Massa arrancó con ventaja el camino al balotaje y Milei mira a Macri en busca de ayuda
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En la foto de largada al balotaje, Sergio Massa luce mejor. La noche misma de la primera vuelta se presentaba en un escenario despojado de liturgias, solo, con el fondo de la bandera argentina y un cuidado y estudiado discurso dirigido quirúrgicamente a capturar voluntades para el 19 de noviembre. Los días posteriores reforzó esta estética ante distintos interlocutores mostrándose casi como presidente electo ante corresponsales extranjeros.
Hace rato en Unión por la Patria le dieron vía libre para ocupar el centro de la escena. El peronismo percibe en él un candidato que ambiciona además la jefatura, intención que nunca amagó Alberto Fernández, ni siquiera en sus días más felices.
Qué pasa en el espacio de Milei
Para Javier Milei las cosas no arrancaron tan aceitadas. El clima del bunker libertario el domingo pasado no podía disimular la decepción. El "León" respondió al "massazo" virando su mensaje de la anticasta al antikirchnerismo manifestando sin disimulos su búsqueda frenética por obtener el apoyo de los votantes de Patricia Bullrich.
Más allá del cambio veloz que tuvo que realizar sobre sus juicios personales respecto de la ex candidata (de montonera asesina a gran ministra de seguridad sin escalas) lo cierto que el giro pragmático tiene elementos más comprometedores para La Libertad Avanza.
El tránsito de la transgresión a la moderación implica el riesgo de perder el atributo que le permitió alcanzar el 30% de los votos en dos oportunidades de la mano de la dolarización y la motosierra. La dificultad que tiene que resolver con urgencia (su tiempo se mide casi en horas) es resetear el discurso sin alterar los principales atributos de la marca.
Una segunda vuelta exige un mensaje claro, una campaña organizada y la proyección de un candidato con la capacidad de poder administrar un gobierno en contexto de crisis.
Parte de la eficacia de la campaña del miedo de Unión por la Patria después de las PASO es que resulta razonable dudar de la gobernabilidad que puede ofrecer un candidato que no dispone de intendentes ni gobernadores propios y que solo contará con 40 diputados nacionales sobre 257 y 8 senadores sobre 72. Transmitir la idea de que puede suplir esas carencias con otros atributos resulta imprescindible. Solo a partir de allí puede elaborar un mensaje que interpele al oficialismo respecto de su posibilidad de lograr en el futuro gobierno lo que no pudo alcanzar en esta gestión.
Mauricio Macri entra en juego
¿Lo ayudará en esa tarea Mauricio Macri? En ese caso cabe preguntarse: ¿la asistencia será explícita y sobre la base de un acuerdo programático con el agregado de equipos y recursos o solo brindará su acompañamiento con algunos gestos simbólicos? No caben dudas de la antipatía del expresidente respecto al ministro candidato, a quien bautizara en su momento como "ventajita". ¿Alcanzará esa animosidad para que dé formalmente un paso que supondrá la firma de la partida de defunción de Juntos por el Cambio?
Curioso el itinerario de esta coalición. Precisamente en el año que logró alcanzar el dominio de diez provincias, desplazando en muchas de ellas al peronismo se encuentra huérfana de conducción nacional y al borde la disgregación. Ya se percibía esta realidad en la dureza con la que se desarrollaron las primarias, pero se manifiesta ahora de manera indisimulable frente a la posición a adoptar de cara a la segunda vuelta.
Para buena parte del radicalismo, el rechazo al libertario es automático pues este se ha manifestado con la mayor agresividad hacia la UCR y sus valores, incluyendo las diatribas hacia Raúl Alfonsín. No son pocos los que entienden natural el apoyo a Sergio Massa con quien tienen la posibilidad en el futuro de negociar en los mismos y amables términos que en el pasado. Otros, más discretos, llamaran a votar en blanco y solo una minoría, en la que prevalece el antikirchnerismo, podrían llevar al cuarto oscuro la boleta de LLA.
Pero difícilmente militen y pongan el cuerpo a la luz del día. La Coalición Cívica de Lilita Carrió ya se abrió y en el PRO, Horacio Rodríguez Larreta expresó contundentemente que nunca acompañaría a "las fuerzas del cielo" que siempre lo condenaron al infierno. La reconfiguración de la política argentina está en pleno proceso y se da a la par del fin de ciclo económico.
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Aunque sea una auténtica paradoja la primera vuelta la ganó el ministro que busca llegar sin colapso al 10 de diciembre para hacerse cargo del cambio profundo que tendrá que implementar para cerrar la etapa que inauguró veinte años atrás Néstor Kirchner. Si triunfa, habrá conseguido imponer "el camino del medio" con el que soñara en el 2015.