nos espera es el camino de Boric, con dicha sinuosidad, pero también con el peronismo al acecho, un fantasma que no debe enfrentar el presidente chileno. Ojalá el presidente pueda comprender, cuál es el camino.

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