Patricia Bullrich, esa "rara avis" de la política argentina
El conflicto político que surge, en relación con el modo en que los dirigentes del PRO van a acompañar la gestión del nuevo presidente, Javier Milei, tiene un origen basado más en rasgos de la personalidad de tales líderes, que en cuestiones estrictamente de orden estratégico o instrumental. En realidad, estos últimos dos elementos son apenas complementarios.
Por como se llevará a cabo ese acompañamiento, es que Patricia Bullrich y Mauricio Macri, se encuentran en una situación de tensión, transparentada por la propia ex candidata presidencial, cuando en pleno programa televisivo le envió un mensaje a Viviana Canosa sencillo y lineal: "Yo no me someto a Mauricio Macri".
El problema con el modo de hacer política de Bullrich esta relacionado con su propia conformación, con su funcionamiento y el de su estructura mental. Es estratégica, tiene visión, elabora y traza planes y los sigue, pero tiene un límite que la gran mayoría de sus colegas del mundillo político no tiene: tiene un estricto respeto por sus compromisos y principios.
Es leal y consecuente, una rara avis en política. Patricia guió a seis millones y medio de personas a votar al ahora presidente electo, Javier Milei, en la segunda vuelta electoral. Si bien Macri participó de la misma medida, su idea es otra, ahora negocia con el libertario, pone condiciones, establece que si no se le da tal o cual cargo que considera clave, su apoyo podría retirarse.
Bullrich por su parte, entiende que el compromiso de haber liderado a semejante porción de la población a respaldar a determinada persona, implica luego apoyarlo e intentar que esa persona no fracase en su cruzada. De lo contrario, todos esos electores que la siguieron y le dieron su confianza, quedan solos, con un presidente desprotegido y condicionado desde todos los ángulos.
A la política en general, le cuesta entender ese concepto. Incluido Macri y muchos dirigentes del PRO en su gran mayoría, aunque no sus electores, los ciudadanos, esos que no están contaminados.
El PRO, una institución joven
El partido que fundó Macri es cierto, es una institución joven, que podría haberse desmarcado de la lógica mezquina y de espaldas a la gente de los partidos tradicionales. Pero eso un trabajo costoso y los dirigentes suelen sucumbir a la tentación.
Los ejemplos abundan y no es el objeto de estas líneas apuntar a nadie en particular, pero, si se observa con un mínimo detenimiento, abundan los políticos del espacio amarillo que acompañaron a Horacio Rodríguez Larreta en las PASO, se hicieron frenéticos bullrichistas para las generales, abrazaron la neutralidad radical de cara al balotaje y, ahora, parecen libertarios desde su nacimiento.
Si alguien la conoce en una charla de más de cinco minutos, sabe que a Patricia no puede pedirle ese típico funcionamiento camaleónico de la política tradicional. No está en su constitución, en su estructura mental. Honra los compromisos por encima de sus conveniencias y de su propio costo personal. Si lo hace en el trato individual, cuanto más cuando comprometió a casi seis millones y medio de personas.
La responsabilidad le pesa a Bullrich, porque frente a la soledad en la que la dejaron de cara a la elección, con los radicales de Gerardo Morales no moviendo un dedo por su postulación y en una campaña de dos meses entre las PASO y la primera vuelta, donde quedó claro que Macri la apoyaba solamente en la última semana después de varias en que no se entendía si su candidato era ella o el propio libertario, es evidente que ese 24% del electorado que la acompañó y que luego en el balotaje respaldó a Milei, está compuesto por ciudadanos que confiaron en "Patricia persona", más que en un espacio que envió un mensaje confuso.
Ésa y ninguna otra es la explicación de por qué Bullrich no va a seguir condicionando a los requisitos que pone Macri, el apoyo al presidente Milei, incluso, cuando ya manifestó abiertamente que, volver al Ministerio de Seguridad, no es lo que más la entusiasma.
Pero, allí la necesita el presidente, un mandatario que necesita urgente, construir poder y consolidar algunos logros iniciales para poder navegar mejor el camino hacia la normalización económica de la Argentina.
Puede gustarle o no al mundillo político, pero esa es Bullrich, así funciona su concepción de la vida. La estrategia tiene un límite: los principios.