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Dolarización acelerada: la jugada de Milei que pone a Massa a la defensiva en el final de campaña

El libertario ya no es un economista opinando sobre un tema técnico, sino un político con una estrategia electoral deliberada y explícita
POLÍTICA - 10 de Octubre, 2023

"El peso no puede valer ni excremento", afirmó Javier Milei en una entrevista la mañana posterior al debate. Esa sola afirmación por parte de quien encabeza las encuestas convierte en anécdotas menores todo los que se pueda haber registrado en la facultad de derecho de la UBA el domingo por la noche.

No se trató de una afirmación aislada o espontánea. La semana anterior se ocupó de señalar que a mayor devaluación del peso, más fácil dolarizar. Todo señala que la motosierra la está utilizando para cortar las posibilidades de Sergio Massa de llegar al 22 de octubre sin la espiralización de la corrida. Aunque el ministro de economía no sea Diego Maradona para decir que "le cortaron las piernas", al menos señalará con pruebas que le quieren serruchar el piso que aún le queda.

El libertario ya no es un economista opinando sobre un tema técnico, sino un político con una estrategia electoral deliberada y explícita: sumar a las condiciones actuales, esto es, la abundancia de pesos por billones, el combustible profético del candidato más votado acerca de la inutilidad de renovar los plazos fijos poniendo en el centro de su discurso la palabra más temida: hiperinflación.

Alta tensión por el dólar: ¿en el amor y en la guerra todo vale?

Para los oficialistas, la conducta es irresponsable y está motivada por el único afán de desestabilizar, en tanto que para los libertarios la responsabilidad de la situación está generada por la política económica del gobierno de Alberto Fernández. La última palabra la tendrán los argentinos en las urnas.

Mientras tanto, hay que seguir la cotización del dólar minuto a minuto, como al rating en el prime time. Es cierto que en nuestro país se ha hecho una malsana costumbre que en las semanas previas a una elección aumente la tensión cambiaria. Pero en esta oportunidad, la magnitud de los problemas y la total incertidumbre política post 22-O resulta en una conducta esperable, tanto en lo que respecta a la huida de los pesos como a la búsqueda de refugio en el dólar.

Las propuestas de LLA con respecto a la dolarización (en cualquiera de sus variantes) adelantan expectativas de cobertura al presente, sumando así estrés a la debilidad de la gestión económica. La sensación de que las medidas que se toman son cada vez más efímeras y dan cada vez menos resultados se anaboliza con las declaraciones libertarias respecto de que a mayor devaluación, más fácil sería dolarizar.

El dólar blue superó los $1.000 tras los dichos de Javier Milei.

Massa, con dólar en llamas y sin reservas en la recta final a las elecciones

Aunque se multipliquen los dólares diferenciales, las reservas igual caen. Se emiten miles de millones de pesos para comprar bonos y letras del Tesoro, pero igualmente hay una salida significativa de inversores de los instrumentos en pesos. También sufren los depósitos en pesos del sector privado. En definitiva, nos adentramos en semanas donde los activos en pesos no encuentran piso y los dólares financieros buscan todo el tiempo un nuevo techo.

Nadie se animaría en este contexto a repetir la frase que hiciera tristemente célebre a un ministro de economía en la década del 80: "El que apuesta al dólar, pierde". No hay Lorenzo Sigaut en el siglo XXI.

En esta coyuntura hostil, el ministro candidato tiene que mantener su competitividad electoral, algo nada sencillo. Si da la pelea es por su tenacidad y audacia, y por la decisión del peronismo de dejarle la cancha libre para que haga y deshaga a voluntad, una ventaja importante, sobre todo cuando se observa que en Juntos por el Cambio sucede lo contrario.

Sergio Massa, consciente que esta es una de sus pocas cartas políticas en esta partida, intenta sacar todo el provecho posible a expensas de Patricia Bullrich, su competidora directa para ingresar en su soñado balotaje. La ex ministra se muestra muy ocupada en relativizar las declaraciones de Mauricio Macri y en motivar a los radicales a que pongan el hombro. 

Mientras tanto, Javier Milei augura el fin del peso y del BCRA lo cual estimula a la única cobertura posible: el dólar.

Medidas para calmar al dólar en medio de la corrida

Toda esta dinámica en el mercado de pesos impactó de lleno en las brechas cambiarias, con mayores incidencias en el dólar blue y el contado con liquidación, donde el Gobierno prácticamente no tiene poder de intervención. Y en aquellos mercados donde tiene esa posibilidad, intenta empantanar la operatoria con nuevas regulaciones.

En medio de la suba de los dólares paralelos, Massa sigue generando medidas para tratar de fortalecer las reservas.

Es la versión económica de la "resistencia con aguante". Al dólar soja se le sumó el dólar Pyme, el dólar Vaca Muerta y, ahora, se rumorea el automotriz. Cada vez son más los sectores que acceden a un tipo de cambio diferencial, dejando prácticamente obsoleta la referencia al oficial.

Por el lado de los pesos, la intervención del BCRA en los mercados de deuda domésticos, sumado al Plan Platita de 1% del PBI anunciado post PASO, se transforman en pesos frescos en la calle que seguirán buscando refugio ante la ola dolarizadora pre electoral.

La primera parte del plan de ingresos se volcará de lleno a la calle en las próximas dos semanas y, por lo tanto, recién ahí tendremos noción de su verdadero impacto.

El Gobierno anunció que se aferra al tipo de cambio fijo hasta el 31/10 y luego vendría un crawling peg (mini devaluaciones periódicas) moderado. Sin embargo, las presiones dolarizadoras no solo afectarán a los tipos de cambio financieros, sino también al oficial.

La deuda comercial se está estresando, ya que en los últimos dos meses (agosto y septiembre) subió u$s5.200 millones.

Los mismos dólares especiales que lanza el Gobierno marcan valores 40% arriba del tipo de cambio oficial. Prácticamente, ninguno de los actores de la economía real espera que el tipo de cambio oficial se mantenga en $350, por lo que crece la presión para que tras las elecciones se reacomode recuperando niveles previos a las PASO.

Resulta evidente que frente a la posibilidad de que triunfe -en primera o segunda vuelta- un candidato que propone dolarizar, los argentinos prefieren ir ganando tiempo.

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